Cliff Walkers | Crítica

Una de espías en la nieve

Una imagen del nuevo filme del chino Zhang Yimou.

Una imagen del nuevo filme del chino Zhang Yimou.

Cada vez más acomodado en un cine de género y formas academicistas que alguno puede confundir con neoclásicas, el otrora interesante Zhang Yimou entrega aquí un nuevo título para el mercado internacional (ya tiene otros dos listos para 2023) ambientado en la China pre-revolucionaria de los años 30, más concretamente en el Estado títere de Manchukuo bajo dominio japonés, para desplegar sus dotes de estilista más pendiente del diseño de vestuario y las escenografías de época que de la puesta en escena o la claridad narrativa en una trama de espionaje cruzado que por momentos deviene un auténtico galimatías.

Dedicada a los “héroes de la Revolución” y con un trasfondo indisimuladamente nacionalista, su película asume maneras de producción de estudio y ambientación histórica al detalle aunque no consigue quitarse de encima esa sensación de impostura de las formas de un género (el del thriller de espías, agentes dobles, códigos secretos y operaciones encubiertas) que en realidad no se domina.

Ni la dirección errática (Yimou es capaz de lo mejor y también de lo peor), ni el montaje, ni los actores-estereotipo funcionan armónicamente en un filme que se entrega a los brotes de violencia y a un par de largas secuencias de acción y persecuciones en la ciudad modernista de neón y cines-palacio entre sombreros de ala ancha, abrigos negros y toneladas de nieve artificial que terminan siendo el principal sello visual de la película. A los postres, como en la también reciente Un segundo, Yimou no puede obviar la necesidad de rematar el viaje glamuroso al pasado con un final blandengue y sentimental.