Flamenco

El flamenco vive su día con asignaturas pendientes en el Campo de Gibraltar

  • La música más emblemática de Andalucía celebra su fecha en una comarca en la que hay altibajos organizativos

El cantaor algecireño Perico El Pañero con Antonio Carrión a la guitarra en la Bienal de Canela 2018

El cantaor algecireño Perico El Pañero con Antonio Carrión a la guitarra en la Bienal de Canela 2018 / Jorge del Águila

El flamenco fue consagrado un 16 de noviembre de 2010 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco. Esa fecha hace que, cada año, estos días se llenen de conmemoraciones y actividades sobre la que es la principal seña de identidad cultural de Andalucía. El Campo de Gibraltar es, aunque para muchos pase como algo desapercibido porque nunca se han acercado a esta música, un enclave decisivo del flamenco. Y no solo por su pasado, sino por su actualidad más candente. La realidad es muy dispar según qué lugares. Toca analizarla en estos días señalaítos.  

Algeciras, La Línea y San Roque son las tres localidades que mantienen un mayor pulso vital flamenco. En estos municipios hay un importante elenco de cantaores, bailaores y tocaores y, en los tres, las peñas flamencas mantienen con mucho esfuerzo y ayudas públicas muy justas (el apoyo de la iniciativa privada es aún una asignatura más que pendiente) sus programaciones de actividades.

Los Barrios le sigue de cerca pero sus actos son más esporádicos porque tienen menos cantidad de socios con los que sufragar recitales. La Línea, muy pujante, acaba de celebrar su tercer congreso Antonio El Chaqueta, que en este 2019 ha estado dedicado a los orígenes del flamenco. Y Algeciras se acerca a la XXVII Palma de Plata, cita para homenajear el 29 de noviembre en el teatro Florida a tres emblemáticas cantaoras: Tía Juana la del Pipa, Inés Bacán y Dolores Agujetas. El Ayuntamiento algecireño ha impusado para este viernes y sábado una programación que arranca este 15 de noviembre a las 12:00 en el centro documental José Luis Cano. 

El flamenco campogibraltareño tiende, como el del resto del mundo, a vivir peligrosamente en una cierta ensoñación triunfalista. Y hay razones para todo lo contrario. Tarifa y Jimena vieron perderse sus peñas y actos y los aficionados de ambos no son capaces de remontarlas y en Castellar de la Frontera está solo la Luna Flamenca. San Martín del Tesorillo, localidad recién nacida, es melón flamenco por calar. 

Lo jondo en la Bahía en la que nació Paco de Lucía y vivió Camarón de la Isla sigue funcionando a impulsos. La mejor muestra se vivió el pasado verano. El equipo de gobierno saliente de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar y las peñas no previeron con tiempo la organización y continuidad del festival comarcal, que había vivido ediciones en Algeciras, La Línea y Los Barrios en 2016, 2017 y 2018.

Le tocaba en 2019 a San Roque, el equipo de gobierno entrante de la Mancomunidad no reaccionó a tiempo para que no se perdiese y, como podría decirse de forma muy flamenca, la localidad campogibraltareña más fiel a este arte y su cultura se quedó literalmente arriada. Es solo un ejemplo, pero muy significativo de que, hoy en día, la planificación y el criterio deben complementar a las buenas intenciones. Japón y Francia llevan en muchos aspectos la delantera. También en el flamenco. 

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