Andalucía

Semana Santa en Ruta

  • Caminos de Pasión propone vivir estas fechas de una manera muy singular y es la oportunidad perfecta para combinar el turismo religioso y la gastronomía

Coronación de Espinas, el Domingo de Ramos en Carmona.

Coronación de Espinas, el Domingo de Ramos en Carmona. / archivo

La Semana Santa se llena de luz y fiesta en Andalucía con multitud de formas y de tradiciones que hacen única cada celebración. Además es una de las mejores formas de promocionar las localidades como destino turístico. Estas fechas aúnan el valor patrimonial, cultural y religioso de cada una de sus ciudades y pueblos con la posibilidad de conocerlos en su momento de máximo esplendor, coincidiendo además con el buen tiempo de la primavera.

Una de las maneras más singulares de vivir la Semana Santa es a través de los municipios que componen Caminos de Pasión: Alcalá la Real, Baena, Cabra, Carmona, Écija, Utrera, Lucena, Osuna, Priego de Córdoba y Puente Genil.

Alcalá la Real

En la Semana Santa alcalaína se funden pasado y presente, rito y tradición. Lo que hace genuina esta manifestación es el ensamblaje de religiosidad y algarabía popular, plasmado en los pasos mímicos, escenificados o pregonados que se suceden en los desfiles procesionales y que tienen su principal manifestación en la mañana del Viernes Santo, cuando en las calles del centro histórico se escenifica la Pasión mediante los pasos y los respectivos pregones: Simón Cirineo, la Exposición del cuadro del Ecce-Homo, los Reos, la Venta de Judas, la Lanzada, el lavatorio de Pilatos.

Los pasos son de dos tipos: los mímicos, pregonados o representados, y los de andas. Los pasos mímicos son una fusión de dos tradiciones distintas: los autos sacramentales o misterios (piezas de teatro religioso) y los ingenios (representaciones religiosas festivas de pasajes bíblicos de la vida, pasión y muerte de Cristo). Estas representaciones tenían como objetivo divulgar la doctrina católica.

Baena

La peculiar Semana Santade Baena se caracteriza por la particularidad de sus cofradías y la indumentaria de las mismas. La relevancia de los personajes que representan a los Judíos Coliblancos y Colinegros hace de esta celebración un acontecimiento de indudable atractivo.

Cada una de las cofradías baenenses deben entenderse como un compendio de distintas hermandades y cuadrillas que se unen en un mismo desfile a fin de demostrar su devoción a una misma advocación. La fiesta en Baena tiene muchos y variados protagonistas. Los cortejos se nutren de numerosos participantes con vestimentassui generis de gran antigüedad y sentido simbólico.

Nazarenos con singulares capirotes, portadores, figuras bíblicas con rostrillos, túnicas y martirios -Evangelistas, Herodes, Pilatos, Judas y el Judío Errante, sayones -soldados romanos con atuendo de los tercios de Flandes- y los trajecillos blancos que hoy sólo desfilan los Domingos en la Hermandad de Jesús en el Huerto.

Cabra

Cabra es, por derecho y tradición, ciudad de Semana Santa durante todo el año. Y es que esta manifestación hunde sus raíces en los últimos años del siglo XV, caracterizada por el importante número de pasos que procesionan durante todos los días por sus calles, contando con veintiocho hermandades de Pasión y un innumerable elenco de particularidades que la enriquecen.

Así, mantiene viva toda su simbología, como los judíos y cristianos, el sonido de los tambores, los añafiles o abejorros, o el toque de rompevelos de la madrugada del Viernes. Un importante acervo etnológico que no desmejora el interés artístico de su patrimonio, en el que tienen cabida los mejores imagineros de los siglos XVII y XVIII.

carmona

La Semana Santa de Carmona es un vía crucis de pasiones repartidas entre sus muros de piedra, estrechas calles y recónditas plazas en un ejercicio de sobriedad, devoción y belleza. La propia monumentalidad de la ciudad es un marco excepcional para el discurrir de sus ocho cofradías. El indudable interés artístico de esta emblemática esta se ve reflejado en una admirable imaginería, de la que destaca la pieza más antigua datada que procesiona en la Semana Santa andaluza: El Señor de la Amargura, realizado en 1521 por Jorge Fernández Alemán. Es necesario también mencionar el ajuar que rodea y acompaña a los pasos. Así, los bordados, tallas en madera y, sobre todo, la orfebrería forman parte de este bello conjunto

Uno de los principales valores de la Semana Santa carmonense son sus imágenes devocionales. La localidad conserva la talla más antigua de las que procesionan durante la Semana, el Cristo de la Amargura, una obra de Jorge Fernández Alemán de 1521. O la escultura tardomanierista de Nuestro Padre Jesús Nazareno realizada por Francisco de Ocampo en 1607, que es el modelo precedente de esta iconografía.

