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De lo nuestro

De lo nuestro / Paco Guerrero

El toro de Osborne es un icono popular de nuestras carreteras. La silueta en negro de este animal, creada en 1956 por el diseñador gráfico Manolo Prieto para la conocida empresa de bebidas, nació como alternativa a las vallas publicitarias que promocionaban el brandy de Jerez y otros licores. El primer toro se instaló en Madrid en 1957 y, con el tiempo y a pesar de una Ley de 1988 que prohibió la publicidad en carreteras, su valor cultural llevó al Tribunal Supremo a declararlo Patrimonio Nacional en 1994.

Como curiosidad, los primeros eran de madera, de cuatro metros de altura, llevaban la reconocida marca y la silueta de una copa de brandy. Desde que tengo uso de razón los he visto en las laderas de montes, en viajes de autobús, coche o tren; fieles compañeros en los trayectos por tierras españolas. Después han sido soporte para todo tipo de mensajes y proclamas. De los 500 que llegaron a poblar las calzadas, solo quedan unos 91.

Amado y odiado, el toro de Osborne trascendió los límites en la difusión. Más 'cornás' da la vida.

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