Tribunales Cádiz

Los acusados por el crimen del Churrero, a juicio 15 años después

  • La Fiscalía solicita 30 años de cárcel para cada uno de los tres procesados.

  • Un cuarto implicado era menor de edad a la fecha de los hechos y no se sentará en el banquillo.

Bernarda y José Manuel Romero, hijos de las víctimas, reclamaron en 2012 la reapertura del caso.

Bernarda y José Manuel Romero, hijos de las víctimas, reclamaron en 2012 la reapertura del caso. / Paco Periñan.

La madrugada del 23 de septiembre de 2004, Chiclana quedó sacudida por uno los crímenes más crueles sucedidos en la ciudad. Antonio Romero, de 78 años, y su esposa Manuela Núñez, de 79, recibieron una brutal paliza dentro de su propia casa por parte de unos desconocidos que, con el propósito de robarles sus pertenencias, los maniataron y los golpearon con una barra de hierro por todo el cuerpo en repetidas ocasiones. Antonio, conocido churrero de la localidad chiclanera, perdió la vida esa misma noche. Manuela sufrió importantes lesiones.

El próximo lunes, más de 15 años después de lo ocurrido, los tres procesados por el conocido como el crimen del Churrero acudirán a la Audiencia Provincial de Cádiz para ser juzgados por los delitos de asesinato, robo con violencia en casa habitada y lesiones con instrumento peligroso. La Fiscalía de Cádiz solicita para cada uno de ellos la pena de 30 años de prisión así como que indemnicen a los hijos de las víctimas en la suma total de 151.000 euros.

Se da la circunstancia de que en este caso hay un cuarto implicado que, sin embargo, no se sentará en el banquillo de los acusados dado que a la fecha de los hechos, en 2004, era menor de edad. En principio, está previsto que esta persona declare en la vista oral pero solo en calidad de testigo.

La esposa falleció en 2016 "sin que se haya apreciado nexo causal con la agresión"

Según sostiene la Fiscalía en su escrito de acusación, la noche del 23 de septiembre de 2004, sobre las cuatro de la madrugada, los tres encausados –nacidos en Macedonia, Bosnia Herzegobina y Kosovo, respectivamente– acudieron encapuchados al domicilio ubicado en la calle Álava número 5, el del matrimonio conformado por Antonio Romero y Manuela Núñez. A través de terceros, los procesados habían conseguido saber que en esa vivienda había una caja fuerte, dinero y joyas.

Por ello, prosigue el fiscal en sus conclusiones, puestos de común acuerdo y a sabiendas de que el matrimonio se encontraba durmiendo, los asaltantes entraron en la casa. Uno de ellos “saltó por la pared del patio interior y abrió la puerta al resto”.

Así, “valiéndose de su superioridad numérica y en ejecución de un plan previo en el que se repartieron las tareas”, los acusados irrumpieron en el domicilio de los ancianos. A.S. y el menor antes citado, apunta la Fiscalía, se dirigieron a la habitación donde dormía Manuela. Una vez allí, “le amarraron las manos con una correa y la golpearon con una barra de hierro en repetidas ocasiones en la cabeza y en el resto del cuerpo”.

Mientras, F.M. y E.B. “sorprendieron a Antonio Romero cuando dormía en otra habitación de la vivienda”. “Con la intención de ejercer toda la fuerza posible contra él”, estos dos procesados “le ataron las manos a la espalda con un cordón de cortina para minimizar su capacidad de reacción, de defensa o de pedir auxilio”. Acto seguido, “lo golpearon por todo el cuerpo con la barra de hierro” al mismo tiempo que le preguntaban “insistentemente y cada vez que lo apaleaban” por la apertura de la caja fuerte.

Tras registrar la vivienda, los encausados se llevaron 7.000 euros y abandonaron a sus dos moradores maniatados, expone la acusación pública.

Aproximadamente a las nueve de la mañana del día siguiente, Antonio Romero, que continuaba atado, fue hallado sin vida. Su esposa había conseguido desasirse de la correa y se encontraba en estado de shock por los hechos ocurridos la noche anterior.

Una agresión mortal

El escrito de acusación recoge que Antonio Romero falleció esa madrugada “principalmente” debido a la destrucción funcional de sus centros vitales nerviosos y, “secundariamente”, a una hemorragia subdural y aracnoidea del tronco encefálico junto con un edema cerebral consecutivo a un traumatismo craneoencefálico. Tal y como precisa el fiscal, “dicho trauma craneal fue originado por el mecanismo contusivo de golpe y contragolpe”. Asimismo, señala que “las soluciones de continuidad a nivel de ambos pulmones fueron por el impacto de fragmentos costales en el tejido pulmonar, tras romperse la pleura parietal, lo que dio lugar a un cuadro de insuficiencia respiratoria aguda”.

Por su parte, Manuela Núñez sufrió una herida inciso contusa en la región parietal derecha y en la región temporal izquierda, entre otras lesiones. Tardó en curar 341 días, de los que seis estuvo hospitalizada y 245, impedida para sus ocupaciones habituales. Manuela falleció el 6 de junio de 2006 “sin que se haya apreciado nexo causal con la agresión sufrida”.

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