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CIE: La penúltima frontera para el migrante

  • El sufrimiento generado por el desplazamiento a estos centros se suma al deterioro psicológico que acumulan estas personas durante el trayecto

El centro de internamiento de extranjeros de Algeciras.

El centro de internamiento de extranjeros de Algeciras. / andrés carrasco

El internamiento de los refugiados e inmigrantes que acceden a España por la frontera sur es un paso más en el arduo camino que recorren desde sus países de origen y que precede a su integración en la sociedad, el último obstáculo, un eslabón de la cadena cuestionado por expertos y asociaciones. El sufrimiento generado por el desplazamiento a los centros de internamiento de extranjeros (CIE) se suma al deterioro psicológico que acumulan estas personas durante el trayecto, señala la experta en Psicología Social e Inmigración del Observatorio Frontera Sur y de la Universidad de Málaga, Pilar Moreno Jiménez.

Según Moreno, el ingreso en estos enclaves de aquellos que deciden emprender el viaje hacia el límite entre África y Europa tiene consecuencias neurológicas como la ansiedad, la pérdida de memoria y de capacidad de concentración, así como síntomas psicosomáticos o trastornos del sueño, unos efectos que ya provoca en ellos la ruta que siguen.

La ansiedad o la pérdida de memoria son las principales consecuencias

La docente de la Universidad de Málaga, que actualmente investiga en Tánger los efectos psicosociales que tiene en inmigrantes y solicitantes de asilo la travesía desde los territorios de origen, resalta que este padecimiento se agudiza en las mujeres, a las que califica como "las grandes perdedoras".

"No he hecho una sola entrevista a una mujer africana que no haya sufrido abusos sexuales, violaciones o que no haya vendido servicio sexual para cruzar la frontera, es muy fuerte", lamenta la investigadora, quien enfatiza en que lo vivido por las subsaharianas "es un plus a lo que sufren los hombres".

Entre enero y mayo de este curso, Cruz Roja ha registrado en Andalucía cien activaciones más de sus equipos por la detección de embarcaciones que durante el mismo periodo del año anterior -pasando de 119 a 221 movilizaciones- y ha atendido a 2.200 personas más, alcanzando las 3.827.

En Málaga, la subdelegación del Gobierno ha contabilizado dieciséis embarcaciones -hasta el pasado 15 de junio-, lo que duplica la cifra del mismo período de 2016, con más del doble de personas, ya que -según los datos facilitados por la institución- en 2016 fueron 323 por los 749 inmigrantes que acumula este ejercicio.

El coordinador jurídico de Andalucía Acoge, José Luis Rodríguez, achaca ese aumento a la "diversificación" de los lugares de partida de estas pateras en las costas de Alhucemas, Nador y Tánger, así como a la "saturación" y la mayor peligrosidad de otras rutas como la del Mediterráneo central con salida desde Libia.

Rodríguez incide en que también ha crecido el número de solicitantes de asilo y que hasta hace unos días estos eran llevados a centros de internamiento, "privados de libertad cuando a los cuatro días se acepta su petición a trámite", e indica que en Málaga todas las solicitudes -ochenta- han sido admitidas este año.

El doctor en Derecho lamenta que la respuesta que se da desde las administraciones "no es buena" porque los potenciales refugiados "no pueden estar en centros de internamiento" sino en espacios habilitados específicamente como el que se encuentra en el aeropuerto de Málaga-Costa del Sol, que -afirma- no se utiliza.

El responsable de Andalucía Acoge destaca que los centros de internamiento no están cumpliendo con su labor y rechaza nuevas aperturas, ya que -ejemplifica- el índice de expulsiones de los enclaves gaditanos de Tarifa y Algeciras apenas roza el 15%: "Se ponen soluciones que no solucionan la realidad, ¿para qué más centros?".

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