Andaluzas 22M

Hecho el tejado, Podemos se pone ahora con los cimientos

  • La tercera fuerza política andaluza inicia ahora la creación de su estructura tras haber realizado una campaña a la carrera

Un veterano economista, catedrático, de alto nivel intelectual, perdedor de mil luchas, presente en el protopodemos de los años 80 en el comité anti OTAN, ganó en la noche electoral todas las porras de Podemos. Clavó el resultado: 15. Su nombre es Manuel Geli, el hombre de los números del programa, útimo responsable de los argumentarios de una formación a la que se acusó durante toda la campaña de carecer de argumentos, como si en campaña se esgrimieran argumentos -"Andalucía soy yo", venía a decir Susana; "Cientos de miles de empleos", decía el PP, que tampoco son argumentos muy sólidos-. Geli ha sido el hombre que ha tratado de dar equilibrio a una campaña prematura que, pese a lo dicho tantas veces en los mítines, cogió a contrapié a la joven formación. En realidad, Podemos, tan tacticista, tan politóloga, jamás pensó que en Andalucía pudiera dar el pelotazo. No lo dio y Geli ganó las porras, ante la desolación de una ingenua parroquia que creía que en política querer es poder. Nada más lejos de realidad.

Lo comprobó Íñigo Errejón, responsable de las ideas fuerza, al poco de aterrizar en Andalucía. En una conversación dibujaba un panorama complejo. Ciudades rurales con muchos habitantes, con redes fuertemente controladas por el aparato socialista y ellos sin tiempo para penetrar a través no ya del cuerpo a cuerpo -imposible por cuestiones de precariedad económica-, sino a través de las redes, donde Podemos cuenta con jóvenes que son auténticos genios que te hacen un trending topic en unos pocos minutos. Ellos, la divertida legión, estaban en campaña, importados de Madrid y que ahora vuelven a la campaña de Madrid. Pero no podían. Errejón se llevó mejor impresión de la que tenía de la candidata, pero tuvo muy malas sensaciones. El voto urbano no iba a ser suficiente.

Algo por el estilo le pasó a Pablo Iglesias, que entregó a este periódico un titular muy clarificador: "Quien piense que Andalucía es una metáfora de España se equivoca". El proyecto Podemos, muy tocado en Andalucía por su propia cultura política y por la construcción de un malo, Juan Carlos Monedero, al que se ocultó durante la campaña, no podía empezar por aquí. Chapópara una dirigente como Susana Díaz, que representa todo lo que el espíritu Podemos quiere derribar. En el análisis de Podemos Madrid, observándolo como en un laboratorio, maravillaba este objeto político en el que el voto conservador (de conservar los subsidios, las migajas, la miseria) lo acaparaba quien se arrogaba la izquierda y el nacionalismo. En la noche electoral, dos periodistas argentinos trazaban paralelismos entre el socialismo andaluz y el peronismo.

Las armas con las que contaban los estrategas eran con un partido por montar, sin un liderazgo que no fuera más allá de unas primarias ganadas por una joven que venía del activismo, biznieta del trotskismo, y unos profesores universitarios de buen discurso que jamás habían dado un mitin.

Podemos cuenta hoy con quince parlamentarios que ni siquiera se conocen muy bien entre ellos. Los tres de Cádiz vienen de Izquierda Anticapitalista. Se juntan con un escritor granadino, un sociólogo cordóbes, una astrónoma almeriense, un abogado sevillano, una jornalera de El Coronil, un trabajador de Canal Sur onubense... Ni muchos ni pocos.

Con este tejado, que es lo que han construido, Podemos tiene que crear ahora una estructura. Desde Andalucía se piensa que han ido a una campaña con un mensaje muy ñoño, de perfil bajo, que no han arriesgado y cuyo golpe de efecto, llenar el velódromo de Dos Hermanas, tuvo una clave de consumo interno, no multiplicador. Desde Madrid se piensa que había que asegurar, que cualquier paso más allá -la socióloga de cabecera, Carolina Bescansa, reconoció ayer que el paso no había sido muy largo- hubiera puesto en peligro una base sociológica de indignación que proviene de mil lugares. El mensaje oficial es que no están satisfechos con los resultados de Andalucía. La realidad es que Podemos Madrid suspira aliviado porque no se han cometido fallos.En Andalucía, Podemos no ha jugado a ganar, ha jugado a no perder. Porque como decía ya en la madrugada electoral uno de los cerebritos: "Es que, tío, Andalucía es muy rara".

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