El juzgado de Instrucción 13 de Sevilla ya tiene las dos cajas negras del avión Airbus A400M siniestrado el sábado en las inmediaciones del aeropuerto de San Pablo. Los investigadores localizaron los registradores de voz durante la mañana de ayer. Ambas cajas tienen importantes daños provocados por el fuerte impacto y por el incendio que sufrió la nave tras chocar contra unos cables de alta tensión. Así lo anunció ayer el Ministerio de Fomento, cuya titular, Ana Pastor, presidió la primera reunión de coordinación sobre todo lo relacionado con el siniestro, en la que también participó el secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles.

Las comisiones técnicas de investigación de accidentes aéreos de ambos departamentos están colaborando en el esclarecimiento de lo ocurrido. Por el momento no ha trascendido nada sobre las causas del accidente. El contenido de las cajas negras recuperadas ayer debe ser clave para determinar qué falló en el primer vuelo de prueba que realizaba este Airbus A400M antes de ser entregado a la Fuerza Aérea de Turquía. Cuatro personas murieron y otras dos resultaron heridas en el accidente.

Ambos registradores fueron hallados ayer por los miembros de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (Ciaiac), que se encargan de la investigación abierta por el Ministerio de Fomento sobre el siniestro. Los primeros datos apuntan a que el avión pudo sufrir un incendio en pleno vuelo, por causas desconocidas. Algunas fuentes señalan que pudo ser un fallo en uno de los motores. Esa avería llevó al piloto a informar del problema a la torre de control y a buscar un campo para hacer un aterrizaje de emergencia, apenas unos instantes después del despegue. Una de las características principales del A400M es precisamente su capacidad para realizar despegues y aterrizajes en pistas no afaltadas y terrenos sin pavimentar. Sin embargo, el avión chocó contra unos cables de la luz y derribó una torreta de alta tensión, lo que provocó un incendio y un apagón que afectó a buena parte de Sevilla. La columna de humo que salía del aparato siniestrado se veía desde prácticamente toda la ciudad.

El Airbus A400M estrellado era el número 23 de la compañía, cuyo ensamblaje final se hace en Sevilla. Fuentes de CCOO recalcaron ayer que se trataba de un vuelo de preentrega y que había pasado "todas las pruebas y no había dado ningún fallo anterior, ni en monitores", por lo que señalaron que se cree que pueda ser "un fallo técnico porque dio una vuelta entera e intentó un aterrizaje forzoso que no salió", según explicó el delegado sindical Francisco Figueroa.

Tras señalar que las familias y los trabajadores de Airbus en la planta de Sevilla están en estos momentos "desolados" por lo sucedido, este sindicalista subrayó que, aunque todavía hay que esperar a conocer el informe de la empresa y lo que desvela el contenido de las cajas del avión, "todo apunta a que ha sido un fallo técnico", lo cual, a su entender, es "bastante inexplicable", habida cuenta de que el aparato había pasado "todas las pruebas sin problemas y no se había detectado ninguna incidencia en los vuelos anteriores".

Preguntado por los periodistas sobre las posibles repercusiones negativas que este accidente puede conllevar para la industria aeronáutica sevillana, el dirigente sindical reconoció que en estos momentos no están "para pensar en eso". "Ahora mismo lo que nos queda es la amarga alegría de que esto no ha sido muchísimo peor", aseveró Figueroa. Tras subrayar el "prestigio" que tiene el sector aeronáutico andaluz, Figueroa recordó que el avión no habría de arder a no ser que existiera una chispa eléctrica o una salida de queroseno, añadiendo que el choque contra la torre de alta tensión "podía ser lo que faltó para que el queroseno prendiera".