Historias de Algeciras

Un voluntario algecireño (y IV)

  • El 8 de junio de 1923 el Ayuntamiento algecireño, en sesión plenaria, acordó cambiar el nombre de la calle Buenaire por el de Ucea Cerdán, en honor a la memoria del soldado caído

El Consistorio local decidió cambiar el nombre de la calle Buenaire por Ucea Cerdán (1923).

El Consistorio local decidió cambiar el nombre de la calle Buenaire por Ucea Cerdán (1923).

Y según refiere documentalmente sobre la llegada del algecireño regimiento: "A las 11 h de aquel día hizo el Batallón de Extremadura su entrada en la población, mezclado con el pueblo que le vitoreaba, con las flores que desde los balcones manos amorosas arrojaban a su paso, marchaban gallardos, satisfechos al son del pasodoble Las Corsarias (Banderita), el mismo que les despidió meses atrás, cuya música producía en los rostros de todos intensa sensación, la tristeza de la marcha y la alegría del regreso. Al pasar la tropa por la Plaza de la Constitución, se cantó en la Parroquia, con asistencia de aquella, un solemne Te Deum marchando después al Cuartel del Calvario. Al medio día se obsequió a la tropa con un banquete en el pintoresco paseo de Cristina, compuesto de diferentes platos, postres, vinos y habanos, costeado por el Ayuntamiento y las sociedades recreativas”.

Cinco días antes de estos festivos días, concretamente la cuarta jornada del florido mes, se había inaugurado el llamado Hospital de Refugio o instalaciones del Hospital de la Cruz Roja, desarrollándose el acto del modo siguiente: "Regida por una comisión al frente de la cual se encontraba en calidad de Presidente el Alcalde de Algeciras Iltmo. Sr. Don Pedro Mónaco de Torres, y como Secretario el Capitán de Infantería don Luís López Ortíz de Saracho, puesto a disposición del Ramo de Guerra para la asistencia de los individuos del Ejército, enfermos o heridos en la campaña de Marruecos. Se componen dichas instalaciones de las salas Victoria Eugenia y Alfonso XIII, con diez camas cada una y muebles y accesorios (mesas de noche, sillas, lavabos, etc.) necesarios para cada cama y un gabinete salón de lectura y escritura denominado sala del General Miller que sirve de local de reunión fuera de los dormitorios, comedor, cocina, cuarto de baño y retrete. Al indicado acto inaugural asistieron el Excmo. Sr. General Gobernador Militar interino don Ángel Rodríguez del Barrio, los indicados Presidentes y Secretarios de la comisión Sres. Mónaco y Ortíz de Saracho, los presidentes de las sociedades Casino de Algeciras y Círculo Mercantil, cuyas entidades han donado las camas, representación del Ejército compuesta por los primeros jefes del Cuerpo de esta guarnición, Junta de Señoras de la Cruz Roja, compuesta por las señoras de Morón, Ashtom, Saracho, Bedmar, y viuda de García Mier; Junta de Caballeros de la misma institución, don Ventura Morón, don Ricardo Rodríguez Gamba, don Alberto Costa y prensa local, siendo bendecidos los locales por el Arcipreste y Cura Párroco don Cayetano Guerra".

Prosiguiendo el texto consultado: "Los invitados fueron una vez celebrada la ceremonia, obsequiados con pastas y jerez, siendo en todos unánimes el elogio a las instalaciones, y particularmente a la incansable labor de la Comisión tan beneficiosa para Algeciras y que a tan elevado concepto la han puesto. Tenemos entendido, cosa que creemos muy justa ya razonada, que la Comisión del Partido de la Cruz Roja, y en su nombre el Presidente de la misma, don Ventura Morón, han elevado oficio al Excmo. Sr, Delegado Regio de la Cruz Roja Española en Madrid, haciéndoles resaltar los constantes trabajos del Secretario de dicha Comisión, Sr. Ortíz de Saracho, bajo cuya dirección desarrollada con gran competencia y cariño, se ha efectuado la instalación de las indicadas dependencias, así como proponiendo la concesión del Diploma de Gratitud para las sociedades Casino de Algeciras y Círculo Mercantil, donantes de las Camas, y para los señores don Manuel Patricio Ragel y don Ricardo Casero, donantes también, respectivamente, de la instalación y cuanto se necesite para el alumbrado de la fábrica de la electricidad de la cual es propietario, y la vajilla cristalería y cubiertos para el comedor. Nuestra felicitación a los señores Mónaco y Ortíz de Saracho, a quienes alentamos para que sigan rindiendo tributo de admiración a nuestro valiente Ejército de operaciones al mismo tiempo que honrando y sosteniendo el prestigio de nuestra histórica Ciudad de las Conferencias".

