Campo de Gibraltar

Las criptomonedas, en el punto de mira

Una moneda que no es moneda, fuera de los controles establecidos y que se ha convertido en el refugio perfecto para el blanqueo de dinero. Las criptomonedas son uno de los grandes retos a los que se enfrenta la Agencia Tributaria en la actualidad, un reto que avanza a gran velocidad y ante el que cada país de la OCDE y la UE trata de encontrar una forma de control precisamente para evitar su uso como la nueva lavadora procedente de actividades ilícitas.

Ese control, explicó ayer el delegado especial de la Agencia Tributaria en Andalucía, Jorge Ramírez, va destinado a que "no financie lo que no tiene que financiar". Para ello se ha dado un primer paso: exigir a las entidades bancarias que informen de las personas que cambian las criptomonedas. "Por ahora nuestro papel es controlar la moneda, estudiar el negocio y ver si existe posibilidad de establecer algún tipo de medida normativa para plantear un mayor control".

Se trata de uno de los grandes retos que presenta una economía completamente distinta a la que hace años configuró un estructura de trabajo de la Agencia Tributaria que ahora ha quedado desfasada y está en plena reconversión.

El objetivo principal sigue siendo el mismo, "dotar de fondos el presupuesto", explica Ramírez. Pero en una economía global la gestión tributaria también debe tender a la globalización, porque "en una economía digital tenemos los servidores en un país, los ingresos publicitarios en otro y el domicilio fiscal en un tercero". Por ello, es más importante que nunca "el intercambio de información entre países, hay que buscar fórmulas para hacerlo de forma automática". Sería un paso fundamental para la lucha contra el fraude, destacó el delegado.

Otro objetivo en ese nuevo modelo es la cohesión de las distintas figuras impositivas, que los criterios para el cálculo de la base imponible sea similar en todos los países europeos. Y un tercero el "fomento de la relación cooperativa" entre empresas y administración tributaria. Porque además, en ese nuevo modelo "no queremos ir al control, sino a la información preventiva. Tener más información y decirle al cliente que la tenemos, para facilitar el cumplimiento voluntario de las obligaciones fiscales".

Más trabajo de calle, de control en establecimientos, y también más tareas de auditoría informática son otras de las cuestiones a abordar por esta nueva administración tributaria estatal del siglo XXI.

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