Campo de Gibraltar

Cae una red que usaba a un niño para disimular los traslados de droga

  • El grupo transportaba hachís por encargo de otras organizaciones l Llevaban al menor en el coche para pasar desapercibidos

Agentes de la Usesic, durante uno de los registros en una de las viviendas de la red.

Agentes de la Usesic, durante uno de los registros en una de las viviendas de la red. / efe

La Guardia Civil de Málaga, en el marco de la operación Porrín, ha desarticulado una organización criminal que se encargaba de realizar transportes de grandes cantidades de hachís a otros grupos delictivos desde el Campo de Gibraltar. El grupo empleaba a un niño de tres años para tratar de disimular durante los viajes, que se hacían en coches.

En esta operación han sido detenidas once personas a las que se les acusa de los delitos de tráfico de drogas, pertenencia a organización criminal, blanqueo de capitales y falsedad documental. Los agentes se incautaron de 1.881 kilogramos de hachís, cuyo origen eran guarderías de drogas de la comarca. Los miembros de la red realizaban transportes de hachís por encargo utilizando el método conocido como Go fast, que consiste en desplazar cargamentos de droga en vehículos de alta gama que circulan a gran velocidad, a través del cual realizaban los transportes desde Málaga hasta diferentes puntos del territorio nacional e incluso internacional.

En dos operativos realizados en la carretera A-92 fueron interceptados dos transportes de hachís de este grupo delictivo en el que fueron aprehendidos 210 y 1.671 kilogramos respectivamente. En uno de los operativos el conductor del vehículo, al percatarse de la presencia de los agentes, intentó darse a la fuga, huyendo durante varios kilómetros hasta que fue interceptado, procediéndose a la detención de los ocupantes y la incautación de la droga.

En el vehículo viajaba un menor de tres años que la organización utilizaba para intentar pasar desapercibidos y disimular el transporte de la droga. El menor viajaba en la misma zona del habitáculo en la que habían ocultado siete fardos de hachís, con el consiguiente peligro para su seguridad ya que el cualquier desplazamiento accidental de los fardos, de un peso aproximado de 33 kilos cada uno, podía dañar al menor.

La investigación se inició en agosto de 2016 cuando los agentes tuvieron conocimiento de la existencia de esta organización, que prestaba sus servicios a otro grupo criminal que estaba siendo investigado. Tras la detención de varios miembros de dicho grupo y ante el temor de haber sido descubierta su actividad delictiva por los agentes, esta organización cesó durante varios meses su actividad. Tras unos meses sin funcionar, el grupo que se encargaba de los transportes empezó a adquirir nuevos vehículos potentes a nombre de testaferros para reiniciar su actividad, pero cesaron nuevamente tras enfermar gravemente el líder de dicho grupo. Tras el fallecimiento del mismo, uno de sus hijos se hizo cargo de la dirección de la organización, retomando así sus actividades ilícitas hasta que finalmente han sido detenidos en esta operación.

Durante el operativo se realizaron seis registros, en los que además de la droga se halló dinero en metálico (8.100 euros), 38 teléfonos móviles, seis juegos de matrículas falsificadas, un sofisticado detector de frecuencias, 15 vehículos y documentación y notas manuscritas relacionadas con la organización. En uno de los registros se halló un sistema de trampas en el jardín para evitar la entrada de personas ajenas a la red a la vivienda.

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