Sevilla

Juan Marín sólo excluye a Susana Díaz de sus negociaciones tras el 2-D

El secretario de Organización del PSOE-A, Juan Cornejo, y el líder de Cs, Juan Marín, firman el acuerdo para suprimir el impuesto de Sucesiones.

El secretario de Organización del PSOE-A, Juan Cornejo, y el líder de Cs, Juan Marín, firman el acuerdo para suprimir el impuesto de Sucesiones. / Juan Carlos Vázquez

Susana Díaz firmó un lunes la convocatoria de elecciones. No había pasado ni una semana de precampaña cuando Juan Marín dio la campanada y aseguró, muy serio, que no iba a volver a apoyar al PSOE. No a la candidata, sino al partido. Ayer, el líder regional de Ciudadanos insistió en este veto a los socialistas, pero también dijo que después del 2 de diciembre hablará “con todos”.

La nueva postura de los naranjas contradice al otro veto anunciado con Marín, al menos sobre el papel. El cordón de seguridad impuesto por Ciudadanos afectaba al PSOE, pero también a Adelante Andalucía.

Las propuestas de Marín y las que lleva la confluencia en su programa son claramente incompatibles, pero el cambio anunciado por el líder naranja tiene mucho que ver con su optimismo.

Ciudadanos es el único partido con posibilidades reales de crecer de forma importante en los próximos comicios. Hay sondeos que le atribuyen el sorpasso por la derecha al PP y otros en los que destaca el dato de intención directa de voto, superior o empatado con los socialistas.

Juan Marín dice que sale a ganar, pero seguro que quedará satisfecho si las papeletas naranjas son las segundas más numerosas en el recuento. El “socio preferente” del Gobierno durante la legislatura a extinguir pasaría a ser el líder de la oposición.

Desde ese nuevo puesto Marín podría ponerse manos a la obra para lograr lo que parece un imposible, aprovechando las dificultades que se encontrará Susana Díaz en caso de que gane las elecciones con una mayoría escuálida.

Si Ciudadanos ha dejado de ser una muleta para los socialistas y el PP no parece una opción real, las declaraciones de los líderes de la confluencia no son muy halagüeñas para el futuro de un nuevo pacto de izquierdas.

Un presidente del Parlamento no socialista

A ese escenario post electoral hay que sumar un detalle. Es muy probable que el PSOE no sea capaz de colocar a uno de los suyos como presidente del Parlamento. Díaz no podrá controlar los tiempos y las fórmulas como sí hizo en los albores de la X Legislatura.

Esto se traduce en que un presidente de la Cámara ajeno al PSOE, en caso de fracaso de las negociaciones, mirará al segundo más votado para que intente armar un Gobierno.

¿Qué ocurriría si esa persona es Juan Marin? Que el candidato naranja intentará “buscar apoyos” y “hablará de proyectos con las diferentes formaciones políticas”. ¿Con qué condiciones? Las de siempre, una apuesta por la regeneración, la eliminación de los privilegios de la clase política, el apoyo a los autónomos y a “todas las cuestiones que defienden desde su partido”.

La dificultad de todo esto, más allá de que Ciudadanos quede segundo o no, está en la torpeza que ha demostrado la oposición andaluza para ponerse de acuerdo en los últimos tres años y medio. Marín necesita al PP –y puede que a Adelante Andalucía– para lograr su objetivo. Los mismos partidos que han dejado a Ciudadanos con una sola entrevista en Canal Sur en la campaña que empieza en la medianoche de viernes.

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