Objetivo: Washington DC | Crítica de cine

Butler vuelve a triunfar como Mike Banning

Gerard Butler, en la nueva entrega de la serie 'Objetivo'.

Gerard Butler, en la nueva entrega de la serie 'Objetivo'.

Película a película Gerard Butler ha logrado crearse un género propio, al estilo Liam Neeson (y tal vez no sea casual que uno de los guionistas de esta película sea el de la serie Venganza de Neeson). Porque además de ser el fantasma de la ópera en la versión cinematográfica de la famosa comedia musical, el musculado Leónidas de 300, el pandillero de RocknRolla, el vengador de Un ciudadano ejemplar, el Tulio Aufidio del Coriolano de Fiennes –y ya son papeles y películas distintas hasta lo opuesto–, Butler encontró el filón de interpretar al agente Mike Banning –creado por el guionista Creighton Rothenberger– en Objetivo: la Casa Blanca (2013), Objetivo: Londres (2016) y ahora en Objetivo: Washington D.C..

Lo que no le ha impedido sumar en los seis años que dura la serie otros títulos notables y muy distintos como Keepers: el misterio del faro –una de sus mejores interpretaciones– o practicar otras variantes del cine de acción como Hunter Killer. Caza en las profundidades. Lo suyo es un manual de supervivencia en tiempos más difíciles para los actores que el sistema de los estudios: el mercado es un patrón más duro y menos previsible que Jack Warner o Louis B. Mayer. Así que con inteligencia Butler no permite que se olvide que es un muy buen actor interpretando caracteres fuertes en unas pocas buenas películas y se mantiene en la cresta de la ola actuando en máquinas más bien toscas de hacer dinero.

Su primera incursión en lo que de momento es la trilogía Objetivo la dirigió Antoine Fuqua, la segunda Babak Najafi y esta tercera Ric Roman Waugh, autor, entre pantallas y plataformas, de un correcto thriller (La próxima víctima) y dos rutinarias pero eficaces películas carcelarias (Criminal y Shot Caller). Director de oficio especializado en el músculo y la testosterona –ha dirigido a Dwayne Johnson, Val Kilmer y Nicolas Coster-Waldau– cumple aquí lo que se le encarga: una entretenida película-tebeo de exagerada acción en la que el agente Banning, ahora un tanto otoñal y reflexivo, es perseguido al ser acusado de conspirar contra el presidente después que este sufra un ataque con drones que lo deja en coma. Sin su poderoso amigo y valedor el alicaído pero invencible Banning deberá a la vez demostrar su inocencia y, como siempre, salvar al presidente de las conspiraciones que pretenden enfrentarle a él.

La película se refuerza con secundarios de excepción, porque son actores de primera, como el siempre grande Morgan Freeman (el presidente en las tres entregas), un sorprendente Nick Nolte y unos excelentes Tim Blake Nelson y, sobre todo, Danny Huston. El resultado es tan previsible y rutinario como entretenido. Y la taquilla, que lideró en USA tras su estreno, da la razón a esta prolongación de las aventuras de Banning que, disparates, efectos y luchas aparte, tiene en Gerard Butler su principal activo

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