Cinco Llagas

Suspenso general

  • Díaz encuentra sus papeles. Por segunda vez en seis meses, la ex presidenta ejerce de jefa de la oposición, se olvida de Vox, va al grano, y por segunda vez gana el debate a su sucesor

Susana Díaz, en el Parlamento.

Susana Díaz, en el Parlamento. / Efe

Último examen del curso y suspenso general. El balance de los debates de los jefes en los primeros seis meses de esta legislatura parlamentaria es manifiestamente mejorable. En primer lugar por la desubicación de los oradores. Los del gobierno hacen una tenaz oposición al anterior gabinete socialista; apocalíptica en el caso de Ciudadanos. Ayer Susana Díaz, por segunda vez en el semestre ejerció de jefa de la oposición y no de reina destronada.

Y, dicho sea de paso, por segunda vez le ganó el debate a Juanma Moreno. Ha desperdiciado seis meses curando su enojo por la pérdida de San Telmo. Hay que confiar en que después del verano venga a la Cámara con un cambio de rol que sea más positivo para su futuro.

Díaz es uno de los suspensos más clamorosos. Ha agotado todas las variaciones histriónicas sobre lo mucho que manda Vox en el Gobierno de la Junta, con la extrema derecha al timón y la coalición de conservadores y liberales a la orden. El asunto no da para más; en algún momento tendrá que abordar asuntos de interés general y olvidarse de las heridas recibidas en su amor propio. Ayer lo hizo con éxito. Salvo este detalle, la sesión final de temporada de control al presidente se desarrolló sin sobresaltos y con amabilidad.

Hubo excepciones. Resulta chusco que el portavoz de Ciudadanos saque la espada de fuego contra los gobiernos socialistas como si hubiesen sido una maldición bíblica. Ayer lo hizo sobre la gestión del empleo, que calificó de escandalosa, una pesadilla. Para Romero el sueño socialista “ha sido una gran mentira de 40 años…” El cronista se pregunta dónde estuvo este hombre durante la últimos cuatro años, cuando su partido estuvo a partir un piñón con el PSOE. El apocalíptico portavoz Romero es un caso perdido, no cabe esperar mejoría tras el descanso estival, ni siquiera tras el invernal.

José Antonio Nieto, el portavoz del PP, le saca varios cuerpos en experiencia y capacidad dialéctica a su socio y vecino ideológico. Ayer su discurso circulaba muy bien, preguntando al presidente sobre la competitividad de la economía andaluza, hasta que derrapó en una curva y se estrelló. De pronto hizo un romero: dijo que Andalucía había sufrido maltrato, con tasas de paro del doble que la media nacional. [Dato incorrecto, la tasa de desempleo regional suele estar de 8 a 10 puntos por encima de la media española]. La lógica sectaria llevó al ex alcalde cordobés a la conclusión de que el culpable de ese maltrato eran los socialistas, que habían metido miedo entre la población para que les votasen, privándoles de la capacidad de elegir en libertad.

Esta frase se la reprochó después Díaz a Moreno y el presidente hizo un gesto de a mí que me registren. Una excusa culpable, como si Nieto no fuese un subordinado suyo. Lo cierto es que los bailes a tres entre el presidente y los portavoces de los dos partidos de la coalición de gobierno resultan una pantomima que perjudica la figura presidencial; en ocasiones lo asfixian bajo toneladas de algodón. Ayer Juanma Moreno llevaba un debate positivo con Hernández (Vox) y Aguilera (Podemos), pero perdió el equilibrio cuando llegaron las zalamerías con el ejecutivo de Nieto&Romero y sus exabruptos exaltados contra el derrotado socialismo andaluz.

Han copiado tan bien la estrategia en las pasadas legislaturas del portavoz socialista Jiménez que resultan tan grotescos como su maestro. En elegancia, con el cambio no hemos mejorado. A veces se ponen tan dramáticos, que sus resbalones resultan teatrales. Preguntaba ayer Romero por el empleo y ante el panorama de 750.000 parados se preguntó a dónde habían ido los más de 100.000 millones de euros de fondos europeos “para la creación de empleo” que vinieron a Andalucía. [Todo ese dinero no vino para la creación de empleo. Han llegado unos 110.000 millones de subvenciones comunitarias desde 1986 por todos los conceptos, casi la mitad para la agricultura. No hace falta exagerar; el montante específico para empleo, el del Fondo Social, supera los 6.000 millones, que es más de un billón de pesetas.

Desgraciadamente, al presidente le complacen estos ataques de Romero al PSOE en los que siempre mete una banderilla suplementaria. Ayer, tras la diatriba del portavoz de Cs sobre “la desoladora pesadilla socialista”, Moreno añadió que lleva muchos años haciendo la reflexión de que tantos millones de fondos europeos no habían permitido convergencia, progreso, bienestar y empleo. Y agregó su coletilla malvada: “cuántas oportunidades perdidas por la indolencia de una administración”.

Salvo esta tendencia a ejercer de jefe de la oposición al anterior Gobierno, el presidente es el portavoz con mejor progresión en este semestre. El único aprobado, si se exceptúa el notable alto de Maíllo, declarado suplente en su grupo y ausente definitivamente por voluntad propia. Juanma Moreno ha cuajado un personaje amable al que aludió ayer el trueno de la oposición: la portavoz titular de Podemos, Ángela Aguilera, que se refirió directamente a su bonhomía en su discusión sobre el cambio climático.

Aguilera hizo una descripción muy detallada de las causas del calentamiento global del planeta. Advirtió de los efectos sobre Andalucía del cambio climático y criticó que el nuevo alcalde de la capital de España haya liquidado el plan Madrid Central. Moreno le pidió de muy buenas maneras que no intentara patrimonializar la lucha contra el cambio climático. El presidente se desmarcó de las veleidades negacionistas de Rajoy en el pasado y de la actuación en la capital de España de su colega de partido Almeida. Reivindicó su fuerte conciencia medioambiental. Aguilera le pidió sentido común. Liberar de medusas las playas de Málaga, y de algas las de Tarifa. Acabar con los pozos ilegales en Doñana y vigilar que no se produzcan actuaciones demenciales como plantar olivar intensivo en el desierto de Tabernas. Moreno se mostró convencido de que en esa materia podrá llegar a acuerdos en la Cámara.

Con Susana Díaz la cosa no fue tan cómoda. Llegó con el uniforme de jefa de la oposición. Se quejó de que en ocho sesiones Moreno ha dejado 20 preguntas suyas sin contestar y preguntó por el número de beneficiarios de la dependencia en Andalucía. Y por qué si el Gobierno Sánchez ha aumentado en 90 millones su aportación, en los presupuestos de la Junta se reduce esta partida en dos millones. Moreno dijo que los beneficiarios han aumentado [ligerísimamente, un 0,44%] y no explicó por qué se reduce el presupuesto. Discutieron sobre las cifras.

Ella le sacudió con una vieja historia que saca cada vez que puede: que quitó a 70.000 cuidadoras la seguridad social cuando fue secretario de Estado del ramo. Él ofreció transparencia, sentido común, estudiar sugerencias... pero perdió el debate. Ahora, descanso. Igual sus señorías vienen más aprendidos después del verano.

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