Cultura

Un oscuro infierno lleno de voces y de ecos

Paseo por el amor y la muerte. Fernando Romero. Idea original y coreografía: Fernando Romero. Dirección artística: Fernando Romero y Pepa Gamboa. Baile: Fernando Romero y José Antonio como artista invitado. Cante: Miguel Ortega y Arcángel (cantaor invitado). Escenografía: Antonio Marín. Vestuario: Fernando García. Iluminación: Florencio Ortiz. Fecha: Jueves, 30 de septiembre. Lugar: Teatro Lope de Vega. Aforo: Casi lleno.

Con el nombre de una de las películas más hermosas de John Huston, se presentó anoche tal vez la propuesta más arriesgada de esta Bienal: bajar hasta ese infierno que todos llevamos dentro, aprovechando la intención y el hilo construido por Dante Alighieri en su Divina Comedia.

El gran poeta toscano sufrió de forma lacerante el vivir a caballo entre dos épocas, la Edad Media, y el Renacimiento, mientras Fernando Romero lo hace entre el flamenco que ha bebido y la necesidad de ser libre en cuanto a movimientos y a ritmos se refiere. Por ello ha creado un infierno en el escenario en el que une los dos mundos sin dejar un resquicio para el público. Como Dante (su voz en boca de Vittorio Gasmann) recurre a Virgilio, Romero llama al maestro José Antonio y, bajo su guía, desciende al lugar donde sólo tiene un cuerpo para expresarse. Y así baila. Baila muy bien y lo hace hasta agotarse con una música atonal, difícil para el oído flamenco. Pero tras las grandes puertas de su infierno están también los flamencos que se fueron... Las opiniones de Mairena y Caracol, el cante de La Niña de los Peines, de Bernarda con sus cantiñas, de Perrate y de otros. Incluso Carmen Amaya le canta un garrotín a José Antonio, extraordinario artista que pone las notas más flamencas del espectáculo. Por no hablar de Ortega y de Arcángel, precioso recital el de Arcángel, Dante también él, casi sin acompañamiento pues sólo al final se acompañan los cantaores con sendas guitarras. Un trabajo muy duro, pero repleto de ecos.

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