Un café con Paula

Cómo afrontar la vuelta al cole

  • Para el buen desarrollo físico y mental de los niños es principal el contacto con la red social de iguales, de lo que llevamos seis meses privándoles

Unos niños se dirigen al colegio en Algeciras.

Unos niños se dirigen al colegio en Algeciras. / Erasmo Fenoy

Tras seis meses con las aulas vacías y los colegios cerrados a cal y canto, se retoman las clases este mes de septiembre. Y la realidad es que la misma incertidumbre que estamos viviendo en todas las áreas de nuestra vida, el trabajo, el ocio o las reuniones familiares, aparece también en esta área tan importante que es la educación de nuestros hijos.

Una vuelta al cole diferente, con protocolos que se adapten a esta nueva normalidad que nos ha traído la pandemia. Si bien es cierto que se han generado comisiones autonómicas y provinciales dedicadas a la gestión de las medidas en educación y Covid-19, puede que uno de los motivos para que exista tal inseguridad en los padres ha sido el retraso de tales medidas, la disparidad y la falta de concreción en ellas. Cada colegio parece que está generando sus propios protocolos y lo está haciendo sobre la marcha, lo que deja a las familias en una situación de tanta incertidumbre, que el no saber qué pasará activa nuestro sistema del peligro y el miedo.

En segundo lugar, hemos dejado de dar importancia a la educación mientras pasábamos el verano en los chiringuitos y ahora, entre rebrote y rebrote, a la vuelta de las vacaciones estamos intentando generar esos protocolos para los más peques, que deberían haber sido nuestra prioridad. Nos encontramos con una encrucijada, que los niños accedan a su derecho de relacionarse y aprender y la seguridad en cuanto a la salud física se refiere.

La definición que nos da la OMS de Salud es la siguiente: “Un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Esto quiere decir, que para que una persona esté sana, necesita además de estar sano físicamente, tener una buena salud a nivel psicológico y tener una óptima red social que le ayude a ello. En los niños, sabemos, que para su buen desarrollo físico y mental, es principal el contacto con la red social de iguales, de lo que llevamos seis meses privándoles. Veo niños con adicciones a las tecnologías desde el confinamiento porque es su única vía de comunicación con sus amigos, tecnologías que tienen un efecto negativo para el desarrollo cerebral de nuestros hijos, niños que están teniendo ansiedad y tristeza manifestada en rabietas, obsesiones, falta de control de sus emociones… Y todo esto, es una evidencia de que el aislamiento social no les hace estar sanos.

Por otro lado, respecto a la salud física, es importante también acercarnos a lo que dice la investigación actualmente sobre el contagio y los más pequeños. Durante todo el confinamiento, cuando teníamos menos información sobre el virus, nos han bombardeado con la idea de que los niños eran grandes contagiadores, sin embargo, ahora sabemos que su carga viral es muchísimo menor que la de un adulto y por ello enferman menos, y transmiten el virus hasta 6 veces menos que el adulto. Por ello, podemos empezar a mantener la calma y valorar de forma más objetiva el riesgo-beneficio que el volver al colegio tiene para la salud de nuestros niños en general, en casos concretos de niños con patologías específicas deberían poder ser estudiados de forma individualizada valorando riesgo-beneficios para ellos según su estado de salud física, mental y social.

Puede que una de las medidas del gobierno más preocupantes para las familias está siendo la forma en la que van a confinar las aulas y el que los padres, con sus hijos confinados, no tendrán derecho a bajas. La carga que se pone sobre los progenitores es enorme, también sus miedos. Pues el confinamiento nos obliga a no tener contacto con otras personas y esto implicaría que los padres no tendrán ayuda de cuidadores o familiares.

Un gran miedo es si los niños y niñas sabrán cumplir las normas

Sin embargo, toda esta situación está siendo difícil y nueva para todos. Por tanto, debemos centrarnos en aquello que sí podemos controlar para sentirnos más tranquilos. Las comisiones han generado propuestas de medidas de higiene, protocolos de actuación, periodos de cuarentena… aunque no dejan de ser eso, propuestas que ahora tendremos que ver puestas en práctica.

Será de vital importancia para nuestros niños el modelado. Es decir, que constantemente progenitores y profesores prediquemos con el ejemplo, mantengamos la calma y mostremos el cumplimiento de las medidas sanitarias. Ya es una gran hazaña estar en el colegio de forma presencial, tengamos paciencia, y dediquemos más tiempo a integrar las nuevas medidas de higiene, distancia, aprendamos en clase juntos sobre esto. A veces, dedicar menos tiempo al contenido lectivo, puede otorgarle a los pequeños lecciones a nivel social y moral mucho más enriquecedoras.

Un gran miedo es si los niños y niñas sabrán cumplir las normas. Es cierto que sus cerebros están más inmaduros a la hora de seguir normas o tomar decisiones, pero para aprender y madurar su cerebro también necesita esas interacciones sociales con una red más extensa, que vaya más allá de la familia. Es decir, si esta va a ser nuestra nueva normalidad tenemos que enseñar a nuestros hijos cuanto antes a convivir con ella, que puedan tener modelos en los que fijarse y herramientas. De hecho, la capacidad de adaptación del niño es mayor que la del adulto.

Sabemos que será un curso escolar atípico, en el que seguro nos encontremos muchas bajas y faltas o clases confinadas… pero tenemos que plantearnos si estas medidas pueden dar lugar a que nuestros hijos puedan seguir sus procesos evolutivos y ritmos sociales de la forma más sana posible.

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