Campo de Gibraltar

Cepsa invirtió en San Roque en 2017 un 16% más en gestión ambiental

  • La compañía adaptó el año pasado todos sus certificados a la norma internacional

Las instalaciones de Cepsa en San Roque.

Las instalaciones de Cepsa en San Roque. / e. s.

La refinería Gibraltar-San Roque y la planta química de Puente Mayorga invirtieron en 2017 14,5 millones de euros en mejoras en la gestión ambiental, un 16% más con respecto al año anterior, tal y como reflejan sus declaraciones medioambientales.

El año pasado Cepsa adaptó sus certificados de gestión ambiental en todos los centros con actividad de mayor impacto ambiental a la nueva versión de la norma internacional ISO 14001. La compañía señala que esta adecuación a los más altos estándares normativos es un claro ejemplo de su "esfuerzo para adaptarse a la nueva normativa más exigente y un compromiso con el máximo respeto al medio ambiente".

Cepsa señala que el aumento del consumo de gas natural permite las reducciones de SO2

Miguel Pérez de la Blanca, director de la refinería Gibraltar-San Roque, y Jesús Ivars, director de producción de las plantas químicas de Cepsa en Andalucía, destacan que las inversiones económicas y en capital humano son un deber que tienen las empresas para el fomento de la sostenibilidad medioambiental. Apuntan que Cepsa está "totalmente concienciada" con minimizar el impacto de su actividad en el entorno en el que opera y por ello se hacen públicos los resultados medioambientales a través de las declaraciones.

En la refinería Gibraltar-San Roque, Cepsa señala que las concentraciones medias anuales del efecto burbuja fueron inferiores a los límites que fija la Autorización Ambiental Integrada (AAI). Las emisiones másicas de SO2 han marcado en 2017 un mínimo histórico desde que comenzaron sus mediciones en 1999.

"Las reducciones paulatinas en las emisiones de SO2 las podemos justificar por el aumento en el consumo de gas natural y las mejoras implantadas en las unidades de recuperación de azufre y en las unidades de tratamiento con amina", afirma la compañía.

En la planta química, la compañía asegura que "al utilizarse únicamente combustibles gaseosos en los procesos de producción, gas natural mayoritariamente, las emisiones de partículas y SO2 son mínimas, quedando por debajo de los límites de detección. En lo que se refiere a las emisiones de NOx, se mantienen por debajo de los límites establecidos".

En la planta de tratamiento de la propia refinería se tratan también los efluentes hídricos de la planta química de Puente Mayorga. Las declaraciones medioambientales indican que el volumen de efluentes en el punto principal de vertido fue un 16% inferior al autorizado.

Además, en 2017, el Índice de Intensidad Energética (IIE), que engloba todos los consumos energéticos de las instalaciones, fue 80,2 puntos en la refinería. "Ser más eficientes en el consumo de energía contribuye significativamente a la reducción del impacto ambiental de los procesos, ya que una disminución de los consumos energéticos implica automáticamente una menor emisión tanto de gases de efecto invernadero como de otros gases que impactan en la calidad del aire", destaca Cepsa.

Ambas instalaciones se encuentran certificadas bajo la norma ISO-50001, cuyo objetivo es fomentar la eficiencia energética, disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, garantizar el cumplimiento de la legislación energética e incrementar el aprovechamiento de las energías excedentarias.

En el año 2013 se inició el tercer periodo de asignación (2013-2020) de derechos de emisión de CO2, por medio del cual las instalaciones de cogeneración han dejado de recibir derechos gratuitos. En consecuencia, el balance total de emisiones del ejercicio 2017 de la refinería (sin tener en cuenta las unidades de cogeneración) supone un déficit de 27.996 toneladas de derechos de CO2. La planta química de Puente Mayorga ha tenido un superávit de 11.059 toneladas de derechos de CO2.

Las declaraciones medioambientales contienen información detallada de otros muchos aspectos, que van desde el control de ruidos, de los suelos, el consumo de agua y materias primas, a las actuaciones que inciden en la mejora ambiental de los productos que se elaboran, para reducir su impacto al ser utilizados por los usuarios finales.

Cepsa recuerda que su gestión medioambiental no se limita al control del impacto de su actividad, sino que se extiende a cuestiones como la formación ambiental de sus empleados y de las empresas que prestan servicio en sus instalaciones.

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