El llamado escaño 110 es una de las pocas medidas en las que PSOE, PP e IU estuvieron ayer de acuerdo. Lo han estado desde el principio. Desde que el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, lo propusiera el pasado mes de junio. Los grupos aprobaron ampliar el hemiciclo a un escaño para que, con el aval de 40.000 firmas, en lugar de las 75.000 actuales, cualquier iniciativa popular pueda ser defendida durante toda su tramitación parlamentaria in situ. Es decir, que el defensor de la propuesta podrá hablar desde la Cámara, desde ese escaño 110 (el Parlamento tiene 109). También se rebaja el número de ayuntamientos necesarios para presentar una iniciativa de este tipo: 25 en vez de 35.

Pero la sintonía en este guiño a la ciudadanía, surgido a raíz del movimiento del 15-M, en lo que derivó es en la falta de entendimiento real que hay en la Cámara. PSOE y PP estuvieron más preocupados por arrojarse argumentos a cuenta del sillón de los alcaldes parlamentarios. Ni siquiera pasaron de puntillas por el asunto. El único que lo abordó fue el coordinador regional de IU, Diego Valderas.

Fue el de IU quien propuso ampliar las posibilidades de abrir las puertas del Parlamento a la calle. Y lo hizo con dos iniciativas: que haya un escaño 111 para que los ayuntamientos canalicen en exclusiva sus iniciativas legislativas, y dar la oportunidad al movimiento del 15-M de pronunciarse sobre ese escaño 110. Llegó a plantear que los tres grupos, con sus 109 parlamentarios, den su firma para que a la discusión de esta ley puedan sumarse desde la tribuna. Consideró que aún se está a tiempo de darles voz, ya que la modificación de la Ley de Iniciativa Legislativa Popular y de los Ayuntamientos y del Reglamento del Parlamento ayer tan sólo superó el trámite de la aceptación de su toma en consideración. Su propuesta obtuvo la callada por respuesta.