83 años de 'Tiempos modernos' de Chaplin

Una denuncia social sin palabras

  • Tal día como hoy de 1936, se estrenó la última película muda: 'Tiempos modernos', de Charlie Chaplin, una obra de autor que refleja la excesiva automatización del trabajo, una preocupación muy actual

Charlot vive en sus propias carnes los horrores del capitalismo.

Charlot vive en sus propias carnes los horrores del capitalismo.

Tornillos, tuercas, máquinas sin alma, trabajo en serie, deshumanización, tapones que se colocan en las botellas a golpe de mecanismo programado... El debate internacional sobre los límites de la inteligencia artificial, tan de actualidad, ya fue el leitmotiv de una obra maestra cinematográfica de principios del siglo XX, Tiempos modernos (Charles Chaplin, 1936) que tiene la curiosidad de ser la última de una especie ya extinta (salvo alardes de autor del tipo The artist, dirigida por Michel Hazanavicius en el año 2011, o la española Blancanieves, de Pablo Berger, de 2012): el cine mudo.

Extenuado por el rodaje de Luces de la ciudad, Chaplin se ausenta de Estados Unidos 18 meses, tiempo en el que realiza una gira por distintos continentes en los que intercambia conocimientos con Churchill, Keynes, Einstein y Gandhi. Cuando regresa a su país, duda en acometer la producción de una nueva película muda (hacía ya casi 10 años que se había estrenado El cantor de jazz). Solo su relación sentimental con la actriz Paulette Godard consigue sacarlo de una profunda melancolía.

Charlot entra en pánico por culpa del trabajo en cadena. Charlot entra en pánico por culpa del trabajo en cadena.

Charlot entra en pánico por culpa del trabajo en cadena.

A raíz del crac de Wall Street de 1929, el vagabundo Charlot simboliza la miseria vinculada al paro. Entonces, Chaplin se compromete con el New Deal, emprende la redacción de un ensayo idealista sobre economía y publica en la prensa sus opiniones izquierdistas próximas al presidente Roosevelt. En ellas, expone su temor a que "el capitalismo y el recurso a la mecanización en la producción agraven el paro" (estos artículos y las escenas de algunas de sus películas le costaron, años después, ser presa de la caza de brujas del senador Joseph McCarthy).

Escena de la cadena de montaje de 'Tiempos modernos'.

Entre estas preocupaciones sociales y políticas se va perfilando Tiempos modernos. Chaplin empieza la producción en octubre de 1934, más de tres años después de su filme anterior. Al principio de la película, el vagabundo forma parte de un entorno social: es un obrero de una fábrica en cadena cuyo trabajo le impone un ritmo que le aboca inexorablemente a la locura.

Las primeras secuencias, de un nivel antológico incomparable, cristalizan el gran arte burlesco de Chaplin, tan hilarante como intensamente violento: los espasmos que convulsionan el cuerpo de Charlot son la expresión, a la vez cómica y aterradora, del modo en que el taylorismo (un método de organización industrial cuyo fin era aumentar la productividad y evitar el control que el obrero podía tener en los tiempos de producción) aniquila física y moralmente al trabajador.

La escena final de 'Tiempos modernos'. La escena final de 'Tiempos modernos'.

La escena final de 'Tiempos modernos'.

Recurrir al cine mudo en Tiempos modernos permite a Chaplin radicalizar su análisis profundo de la sociedad, que concreta no tanto en una crítica del capitalismo como en una observación muy pesimista de la automatización del individuo. Y eso que todavía faltaban más de 70 años para el invento del smartphone.

El vagabundo, en compañía de su inseparable Paulette Godard, lucha por la supervivencia en un mundo sombrío, caldo de cultivo de la Segunda Guerra Mundial. Charlot siempre se convierte en ese desengrasante que hace la vida más feliz a los que le rodean, independientemente de los torbellinos, rayos y truenos que caigan a su alrededor.

Se emplearon algunos efectos sonoros, como música, cantantes y voces provenientes de radios y altavoces, así como la sonorización de la actividad de las máquinas. Al final puede oírse brevemente la voz de Charlot. Era el fin de una era, el adiós a Charlot y el preludio de la gestación de la gran obra bigger than life de Chaplin: El gran dictador. El resto es historia y leyenda del cine.

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