La carretera Nacional 340 se convirtió ayer de nuevo en escenario de una procesión lenta de coches cuyos conductores, penitentes y armados de paciencia, tardaron hasta una hora en llegar desde el cruce del casco urbano de Tarifa a Bolonia. La imagen se repite cada año con la llegada del buen tiempo y ayer se acrecentó coincidiendo con el periodo vacacional de la Semana Santa.
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