El Puerta del Mar está limpio de coronavirus. Tres meses después de que la pesadilla de Wuham alcanzara al centro gaditano actualmente no hay ningún positivo por covid-19. El último inquilino de la UCI Covid afectado por esta enfermedad ha dado negativo reiteradas veces y ha sido trasladado a la zona no respiratoria de la UCI para que siga recuperándose después de muchas semanas de lucha contra el virus. Su estado sigue siendo grave, lo es siempre en estos casos, pero los profesionales que lo están atendiendo confían en que cada paso que dé hacia la supervivencia sea un poco más fácil que el anterior.

En la planta octava, el auténtico corazón de la batalla en los momentos más duros de la pandemia, donde una veintena de jabatos se han fajado con el virus sin concederle tregua alguna, la unidad de medicina interna ha vuelto a funcionar con normalidad. Se han dejado algunas habitaciones preparadas para que, en el caso que llegue algún nuevo caso, se le aloje inmediatamente. En ese instante se sacaría al resto de ocupantes de la planta y se repartirían por el hospital.

La zona respiratoria de urgencias también está muy tranquila. Cada día llegan algunas personas con sintomatología pero, hasta el momento, todos han dado negativos.

La noticia de la ausencia de positivos en el Puerta del Mar es fantástica sobre todo teniendo en cuenta que estamos en plena fase 3 de la desescalada. El centro gaditano llegó a tener hasta una docena de pacientes en la UCI y casi 70 repartidos por las plantas octava y novena. Fueron momentos duros en los que se temió que la UCI colapsara, lo que habría obligado a reestructurar el centro, tal y como ha ocurrido en otros de regiones más castigadas por el virus.

El Puerta del Mar lleva varias semanas recobrando su pulso diario, con consultas externas y operaciones, si bien todavía las consultas telemáticas y telefónicas ocupan su espacio. Son muchos los doctores que están realizando el seguimiento a pacientes crónicos a través del teléfono, siempre y cuando no sea necesaria la realización de pruebas. En casos como el de asmáticos, las aspirometrías se han aplazado y el seguimiento de los tratamientos de fondo se realiza de manera telefónica también.

Aunque el hospital está mejor preparado para la segunda oleada de la pandemia los profesionales confían en que la población no pierda el sentido común e instale en su cotidianidad costumbres tan sanas como usar mascarillas o mantener esa distancia de seguridad de dos metros, apenas unas centenas de centímetros que pueden significar la diferencia entre enfermar o no.