écija

La Semana Santa es, sin duda, la fiesta más importante de Écija. Cada año llegan con fervor ecijanos y visitantes de todas las latitudes, ansiosos de ver procesionar sus espectaculares imágenes que cuentan con siglos de historia. Entre ellas destacan el Cristo de la Salud, talla de 1500; el Cristo de la Yedra, talla de 1630 atribuida a Juan de Mesa; el Cristo de la Expiración, talla del siglo XVII de Pedro Roldán; el Cristo de la Sangre, obra de Gaspar del Águila de 1567, o el paso del Santo Entierro, cuya urna está realizada en madera y recubierta por finas láminas de carey con incrustaciones de plata de ley, realizada en 1711.

Destaca por su barroquismo y la belleza de sus pasos e imágenes cuyas tallas, realizadas por imagineros como Juan de Mesa, Montes de Oca o Gaspar de Águila, entre otros, cuentan con siglos de historia.

Lucena

Lucena tiene un estilo propio e inconfundible de vivir la Pasión, mezclando arte, estética y tradición. Su mayor seña de identidad es la santería, única de este municipio, que se hace notar en el particular modo de llevar los tronos al son del tambor y bajo el sonido de la llamada del Torralbo. Para los lucentinos, la Semana Santa es un sentimiento que se transmite con fervor de generación en generación, contando en la actualidad con dieciséis cofradías, varias de ellas con más de cuatro siglos en una población de casi cuarenta y tres mil habitantes.

El sábado posterior a la Resurrección los niños lucentinos desde hace más de cien años recrean en pequeño la Semana Santa en todos sus aspectos, desde la santería hasta las formas propias del rito con gran participación, llegando a más de cien pasos.

Osuna

La localización tan especial de Osuna, a medio camino de Sevilla y Granada, ha marcado la génesis y el desarrollo de su Semana Santa. De modo que la fiesta, como se entiende en la actualidad, es resultado de un cúmulo de circunstancias que se apegan, según la ocasión, más al occidente o al oriente andaluz. Por ello, no es extraño que hoy, por ejemplo, haya corporaciones que utilicen en sus recorridos el estilo ursaonés, con los hombros desde el interior del paso, y otras que lo hagan con el costal, como es propio de Sevilla.

Osuna no sólo procesiona pasión, sino también un gran patrimonio. Entre las imágenes procesionales se encuentran tallas góticas (Cristo de la Vera-Cruz) y barrocas de las mejores gubias sevillanas y granadinas, como Juan de Mesa (Cristo de la Misericordia), José de Mora (Virgen de los Dolores, Servitas), Luisa Roldán (Jesús Nazareno) o Vicente de Tena.

Priego de Córdoba

Priego de Córdoba vive estas fechas con pasión, saliendo a la calle para acompañar los magníficos pasos, portadores de extraordinarias tallas, en una manifestación de fervor y emoción. La solemnidad de las distintas hermandades que se suceden desde el Domingo de Ramos, contrasta de forma rotunda con la explosión popular del ritual del Viernes Santo, donde una ingente cantidad de personas anhelan situarse debajo de las andas para subir hasta el monte del Calvario al Nazareno, que bendecirá los miles de humildes y simbólicos "hornazos" llevados por sus devotos.

Al amanecer del Viernes Santo un pequeño grupo compuesto por el Pestíñez y el bacalao recorren las calles de Priego anunciando con sus sonidos el gran día que está por venir, un rito del que se tiene constancia, al menos, desde 1602. El Pestíñez viste con casaca albero, pantalón tobillero, botas altas y celada sin plumas, y se encarga de llevar el ritmo con el tambor. El Bacalao también se reviste de forma parecida y tañe su trompeta con gran estruendo.

Puente Genil

La Semana Santa pontana hunde sus raíces en el origen de la propia localidad. La villa, bajo la supervisión de los marqueses de Priego, conoce un incipiente auge religioso que se traduce en la erección de hermandades que procesionan durante el Triduo Pascual y que, a partir de 1664, se acompañan de figuras bíblicas que disponen teatralmente los distintos pasajes y dogmas cristianos. Una catequesis andante de carácter tan popular que en muchos momentos quiso ser desmantelada por los más puristas, pero que, afortunadamente, ha llegado a nuestros días sin apenas variación.

Puente Genil también celebra la vida y, con el alba del Domingo, comienzan a tronar los cohetes que dan paso al Resucitado acompañado por todos los participantes en los cortejos de días anteriores.

Utrera

La riqueza patrimonial de su impresionante casco histórico, el legado de hermandades con siglos de historia, el sonido de las bandas de música, las saetas y la idiosincrasia de un pueblo que, de manera espontánea, muestra cada año la devoción y el respeto a sus tradiciones convierten a la Semana Santa de Utrera en una cita imprescindible para el viajero. Durante los siete días de la Semana de Pasión, procesionan un total de 13 cofradías recorriendo las hermosas calles y las animadas plazas del municipio, discurriendo todas ellas por una carrera oficial situada en la Plaza del Altozano donde se instalan palcos y sillas.

En los desfiles procesionales se aprecia el legado religioso y artístico de las hermandades utreranas, algunas de ellas fundadas entre los siglos XVI y XVIII.

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