Vuelta a casa de mi hija | Crítica

Mustio vodevil francés

Josiane Balasko, protagonista de esta lamentable comedia gala.

Josiane Balasko, protagonista de esta lamentable comedia gala.

De cuando en cuando, algunas comedias francesas le levantan la moral al cine español en sus horas más bajas y formularias para el género. Es el caso de esta Vuelta a casa de mi hija, cuyo sentido del humor hay que buscar sin mucho éxito hasta debajo de las alfombras de sus casas de decorado televisivo, vistosos colores y mobiliario de estreno, nuevo producto a la medida de la popular Josiane Balasko y su supuesta vis cómica madurada al paso de los años y sus personajes, que no pueden ser ya otros que los de la madre metomentodo o la suegra insoportable.

Es precisamente ese el rol de la actriz en este mustio vodevil acartonado sobre la imposible convivencia intergeneracional y el cambio de roles entre madres e hijas/os en fechas próximas a la Navidad, tal vez el único elemento que explique que una cinta tan mediocre haya llegado a estrenarse en España. Si, por despiste o error, entran ustedes en una sala a verla, podrán comprobar muy pronto cómo sus hechuras de teleserie aseada y sus tres o cuatro cándidos chistes sobre lo tradicional y lo moderno, el deseo a la edad tardía, las terapias de pareja o los albañiles inmigrantes no justifican ni mucho menos la hora y media sobre ese incordio universal que son las visitas familiares de más de una noche. Avisados quedan.    

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