Andalucía

Un 'vice' que cantaba atrás

  • García Garrido toma posesión hoy como consejero de Obras Públicas · Ligado a la Junta desde el año 1985, fue la persona clave en retener las aguas de Aznalcóllar

Son buenos, pero discretos y, en la mayoría de las ocasiones, terminan su carrera profesional sin que nadie les eche cuenta. En el mundo del flamenco, un cantaor de los de atrás es el que canta para el baile, para que otros se luzcan, aunque los cabales mantienen que es la mejor escuela y que algunos de los grandes artistas se formaron así.

Luis García Garrido nació en 1954 en Sanlúcar, y aunque no cante, ha estado detrás de los despachos de los consejeros durante muchos años. Entró en la Junta en 1985 como director general del consejero de Cultura Javier Torres Vela, y a lo largo de este tiempo ha sido conocido en la administración autonómica como "el eterno vice", porque también fue viceconsejero de Cultura con Juan Manuel Suárez Japón; de Medio Ambiente, con José Luis Blanco, y por último, de Obras Públicas, con Concepción Gutiérrez. Sus colaboradores lo señalan como un hombre muy trabajador, un gran conocedor de los entresijos del aparato burocrático de la Junta y una persona leal al Partido Socialista. Después de años de vice, estuvo a punto de cantar solo y convertirse en consejero después de las elecciones del 9 de marzo, pero entre la estricta observancia de la paridad de género y el reparto de las siempre negadas cuotas provinciales, García Garrido se quedó sin el puesto y se fue al Senado nombrado por el Parlamento andaluz. Pero hoy tomará posesión como consejero de Obras Públicas: el nombramiento de María del Mar Moreno, la actual consejera, como secretaria de Relaciones Institucionales de la ejecutiva federal del PSOE ha permitido el relevo.

Manuel Chaves ya tiene bastante con la crisis económica como para oír hablar de lo mismo en su Gobierno, así que ayer mismo firmó el decreto de nombramiento de García Garrido, que hoy tomará posesión en la Casa Rosa de Sevilla.

Muchos creían que él sería uno de los consejeros salidos del pasado 9-M, pero se tuvo que ir al Senado. En algunas ocasiones, había comentado a sus amigos que estaba pasando por un proceso de "descompresión"; en definitiva, que le costaba hacerse a una vida que sin embargo era mucho más fácil. Desde 1985 llevaba un ritmo de trabajo que, por decirlo de algún modo, no es el que se estila en el Senado. De ahí, lo de la "descompresión", de la que aún no había salido el domingo pasado, cuando los primeros periodistas le llamaron para ver si sabía que él era el candidato claro a suceder a Mar Moreno.

Uno de los momentos más difíciles de su paso por la Junta se produjo como consecuencia del desastre de Aznalcóllar. "Los primeros tres días los pasó casi durmiendo en el campo", recordaba ayer José Luis Blanco, ex consejero de Medio Ambiente. El primer fin de semana tras la rotura de la presa, la ministra de entonces, Isabel Tocino, fue a Doñana, comprobó que las aguas ácidas no habían entrado en el parque y dio todo por solucionado, pero la marea de metales pesado fluía hacia el Guadalquivir. Sea porque era el viceconsejero o sea por su condición de nacido en la desembocadura del río, fue a él a quien se le ocurrió bloquear Entremuros para retener aquellas aguas contaminadas.

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