Ni un mes después de que el grupo de Estupefacientes decomisara 500 kilos de hachís en una vivienda del Príncipe, ayer se produjo un nuevo golpe contra el tráfico de esta droga. A primera hora de la mañana, y contando con la orden judicial pertinente, agentes de la Policía Nacional adscritos a la UDYCO-Estupefacientes, se incautaban de 165 kilos de hachís ocultos en el interior de otra vivienda-zulo de la barriada.

En la operación se consiguió la detención de una persona, pero otra consiguió huir del lugar. La Policía no la da por cerrada y de hecho espera la práctica de nuevas detenciones en las próximas horas, según ha confirmado la Delegación del Gobierno en una nota de prensa difundida en la tarde-noche de ayer.

Esta intervención forma parte de los seguimientos que está llevando a cabo esta fuerza de seguridad en aquellas barriadas que son susceptibles de servir para la ocultación de droga. Además de en el Príncipe, se mantienen activos operativos en otros puntos de la ciudad como el Recinto, la zona de Rosales-Juan Carlos I o Hadú.

La droga es almacenada en zulos preparados en viviendas que cuentan con garaje o subterráneo unido a la planta. El hachís es introducido por la frontera del Tarajal y trasladado directamente en vehículo hasta estas viviendas. En los bajos se produce la descarga de los fardos que es trasladada hasta el piso de la vivienda en donde se organiza la distribución, según ha informado la Jefatura.

La salida de la droga se lleva a cabo a través de culeros o en dobles fondos que son habilitados a los vehículos que luego embarcan con el hachís. Para ello se acostumbra a hacer uso de máquinas envasadoras que persiguen aminorar el olor que desprende el hachís para burlar los controles ejercidos por la Benemérita con ayuda de los canes del Servicio Cinológico.