Justicia

La Audiencia Nacional juzga a un yihadista detenido en Tarifa que adoctrinó en la cárcel de Algeciras

  • El fiscal pide 5 años de cárcel para Mohamed Akaarir, acusado de capacitarse para cometer actos violentos

Exterior de la prisión de Botafuegos.

Exterior de la prisión de Botafuegos.

La Audiencia Nacional juzga este lunes a un yihadista reincidente -estuvo en la prisión de Algeciras por enaltecimiento y quebrantó una orden de expulsión por adoctrinar a otros internos-, acusado ahora de capacitarse para realizar actos violentos "creando con ello un peligro concreto e inminente", según el fiscal, que pide para él 5 años de cárcel. 

Cinco simuladores de conducción de camiones de gran tonelaje, localización de objetivos, imágenes de armas y aplicaciones para alquilar vehículos son los indicios que esgrime la Fiscalía de su proceso de radicalización, que trascendió el ámbito religioso y le llegó a capacitar "para atacar con armas o con vehículos a población civil". 

El acusado, Mohamed Akaarir, de origen marroquí y en prisión preventiva desde el 28 de marzo de 2021, fue condenado a dos años y dos meses de prisión en 2016 por enaltecimiento del terrorismo, relata el fiscal en su escrito de conclusiones provisionales. 

El 11 de abril de 2018 funcionarios de prisiones hallaron varias marcas en dependencias de la cárcel de Algeciras con simbología propia de la organización terrorista Dáesh. Ante este indicio de radicalización yihadista, se dio aviso al Laboratorio de Criminalística de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil. Se pudo determinar que las pintadas se habían realizado ese mismo día, dado que el acceso a esas zonas estaba restringido a los internos en régimen cerrado y catalogados como FIES, y que el autor era Akaarir. 

La autoridad judicial acordó la sustitución de la pena correspondiente por la expulsión a Marruecos, medida que fue ejecutada el 3 de agosto de 2018. Sin embargo, el 3 de julio de 2019, la Guardia Civil del Puesto de Tarifa le detuvo por quebrantar la medida de expulsión, y días después, el 12 de julio, la Audiencia Nacional acordó el cumplimiento en prisión del resto de la pena que le había sido conmutada por la expulsión. 

En mayo de 2020, Akaarir salió en libertad vigilada, y se fue a vivir al domicilio de su hermana y su cuñado en Pasajes (Guipúzcoa). Cerca de un año después fue detenido en Melilla Hafid Mohamed Mimun, al que le fue intervenida en el registro de su domicilio una carta que Akaarir le envió a su módulo cuando ambos estuvieron en el Centro Penitenciario de Botafuegos y coincidieron a su vez con Kamal Mohamed Dris Kamal, condenado en 2017 por pertenencia a organización terrorista. En esa carta Akaarir le pedía un Corán. 

A raíz de ese hallazgo, la Guardia Civil registró el domicilio en el que residía el acusado en Pasajes y allí apareció un Corán con la página doblada a modo de marca de lectura en la Sura Al Tawba (El Arrepentimiento) y que dice: ”matad a los idólatras dondequiera que los halléis, capturadles, cercadles y tendedles emboscadas en todo lugar”. 

También le fueron intervenidos dos móviles con vídeos de contenido religioso y grabaciones a sí mismo recitando el Corán, además de imágenes de armas y mensajes de un perfil de Facebook en el que se "esconde" un posible falsificador de documentos de identidad europeos, según el fiscal. Figuraba asimismo la fotografía de un crucero, a la que se añadió una flecha señalándolo y una bandera utilizada en automovilismo para señalar el fin de una carrera.

Entre las aplicaciones de móvil que tenía descargadas, figuraba “Llamamiento a la guerra 3: Unión de emperadores, guerra nuclear”, un juego que simula en primera persona las tácticas de ataque de un soldado armado con un fusil de asalto. También la aplicación Weeep!, un software que informa en tiempo real de la afluencia de personas y accesibilidad a un punto geográfico. Contaba además con cinco simuladores diferentes de conducción de camiones de gran tonelaje en los que se pone en práctica la pericia del usuario y tenía dos aplicaciones de una empresa de alquiler de turismos y furgonetas. 

Unido a estos indicios, el fiscal recuerda que durante su estancia en prisión, "exteriorizó, a través de pintadas de símbolos y mensajes y conversaciones con otros internos su adhesión al ideario" de Dáesh. Le acusa por todo ello de un delito de autoadoctrinamiento terrorista, por el que, además de la citada pena de cárcel, pide que sea condenado a 8 años de inhabilitación absoluta y 4 años de libertad vigilada al cumplir la pena de prisión.

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