Cinco días antes de la llegada del regimiento se inauguró el llamado Hospital de Refugio

De regreso a los actos de celebración por el regreso del algecireño regimiento, comentar que también hubo un recuerdo para los caídos del batallón: "El día 11 a las 10 de la mañana, se celebraron en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Palma, con asistencia de las autoridades militares y civiles, solemnes funerales por el eterno descanso de las almas del Capitán D. Francisco Menéndez-Arango Detrell, Sargento José Romero Urda; Soldados: Alejo Morcillo García, Manuel Villalón Quirós, Fidel González Ramos, Pascual Gómez Bacete, Sebastián Roca Font, Tomás Fernández López, Juan Ruiz Sojo, Rafael González Muñoz, Juan Parra Roche, Juan Conde Morales, y Domingo Ganduillo Fernández, muertos gloriosamente durante los combates librados en territorios de Melilla y pertenecientes al batallón expedicionario del Extremadura".

BOE que concede una pensión anual de 431,25 pesetas a la madre del cabo Ucea (1923). BOE que concede una pensión anual de 431,25 pesetas a la madre del cabo Ucea (1923).

BOE que concede una pensión anual de 431,25 pesetas a la madre del cabo Ucea (1923).

Prosiguiendo el texto consultado: "El mismo día 11, a las 12, el Excmo. Ayuntamiento obsequió con un vino de honor a los señores Jefes y Oficiales del Batallón expedicionario del Extremadura. Asistieron todos los del Regimiento de Extremadura y de los Cuerpos y Armas de la guarnición, autoridades civiles y demás funcionarios del Estado que prestan servicios en Algeciras, presidentes de sociedades, prensa local y casi todos los concejales". Posteriormente, el Alcalde ofreció el vino de honor de la forma siguiente... 'Después del grandioso recibimiento hecho al batallón expedicionario del Extremadura expresión de los sentimientos de toda Algeciras, resultaría pálido cuanto pudiera manifestar en este acto. Aunque tuviera condiciones oratorias de las cuales carezco y por ello me limito a rogar a los Sres. Jefes y Oficiales de dicho batallón, acepten el homenaje como testimonio de cariño, admiración y respeto a los heroicos militares que se han sacrificado una vez más en defensa de la Patria que les guardará profunda y eterna gratitud'. El General Excmo. Sr. D. Ángel Rodríguez del Barrio, en frases elocuentes y sentidas, agradeció el homenaje rendido a Jefes y Oficiales del batallón del cual ostentaba la representación. El acto fue amenizado por la banda de música del Regimiento, bajo la dirección del maestro D. José Mateos".

Y mientras todos estos actos de inauguraciones y celebraciones se desarrollaban en nuestra ciudad, a nivel nacional se intenta involucrar a la figura de la mujer (tradicional y permanentemente ninguneada, recordemos que faltaban aún diez años para que pudiera alcanzar el derecho al sufragio en 1931), en la ola patriótica que vive el país, publicitándose en nuestra ciudad, el siguiente panfleto... "Un problema importante en España, en nuestra adorada tierra, es la enseñanza, la educación patriótica de la mujer. No es solamente importante, sino también necesario. Y esta necesidad e importancia se deriva de la siguiente pregunta: ¿Qué hombre ha podido olvidar las palabras, frases e ideas y oraciones que le enseñó su madre, mientras le mecía en su dulce regazo? ¡Ninguno! Conviene la enseñanza patriótica de la mujer. Para que esta inculque a sus hijos el amor patriótico por medio de cuentos, de narraciones e historias, o bien cantándole himnos, canciones que hablen de Patria, mientras lo adormecen en sus brazos. Y estas ideas quedan agarradas al corazón del niño, del hombre del mañana, de una manera fuerte, inseparable, atadas por hilos invisibles lo mismo que el alma está unida al cuerpo del cual no se separa sino con la muerte".

