Puede haber muchas formas de hacerse con los mandos de una noche flamenca que se presenta contrahecha, con un público que tarda en concentrarse en el espectáculo que tiene delante y un sonido que al principio trajo de cabeza a los artistas que comparecieron anoche en el Llano de la Victoria, en Jimena de la Frontera. María José Franco (Cádiz, 1977) lo hizo con la electricidad y el genio de su baile, con una gran elegancia.
Lo suyo fue un derroche de entrega paciente aderezado por un manejo del mantón que acabó por hechizar al respetable y salvar definitivamente la velada. La guitarra de Juan Manuel Moneo y la voz de Carmen Salado ayudaron a que el recital fuese de menos a más, con la progresiva atracción e interés hacia lo que estaba ocurriendo sobre las tablas.
Los Moneo y María José Franco, Flamencos de la Plazuela, un espectáculo que apoya Diputación de Cádiz a través de su estrategia Planea 2018, dejó un buen sabor de boca en Jimena. Quedaron ganas de más, que es lo importante a fin de cuentas.
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