Bienal de Flamenco

Grandes inventos de la humanidad

Cu4tro. Cante: Carmen Linares. Flauta y saxo: Jorge Pardo. Bajo eléctrico: Carles Benavent. Percusión: Tino di Geraldo. Guitarra: Salvador Gutiérrez. Baile: Pepe Torres. Coros y palmas: Ana Mari González, Rosario Amador. Lugar: Teatro Central. Fecha: Martes 23 de septiembre. Aforo: Lleno.

Cada uno de los cuatro en cuestión tiene varias vidas musicales y se mueve con soltura en los ámbitos del jazz, el pop, el rock, y hasta el punk más rudo. No obstante, el repertorio es estrictamente jondo. Benavent es un inventor. Inventor de melodías, como esos tangos magníficos que sonaron en la recta final. Melodías cortas, incisivas y muy líricas que atrapan por su calidez y pulcritud. También inventó, en la noche de los tiempos, un nuevo instrumento, el bajo flamenco, importando técnicas de la guitarra jonda. Por eso pudo acompañar con toda la soltura y naturalidad las tremendas granaínas lorquianas de Carmen Linares con abandolaos. Y es que el Poeta en Nueva York también acudió a la cita, en dos ocasiones, junto al Borges neopopular. Aquí el granadino se hizo surrealista en tanto que el cieguito ejerció de porteño profesional por milongas de Pepa de Oro. Pardo, Benavent y Di Geraldo van pasando de un terreno al otro, de un tono al otro, con la naturalidad del que tiene el pasaporte lleno de impresiones. En realidad, ellos no necesitan documentación porque derribaron todas las fronteras. Por eso Pardo da la réplica en igualdad de condiciones en la cartagenera de El Rojo el Alpargatero, en las tarantas de Linares, un estilo que la cantaora hace con la naturalidad del que respira y que marca el culmen de la noche en lo que a lo vocal se refiere. También composiciones propias, como digo, en tangos o tanguillos con el trío enfrascado en un bucle melódico-rítmico-armónico que no tiene fin sino el que ellos quieran ponerle. Un género a cuyo nacimiento acudieron como parteros de Paco de Lucía que suena, enérgico, vivo, en Solo quiero caminar porque Carmen Linares tiene varias vidas musicales. Energía que se dispara, aún más, cuando irrumpe el baile existencial de Pepe Torres.

Imágenes cedidas por el ICAS. Ayuntamiento de Sevilla.

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