A nivel nacional se intenta involucrar a la figura de la mujer en la ola patriótica que vive el país

Prosiguiendo el citado documento... "Pues bien; esas ideas pronunciadas por los labios de una madre y recogidas por el tierno corazón de su hijo, no se han de separar sino también con la muerte. ¿Veis pués la importancia de la enseñanza patriótica de la mujer? La mujer es la que dá sus hijos para la defensa de la Patria, de tal manera enseñados que cuando España tenga alguna dolencia digan sus hijos ¡Voy a socorrer a España, mi segunda madre que está enferma, decaída, y no esperar que la Patria le diga...¡Hijos venid a socorredme! Esto parecería que España iba decayendo por causa de sus hijos que la olvidaban. ¡¡Madres españolas; inculcad a vuestros pequeños el amor a la Religión, a la Patria y al Deber, y habréis hecho la obra más grande ante los ojos de Dios y de la Patria, la cual acogerá a esos pedazos de vuestras entrañas bajo los pliegues de su manto que es la Bandera sagrada!!". La voluntariedad y patriotismo del joven artillero algecireño José Ucea, y ni tan siquiera la nada dudosa actitud de madre sufrida y patriótica de señá Rafaela, necesitaron del demagogo y rancio discurso.

Comienzo del informe de Reig que formará parte del famoso Expediente Picasso. Comienzo del informe de Reig que formará parte del famoso Expediente Picasso.

Comienzo del informe de Reig que formará parte del famoso Expediente Picasso.

Volviendo a las jornadas de celebraciones, un nuevo agasajo tuvo como escenario el edificio municipal, donde: "La sala de sesiones del Ayuntamiento presentaba un aspecto espléndido. En el centro, la mesa, cubierta de exquisitas pastas y copas de Jerez; a la derecha el escudo del Regimiento de Extremadura, y por doquier flores colocadas con admirable maestría. Fue muy felicitado D. Manuel Pérez Petinto, Secretario de la Corporación, como director del exorno de la sala y confección de los dulces; así como su distinguida esposa, su encantadora hermana política Mercedes García de Haro, y la simpática señorita de Izquiano, que aportaron a la obra su delicado gusto artístico". Días después: "En el Hotel Reina Cristina se celebró un banquete popular en honor a los Jefes y Oficiales del batallón del Extremadura".

El Alcalde rindió tributo con sus palabras al batallón expedicionario de Extremadura

José Ucea, el soldado voluntario algecireño no volvió, no tuvo quién le dijera en su momento: "Solo los muertos saben si vale la pena morir por todas esas cosas que suelen decirse" (Dalton Trumbo, film Johnny cogió su fusil. 1971). En honor a su memoria, su sacrificio no fue olvidado en su tierra natal. El día 8 de junio de 1923, y en sesión plenaria, el Ayuntamiento de Algeciras decidió, como así también lo hizo con otros héroes locales en distintas fechas, cambiar el nombre tradicional de la calle Buenaire, por el de calle Ucea Cerdán. El tiempo y el peso de la tradición, unido a cierta falta de interés municipal, hicieron posible que aquel acuerdo plenario quedara en el olvido; circunstancia que no aconteció en otras algecireñas vías. El Estado tampoco se olvidó de José. Y así en el Diario Oficial del ministerio de la Guerra, núm. 190, de fecha 30 de agosto de 1923, página 796, le concede a doña Rafaela Ucea, por su condición de madre, según expresa el apartado correspondiente, la pensión de 431’25 pesetas, cantidad esta que tasaba el dolor de señá Rafaela por la pérdida de su hijo. Y todo esto sucedía mientras las niñas cantaban a la comba... "Pobrecitas madres, cuánto llorarán al ver que sus hijos ya no volverán".

Fuera del simple contexto municipal, el nombre de aquel valeroso cabo algecireño pasaría a engrosar el gran listado de víctimas que quedarían retratadas para la historia en el resultante trabajo de investigación liderado por el general Picasso. El duro informe del oficial de artillería Reig, unido a otro sinfín de declaraciones así lo dejaría plasmado. Y la guerra seguía al otro lado del Estrecho, y una y otra vez, las solidarias y patrióticas gentes de Algeciras seguían acompañando con sus voces, unidas a la de los soldados que seguían embarcando hacia el norte de África, los sones de la banda militar que rutinariamente los despedía, interpretando por aclamación popular, aquella composición llamada Las Corsarias, pero que todo el mundo ya conocía por Banderita, y que comenzaba... "Allá por la tierra mora, allá por tierra africana...".

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