Concha Jareño ha bailado ya en Sevilla -el pasado marzo, en el ciclo Jueves flamencos de Cajasol-, pero será hoy, a las 23:00 en el Teatro Central, cuando actúe por primera vez en una Bienal de Flamenco, una ocasión que afronta con "responsabilidad, porque es importante que el público se quede con una buena imagen de mí, pero también con ilusión". "Estoy muy satisfecha de estar aquí, sobre todo porque en Andalucía soy una desconocida para mucha gente", afirmó ayer. Formada en los tablaos flamencos de Madrid, ciudad de la que es natural y en la que ha desarrollado toda su carrera profesional, Jareño presentará Algo, un espectáculo que califica de "alternativo", pues refleja su condición de bailaora pero también "otras inquietudes, como la danza en general".

"Es el primero que monté de un modo consciente, asumiendo que estaba volcando en él mis propias historias", explicó sobre este proyecto concebido y dirigido por ella misma, que se encargó además del diseño y la confección del vestuario, y en cuya música tiene un papel destacado el guitarrista Juan Antonio Suárez Cano.

Según detalló, Algo se divide en tres piezas diferentes. Fugaz, la primera de ellas, fue la manera que la bailaora-bailarina encontró para "exorcizar" el dolor por la pérdida de un familiar, un niño pequeño. "Fue una vivencia muy dura y necesitaba curarme de todo ese mal", confesó Jareño que baila durante esta parte del espectáculo, "difícil de ver", una música "muy catártica" (y grabada) de Bach.

La segunda se titula Inventario flamenco y carece de argumento. "Simplemente me apetecía bailar distintas piezas flamencas", dijo. Concretamente, una milonga con violín y sin guitarra, una bulería de Cano, una rondeña y unos martinetes.

La última, que da nombre a todo el montaje y va acompañada de la suite Mi pequeño mundo, también de Cano, es la primera coreografía que hizo la madrileña, la que hizo que "tomara la riendas" de su carrera tras superar "el miedo y la inseguridad" ante el reto de bailar sus propias creaciones.