Real Balompédica Linense

Balona: el Municipal, el enemigo a batir

  • La Española anuncia la ampliación de las competiciones a julio

  • Los albinegros juegan en un estadio sin luz artificial

  • Si hay encuentro entre semana, tendrá que ser en horario laboral

Imagen el estado actual del estadio Municipal de La Línea

Imagen el estado actual del estadio Municipal de La Línea / Jorge del Águila

La Federación Española de Fútbol anunció este martes su determinación de que finalicen todas las competiciones nacionales, a pesar de la paralización a que están sujetas para tratar de frenar la expansión del Covid-19 (coronavirus). Esa decisión implica la posibilidad de que la temporada no finalice como es tradicional el 30 de junio, sino más adelante. Lo que podría entenderse como algo anécdotico en medio de una situación de tanta gravedad, para los aficionados de una Balona obligada a jugar en un estadio sin luz artificial se convierte en un hándicap.

El presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, despejó este martes muchas incógnitas en una rueda de prensa en la que intentó poner fin a las especulaciones sobre si la temporada ya podría haber acabado o no por culpa de la emergencia sanitaria derivada del Covid-19 (coronavirus). Rubiales, después de mantener reuniones vía telemática con todos los presidentes de las territoriales, anunció que la idea es acabar todas las competiciones, aunque sea entrando en el mes de julio ("el 30 de junio no debe ser un muro infranqueable", dijo).  

La propuesta de la FEF es alargar el calendario para que puedan finalizar todas las competiciones. Lo contrario, decretar el fin de curso con partidos sin jugar, sería un "escenario antideportivo" y la Federación debe preservar la "integridad de la competición".

Pues lo que no deja de ser una salida airosa para una situación especialmente peliaguda, en el caso de la Real Balompédica Linense se constituye en una nueva preocupación para su presidente, Raffaele Pandalone.

El equipo de La Línea está abocado a terminar la temporada no ya en un estadio sin visera (que en este caso pasa a un segundo plano) sino también sin iluminación artificial. Los focos fueron retirados por el Ayuntamiento el pasado mes de diciembre después de que la Borrasca Elsa hubiese derribado una de las torretas y hubiese puesto de manifiesto el mal estado de las restantes.

La falta de luz artificial implica, como es obvio, que la Balona no podrá jugar en horario nocturno, lo que en caso de que tenga que disputar partidos fuera de los fines de semana  –lo que no se puede ni mucho menos descartar- implica que tendrá que fijarlos en horario laboral, con el consiguiente problema para sus aficionados.

Pero el problema se acrecenta. Los balonos tendrán que jugar (si es que finalmente las competiciones se reanudan) de día en meses en los que la temperatura ya aprieta y de lo lindo. Ante esa situación incluso para los domingos le quedan dos opciones: hacerlo a primera hora de la mañana (11:00) con el consentimiento del rival o forzar al máximo por la tarde, lo más cerca posible del ocaso del sol.

La Balona tendrá que analizar cada caso de manera individual, pero lo que parece evidente es que medio siglo después de su construcción uno de los pilares de la historia de los albinegros, el estadio Municipal, ha pasado de convertirse de su santuario al principal de sus obstáculos.

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