La Real Balompédica Linense regresa este sábado (18:00) a Don Benito después de 17 años. Los albinegros vencieron 1-2 el 18 de marzo de 2001, un resultado que ponían fin a 364 días sin vencer fuera de casa. Los de La Línea acabaron la competición en la décimo tercera plaza del grupo Iv de la Segunda B y los extremeños descendieron de categoría. Solo volvieron a la división de bronce en la 2004-05 y entonces el conjunto de La Línea militaba en Tercera.

El Club Deportivo Don Benito fue fundado en 1928 y al ser el único equipo de toda la comunidad autónoma que ha militado en categoría nacional que ni se ha refundado ni ha cambiado de denominación, sus aficionados reclaman el derecho a que sea considerado el verdadero Decano del fútbol extremeño. Así lo entienden muchos expertos.

Los rojiblancos recibirán este sábado por primera vez desde 2001 a la Real Balompédica. En aquella trigésimo jornada los que entrenaba Gabriel Navarro Baby buscaban un triunfo vital para eludir el descenso ante un colista al que su entrenador, Peio Bengoeceha, se resistía a dar por descendido.

Baby se vio forzado a desplazar a 17 futbolistas, porque desconocía si podría contar con Alberto Merino, que se resentía de una lesión. Los linenses llegaban reforzados por un meritorio triunfo una semana antes frente al Talavera y acabaron enlazando por primera vez en todo el curso dos triunfos consecutivos.

El técnico balono alineó a Duro; Óscar Rodríguez, Antonio Pacheco (Vile, 62’), Raúl Procopio, Alberto Merino, Castellanos, Carlos Bersabé, Abel Camacho, Juan Carlos (ManoloAhumada, 87’), Adri (Bezares, 90’) y Óscar Silva.

Stroni adelantó a la escuadra de casa en el 22’, pero Óscar Silva (24’) y Raúl Procopio (61’) le dieron la vuelta al marcador. La Balompédica acabó sufriendo para mantener su renta, ya que jugó con un hombre menos desde el minuto 73’ por la expulsión de Castellanos.

La crónica publicada por Europa Sur bajo el titular “El poder de la mente” resaltaba la segunda mitad de los balonos “que han cortado su caída en picado hacia Tercera”.

A pesar de la importancia de esa victoria, que entre otras muchas cosas permitía a la Balona abandonar los puestos de descenso después de casi dos meses, la noticia ese día en La Línea no estaba en el fútbol. La ciudad amaneció convulsionada por la participación de una de sus paisanas, María del Carmen Arrabal, en la ya por entonces famosa casa de Gran Hermano, que arrancaba su segunda edición.