Real Balompédica | Primera Federación

Juan Franco media ante Miguel Rodríguez para que 'salve' a la Balona

  • El alcalde de La Línea intercede para encontrar ayuda económica para los albinegros

  • Pandalone busca a su vez otras fuentes de financiación

El empresario linense Miguel Rodríguez

El empresario linense Miguel Rodríguez

El alcalde de La Línea, Juan Franco, está ejerciendo de intermediario entre la Real Balompédica y el empresario linense Miguel Rodríguez para que éste, a título personal o a través de cualquiera de sus empresas, ayude a salir a la entidad futbolística de la delicada situación económica en la que se encuentra. Unas fuentes afirman que las conversaciones están aún en estado larvario y otras que podrían conocerse noticias positivas durante el mes de octubre, pero todas confirman esos contactos. El presidente, Raffaele Pandalone, también trabaja en otras fuentes de financiación.

Las dificultades económicas de la Balona, que ya existían la temporada pasada, se acentuaron cuando el pasado mes de junio se consumó la espantada del empresario jerezano Juan Díaz, que había sido presentado como copropietario del club. Una salida abrupta, precedida incluso de amenazas de dimisiones dentro de la entidad, que Raffaele Pandalone se ve forzado a de blanquear a través de sus redes sociales mitad porque aún no ha cerrado la fórmula para devolverle el dinero prestado mitad para ofrecer la mejor imagen posible a los posibles nuevos inversores.

Desde entonces y como ha puesto de relieve Europa Sur en varias ocasiones (Pandalone, la 'palanca' de la Balona) la economía albinegra depende directamente de la incansable aportación del presidente. El empresario italiano puede tener invertido ya más de dos millones de euros en el club, que muy pronto se convertirá en Sociedad Anónima Deportiva (SAD). Pero su bolsillo no es infinito y la situación empieza a acercarse al límite, entre otras cosas porque las exigencias de la Primera Federación son enormes.

El propio mandatario lleva semanas reuniéndose con posibles inversores y aunque últimamente se muestra (en privado) optimista sobre una posible solución a corto plazo, el tiempo corre en su contra. No hay que olvidar que, como desveló el miércoles este periódico, tuvo que hacer frente a la última nómina de su pecunio, porque el club no está generando apenas ingresos.

Para confirmarlo basta un dato: la afluencia hecha pública por la propia entidad en el último Balona-Mérida coincide casi exactamente con el número de abonados, entre los que se contabilizan niños y jugadores de la cantera, que no han tenido que pagar un euro por su carnet. Es decir, la venta de entradas fue insignificante.

Ante esta situación tan extrema el propio alcalde, Juan Franco, ha decidido dar un paso adelante. No es algo ajeno a su cargo. Trabaja para garantizar no solo la supervivencia del club deportivo más importante de la ciudad, sino de una de las entidades, sino la que más, que tiene mayor proyección exterior entre las linenses.

Franco, exdirectivo y balono confeso, está mediando ante el empresario linense Miguel Rodríguez (propietario, entre otras, de las firmas relojeras Lotus y Festina) para que aumente su aportación al club. Europa Sur ha podido confirmar estas conversaciones en tres fuentes, todas muy cercanas a los interlocutores.

Rodríguez (a través de Lotus) es el principal patrocinador de la entidad desde hace más de una década. De hecho la Balompédica desechó el pasado verano una oferta que le llegaba desde Gibraltar (hay quien sostiene que incluso superior en el apartado monetario) para mantener sus lazos de linensismo con la firma que le avala. Pero no es para eso para lo que la primera autoridad municipal le requiere sino para que ejerza de salvador en medio de una situación muy delicada. La fórmula (adquisición de acciones, control económico del club, aumento del patrocinio...) es una cuestión que estaría todavía en estudio.

La relación entre Miguel Rodríguez y Juan Franco es muy fluida de un tiempo a esta parte. Quedó patente, sin ir más lejos, en la puesta en escena de la nueva plaza de toros de La Línea, en la que la firma relojera aparecía anunciada en numerosos puntos. Más que la aportación económica, que también, era una muestra de apoyo a la gestión de la primera autoridad municipal.

Además, el propietario de las firmas relojeras ha demostrado, tradicionalmente, una gran sensibilidad por todo lo que tiene que ver con la ciudad que le vio nacer -en la barriada de La Colonia- y por su club más representativo.

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