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Moreno: Un líder (en teoría) a salvo de la debacle

  • La campaña de Juanma Moreno Bonilla le otorga un crédito que tampoco se cuestionará con las municipales tan cerca El PP confió más en su marca y Rajoy que en el nuevo candidato.

"Salvo hecatombe, Juan Manuel Moreno Bonilla seguirá sin problemas al frente del PP de Andalucía". El diagnóstico al inicio de la pasada campaña electoral corresponde a un veterano ex dirigente de la formación. ¿Perder casi 14 puntos de apoyo en tres años, medio millón de votos y 17 representantes en el Parlamento andaluz, tres de ellos en Málaga, la provincia por la que se presentaba como candidato, puede catalogarse de debacle? Pues la física política suele guardar poca relación con la aritmética.

La campaña del presidente andaluz del PP le ha granjeado un cierto crédito incluso entre aquellos dirigentes más escépticos con su llegada hace ahora un año. Además, gracias a los dos debates en televisión ha conseguido trasladar su mensaje de un estilo tranquilo y centrado de hace política. Y ayer ya esbozó su coartada para continuar al frente de la formación sin que nadie le cuestione, al menos abiertamente. Su proyecto es nuevo, necesita tiempo para cuajar y no lo ha podido desarrollar por culpa del anticipo electoral.

Tampoco será Rajoy, el hombre que forzó su aterrizaje con la oposición de al menos seis de las ocho organizaciones provinciales, el que cuestione su liderazgo. Él mismo necesitó tres intentos antes de alcanzar el objetivo de La Moncloa. Además, la estrategia de la campaña ha sido diseñada desde la calle Génova en Madrid. La cúpula confió más en la marca PP y en el presidente del Gobierno que en la capacidad de seducción para un electorado que en buena parte le desconocía. Así al menos lo reflejaban las encuestas. De ahí la presencia continua de Rajoy para arroparle y la masiva de sus ministros en la convicción de que el cambio de ciclo económico ya se dejaba sentir. A la vista de la sentencia de los votantes, la convicción era del todo errónea.

Pero además esta era la estrategia deseada por el PSOE. Susana Díaz pudo casi siempre obviar al Moreno Bonilla y dedicarse al cuerpo a cuerpo contra el dirigente nacional. Culpar al Ejecutivo de todos los males sufridos en Andalucía en esta dura etapa de crisis.

La proximidad de las elecciones municipales tampoco permitirá que se fomente la autocrítica. El bastión del poder del PP en Andalucía son sus grandes ciudades y con los resultados de ayer ya ni siquiera son la primera fuerza en tres de las ocho capitales. Eso sí, la derrota deja poco margen de maniobra para tomar decisiones sin consenso dentro de la organización.

Moreno Bonilla alcanzó la presidencia del PP de Andalucía el 3 de marzo de 2014. Llevaba 14 años de carrera política en Madrid. Después de ocupar una década cargos en el aparato del partido, del que llegó a ser el coordinador autonómico y municipal, decidió dar el salto a la gestión. Albergaba la esperanza de convertirse algún día en miembro del Gabinete de Rajoy, pero acabó de vuelta en Andalucía.

Tras el rechazo y la chanza que durante algunos meses suscitaron algunas de sus intervenciones públicas, comenzó a tomar decisiones para intentar variar el rumbo y congraciarse con sus opositores. Primero optó por trasladar su residencia y la de su familia a Sevilla. Luego conformó un pequeño equipo con el que trabajar, a la espera de no sentirse como un enemigo en la propia sede de su partido. Incluso cedió en la confección de las actuales listas autonómicas. Uno de sus objetivos era también marcar distancias con Javier Arenas. Aunque al final tendrá muy cerca en el escaño al único militante del PP que tuvo la oportunidad real de gobernar Andalucía en 33 años de hegemonía socialista.

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