Educación Superior

Las universidades andaluzas ante el reto de reinventarse

  • La Conferencia de Consejos Sociales advierte de que el modelo tradicional ya "no es sostenible"

  • El informe propone que las instituciones académicas “viren” hacia el alumnado

Estudiantes de la Universidad de Córdoba en el Campus de Rabanales.

Estudiantes de la Universidad de Córdoba en el Campus de Rabanales. / Juan Ayala

"El modelo tradicional universitario no es sostenible". Es una de las tajantes y duras conclusiones del informe Situaciones y retos de las universidades españolas ante la transformación digital, el octavo documento de la Colección de Estudios e Informes de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas.

Se trata de un estudio hecho junto a la Red de Fundaciones Universidad Empresa (Redfue1), en el que ambas entidades han analizado a 34 universidades españolas -todas las públicas andaluzas incluida la Loyola Andalucía, que es privada- y compartido en diferentes mesas de trabajo la opinión con más de 225 expertos de esta materia que han dado su visión sobre las amenazas y desafíos de las universidades ante la llamada cuarta revolución industrial y los pasos que están dando sus organizaciones para abordarla.

Pues bien, una de esas principales conclusiones es la ya citada. El documento, cuya investigadora principal es Tona Rubio de las Alas-Pumariño, sentencia también que el sistema educativo se está redefiniendo, a la vez que sitúa al alumnado en el centro y cambia el enfoque de la enseñanza al aprendizaje.

“Esto ha provocado que el sistema evolucione hacia la llamada Educación 4.0, caracterizada por algunos aspectos como un crecimiento de estudiantes no tradicionales, el aumento de la demanda de habilidades basadas en competencias y el avance de la tecnología”, anota. Y este nuevo tipo de alumnado lo que busca es flexibilidad para elegir sus cursos, incluso fuera del programa establecido. "Esta evolución, además, hace que el alumnado ahora sea libre para definir su ritmo de aprendizaje y quiera tener acceso a profesores y contenidos en todo el mundo, independientemente de su ubicación física", detalla.

Es decir, un planteamiento de base que conlleva todo una revolución o cambio metodológico en el seno de las instituciones académicas. Así, el informe insta a definir una estrategia digital integral  porque el reto de las universidades será definir cómo mantenerse relevantes en el futuro. Para ello, deberán fijar estrategias claras con un amplio margen para el ajuste de forma adaptativa. “Las universidades españolas deberán decidir si quieren seguir como hasta ahora y simplemente adaptar sus modelos de negocio o arriesgarse más, ser disruptivas y cambiar radicalmente sus modelos de negocio”, sentencia el informe.

Entre otros ejemplos, el documento expone el de la Universidad Minerva, la primera institución académica global sin campus fijo. En su caso, los alumnos viajan y viven en siete ciudades diferentes a lo largo de la carrera. “El rol del profesor es diferente, y parece más un guía que incita al debate. Utilizan la metodología de clase invertida y crítica, y buscan desarrollar el pensamiento crítico y creativo, la comunicación e interacción efectivas”, detalla.

Un nuevo espacio para el alumnado

El informe también alude a que el sistema universitario debe virar hacia un modelo “centrado en el alumno”, donde se incluya en los programas de estudios la resolución de problemas del mundo real y un enfoque multidisciplinario del plan de estudio; y se promueva la creatividad. Además, aconseja a que se fomenten “los espacios de aprendizaje abiertos, donde el maestro actúe también como mentor y no como mero transmisor”.

Otro de los aspectos que señala incide en la formación continua y considera que las universidades deben desarrollar estrategias de captación y retención diferentes a cada segmento de clientes. Así, considera que las instituciones académicas “no solo deberían estar enfocadas a un perfil de estudiante de 18 a 30 años, ni a un estudiante local / nacional”, ya que su público objetivo puede ser una empresa o una persona en cualquier país. Además, la educación superior debe responder al cambiante mercado laboral y proporcionar a los estudiantes habilidades transferibles que les mantengan “empleables” a lo largo de toda su carrera profesional.

Colaboración con la empresa

La colaboración con las empresas y la transferencia de conocimiento es uno de los caballos de batalla de los últimos años de las universidades. Una tarea que las personas que han participado en este informe también consideran de vital importancia y, más  aún, con la irrupción de las nuevas tecnologías.

Así, sostienen que “debido a la irrupción de nuevos actores que ofrecen programas formativos mejor adaptados a las necesidades de los potenciales estudiantes, la investigación se convertirá en un factor diferenciador, por lo que las universidades deben impulsar aún más modelos innovadores para la colaboración, donde se potencien las plataformas para promover la colaboración y co-creación y se fortalezca la investigación multidisciplinar”.

Generar asociaciones estratégicas profundas universidad-empresa para colaborar en el desarrollo de los planes de estudio es una de las propuestas que lanzan, al tiempo que recuerda que la colaboración y co-creación en la economía digital van más allá de la empresa y los ecosistemas existentes, e irán avanzando hacia la creación de nuevas redes donde los datos y la inteligencia artificial se aprovechen para desarrollar modelos de negocio completamente nuevos y generar crecimiento en el futuro.

Aprendizaje por competencias

El aprendizaje por competencias se trata de una medida que trajo a la Universidad el Espacio de Educación Superior Europeo y, desde entonces, no solo se ha ceñido a las instituciones académicas, sino también en los centros educativos.

Así, los participantes en las mesas de trabajo coinciden en que las universidades españolas, en general, dan una buena formación teórica a su alumnado. “No obstante, consideran que, a día de hoy, los estudiantes aún terminan su formación universitaria con muchas carencias competenciales tanto en habilidades soft como tecnológicas, a pesar de que las universidades afirman que forman a su alumnado en competencias”, inciden.

Por ello, proponen la necesidad de implementar un sistema en el que se le dé tanta importancia a la enseñanza del conocimiento como a las competencias (digitales como habilidades), que además deben ser acordes a los nuevos tiempos (aprender a manejar la incertidumbre, experimentación, creatividad, ensayo-error, pensamiento crítico, trabajar en entornos colaborativos, competencias tecnológicas...).

“Las universidades deben establecer un sistema efectivo en el que se enseñen las competencias que demandan las empresas para asegurar la empleabilidad de todos sus estudiantes y adaptada a cada perfil”, concluyen.

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