Campo de Gibraltar

Miles de personas acompañan al Cristo de la Almoraima en romería

  • El obispo de Cádiz y Ceuta oficia la eucaristía en un templo abarrotado de fieles. La cabalgata agrícola vuelve a aumentar en número con 23 carretas y una decena de caballos

 Es el día más esperados por los vecinos de Castellar. Miles de personas acompañaron ayer al Santísimo Cristo de la Almoraima en la tradicional romería y cabalgata agrícola, en un ambiente espectacular y bajo un sol de justicia.

Este primer domingo de junio supone el día más grande de la feria de Castellar, la primera de la comarca y son cientos las personas de fuera del municipio que acuden en promesa o con ramos para venerar al Cristo, a pesar de que la hermandad solicitó días antes que en lugar de flores, acudiesen con alimentos no perecederos. Al final y a pesar de las estrecheces económicas hubo bastantes de ambas.

El obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza eligió el día de ayer para visitar el municipio y oficiar la eucaristía. Antes de la hora elegida, a las 12:00 horas Zornoza departió con miembros de la hermandad en las puertas del santuario, así como con otros vecinos que quisieron saludarle. 

Media hora antes de la hora elegida, el templo ya estaba abarrotado de fieles. Con dificultad pudo entrar la corte juvenil, presidida por la reina, María Vaca, y la romera barreña, María Espinosa.

En la misa concelebrada también participó el párroco de Castellar, José Manuel Sánchez.

Fuera del templo miles de personas buscaban un sitio en la sombra para presenciar la salida del Cristo, uno de los momentos más emotivos del día. La hermandad, como es habitual cada año, vendió entre los vecinos las ya clásicas pañoletas, este año de color fucsia. Hasta 1.200 ejemplares repartieron los hermanos a cinco euros en el día de ayer. Esta venta, junto a la lotería de Navidad y la cuota de los socios es la fuente de ingresos de la hermandad.

A la 13:30 horas tras finalizar la misa rociera, acompañado por la Banda de Música de Pujarra (Málaga), la imagen aparecía ante un mar de personas que se congragaban para tocarla. Y es que la devoción es tal que muchos agitaban sus pañuelos para que los miembros de la hermandad los cogieran y rozaran así las piernas o los brazos  del Cristo. Una vez frente al templo, fue instalado en la tradicional carreta tirada por bueyes mientras que los hermanos recibían continuos ramos de flores, en su mayoría rosas rojas que depositaban a los pies de la imagen.

La hermandad decidió este año  que no llevaría ornamento floral, en su lugar llevaba un monte verde hecho con lentisco. Al final, la carreta se llenó de ramos de flores de los muchos devotos.

Comenzó así a moverse poco a poco el cortejo, formado por 22 carretas más la de las damas, superando a las del año pasado. Al igual que los caballistas, alrededor de una docena acompañaron al Cristo en su recorrido por las calles del municipio.

Castellar es un pueblo fundamentalmente agrícola, por eso la mayoría de las carretas están adornadas como las antiguas chozas de campo, con techumbres de cañas que ayudaron ayer más que otros años, a mitigar las altas temperaturas y helechos como alusión a la vuelta a la Casa Convento de La Almoraima –donde antiguamente se rendía culto al Cristo– con hojas de esta planta. Esta talla data de principios del siglo XVI, concretamente en 1604 y fue traído a Castellar por los Hermanos Descalzos cuando se refundó la orden. Dese entonces, es una de las imágenes más veneradas del Campo de Gibraltar, y a la que se le atribuyen más milagros. 

Tras el cortejo por las calles de la localidad, cientos de personas enfilaban sus pasos hacia el recinto ferial y la explanada cercana. 

Fue un éxito porque los romeros dieron cuenta de los víveres y bebidas que disponían en mesas  debajo de los árboles, e incluso en las puertas de las casas.

Mientras en el recinto ferial, en las casetas, las distintas asociaciones contaban con sus platos. Los camareros en las casetas se fanaban en servir comidas y bebidas. La música y las atracciones hicieron el resto para convertir el mediodía en todo un éxito.

Pasadas las horas de la comida, el recinto ferial estaba a tope. Los grupos de jóvenes, ataviados aún con sus camisetas de las diferentes peñas, animaban el ambiente. En algunas zonas se instalaba el típico botellón, mientras los más pequeños disfrutaban de las atracciones a medida que caía la tarde y la noche.

A pesar de las miles de personas que acudieron a la feria, el día fue tranquilo y los servicios de emergencias tan sólo tuvieron que atender a dos personas que se encontraban indispuestas.

El grupo Malamanera, como está siendo tradicional en los últimos años, aumentó el ritmo y la diversión de la tarde. Su ritmo distendido y alegro hizo bailar durante horas a los muchos ciudadanos con ganas aún de diversión.

Por la noche, la  caseta municipal acogió al igual que la noche del sábado la música del grupo Cat Forever, mientras los chisparreros esperaron un año más hasta la medianoche para disfrutar del espectáculo de fuegos artificiales.

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