Campo de Gibraltar

Un asunto de Estado

  • El vicepresidente de la Junta destaca que la Algeciras-Bobadilla es "una apuesta a favor de toda Andalucía"

  • La conexión "interesa a los dos ramales del Corredor Mediterráneo"

Un asunto de Estado

Un asunto de Estado

La unión del puerto de Algeciras y de la comarca del Campo de Gibraltar con Madrid y, desde Madrid, con Francia y el resto de Europa a través del tren es un proyecto de larga trayectoria histórica que continúa bloqueado por la falta de voluntad política del Gobierno central y por estrategias inversoras miopes. Así lo acabamos de comprobar en los Presupuestos Generales del Estado, donde la raquítica inversión de 20 millones destinada a la conexión Algeciras-Bobadilla refleja cómo el ejecutivo de Rajoy da la espalda a la comarca, castiga a Andalucía en sus inversiones e incumple con el compromiso europeo de finalizar este proyecto en 2020.

En el sur del sur retumban los ecos de este largo debate, no falto de indignación o, si se quiere, de incredulidad. Un debate sobre una inversión crucial para el futuro de Andalucía y de España que puede desencadenar el mayor efecto modernizador y de desarrollo de los últimos 25 o 50 años.

La inversión en la conexión Algeciras-Bobadilla, que permitiría desarrollar el corredor ferroviario transeuropeo desde el km 0, tanto en su trazado interior como en su trazado costero, hay que entenderla como una oportunidad histórica de enorme calado económico y social a la que, ni el Puerto de Algeciras con sus más de 102 millones de toneladas de mercancías movidas, ni la comarca del Campo de Gibraltar, ni Andalucía ni, por supuesto, España pueden renunciar pasivamente.

Este convencimiento es lo que llevará hoy a toda la sociedad civil y fuerzas vivas del Campo de Gibraltar a movilizarse en favor de una inversión que padece un injustificado retraso pese a las grandes expectativas que genera y pese a las indicaciones establecidas por la Unión Europea para lograr que este tramo, que pertenece a la vez al Corredor Mediterráneo y al Corredor Atlántico, sea una realidad en 2020. La potencia de su puerto y su capacidad de crecimiento económico y generación de empleo que aún encierra, son algunas de las miles de razones para salir a la calle a reclamar.

Todos los partidos, instituciones y agentes sociales y económicos sin distinción de la Comarca del Campo de Gibraltar y de Andalucía debemos ser capaces de unirnos para reivindicar la conexión Algeciras-Bobadilla, como han hecho otros territorios, y para que esta inversión sea entendida como lo que es, un asunto de Estado, pues de él depende dar el salto de crecimiento que necesita una de las zonas con mayor potencial para sí misma y para el país.

La conexión moderna y rápida con Antequera y el resto del país hacia Europa, que situaría en cuestión de horas las mercancías llegadas desde todo el mundo al puerto de Algeciras, abrirá un pasillo de gran valor añadido para este puerto y una vía franca al progreso de la zona. La modernización de la vía férrea reducirá el tránsito por carretera, contribuyendo a reducir las emisiones de CO2 y a un transporte más respetuoso con el medio ambiente, en un entorno especialmente sensible como el del Campo de Gibraltar.

El mayor puerto de España y cuarto puerto europeo padece, sin embargo, un bloqueo en su comunicación por ferrocarril con el resto del país y del continente. Este puerto, que superó el pasado año los 102 millones de toneladas de mercancías movidas y confirma su posición de liderazgo en el país, padece una de las conexiones ferroviarias de más bajas prestaciones de España que colapsa sus expectativas de desarrollo.

Hablamos de 1.280 millones de euros frente a los 13.500 ya invertidos en otros tramos del corredor que favorecen sobre todo a Cataluña y al Levante. 1.280 millones capaces de desencadenar un proceso de crecimiento difícilmente tasable, pues sólo en reducción de coste para los operadores del puerto de Algeciras podría significar entre un 20 y 30%, según estimaciones hechas por el Ministerio de Fomento en 2015 y recogidas en un informe, lo que haría mucho más competitivo un puerto que es una referencia a escala global.

Frente a ello, el Gobierno del PP ignora inversiones imprescindibles para la puesta en marcha del Corredor, en especial, aquellas que afectan al territorio de Andalucía, desde Algeciras hasta Almería. Porque también la provincia almeriense padece la atonía inversora del Estado en Andalucía, que ha consignado 2 millones escasos de euros para proyectos de tramos provinciales del AVE con Murcia. Esta provincia, a la cabeza en el ranking exportador del país, batalla en medio del aislamiento ferroviario y reclama una conexión fundamental para sus empresas, su producción agroalimentaria y su puerto, uno de los mejor situados en el tráfico con África.

Al ritmo inversor de este gobierno en Andalucía, el corredor ferroviario necesitaría más de 50 años para ser una realidad.

La conexión Algeciras-Bobadilla interesa a los dos ramales del corredor, el interior y el litoral, es una apuesta global para un país que se sitúa estratégicamente en el corazón de las grandes vías del transporte marítimo y que tiene en Algeciras su principal puerto de cruce entre Asia, África, Europa y América y entre el Mediterráneo y el Atlántico.

No se trata de confrontar modelos, puesto que el corredor ferroviario es una apuesta europea en su conjunto, sino de no dejar para el final ni desatendida la conexión con el mayor puerto de España, el km 0 del corredor, y la comarca con mayor potencial de crecimiento de Andalucía.

Hace 25 años, una decisión política de gran calado como fue la inversión en el tren de Alta Velocidad Madrid-Sevilla propició uno de los saltos cualitativos y cuantitativos en términos económicos y sociales más importantes experimentados nunca antes por la región. Aquella apuesta del Gobierno de Felipe González venía también a recortar el déficit estructural e histórico que mantenía a esta Comunidad alejada de los centros de poder políticos y económicos.

Hoy nos encontramos ante una decisión de igual transcendencia para el futuro de la comarca y de Andalucía que supondría un impulso en empleo, capacidad de inversión, conocimiento y desarrollo. Le corresponde ahora al Gobierno del PP de Mariano Rajoy posibilitar ese nuevo impulso económico y social para la Comarca y para Andalucía.

Reforzar el puerto de Algeciras y el Campo de Gibraltar con la conexión ferroviaria Algeciras-Bobadilla es una apuesta a favor de toda Andalucía, compatible con el diseño completo de los dos ramales del Corredor Mediterráneo.

Reivindicar la inversión en el km 0 es la garantía de que el corredor discurrirá a su plena capacidad y de que los beneficios del primer puerto marítimo de España y del Mediterráneo extiendan sus efectos sobre la economía de todo el territorio andaluz y nacional.

Si todo ello no son argumentos suficientes, valga puntualizar que esta inversión a ejecutar sobre una comarca periférica, con importante dotación industrial y empuje económico pero de elevada tasa de desempleo, encierra en sí misma importantes efectos para la cohesión y el equilibrio territorial, económico y social del país. La falta de compromiso del Gobierno central con la Comarca, con Andalucía y con el proyecto Europeo de Corredor ferroviario no puede seguir lastrando las expectativas de desarrollo de todo un país.

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