La organización del encuentro entre Balompédica y Córdoba, eclipsada después por la delicada situación que atraviesa el equipo albinegro, pasará a la historia como una de las más desastrosas que se recuerdan en el medio siglo de vida del Municipal de La Línea.

El supuesto carril de acceso al estadio que iba a habilitar el Ayuntamiento de La Línea para posibilitar el normal acceso de los espectadores en las horas previas al choque a pesar de coincidir con la Carrera Alcaldesa Perpetua, quedó transformado, literalmente, por un “aparque por ahí, donde pueda, y se viene a patita”, que fue la respuesta de dos efectivos de la Policía Local a aficionados que trataban de llegar a la zona de Preferencia cuando ya estaban apenas a unos metros.

Las críticas de la afición cordobesista por lo que entendían una falta de respeto era la banda sonora que acompaña su tránsito desde donde se vieron obligados a dejar sus autocares.

Dentro del estadio la situación no varió mucho. El servicio de prensa de la Real Balompédica se preocupó tanto en atender a los medios venidos de la Ciudad de la Mezquita que a algunos de los que llevan años implantados en la localidad -incluido Europa Sur- ni siquiera le facilitaron las alineaciones. Lo fácil que es hablar de profesionalidad y lo complicado que es luego hacer las cosas de acuerdo a esos parámetros.