Andalucía

Canal Sur sólo reducirá plantilla con las jubilaciones

  • El nuevo equipo de la RTVA toma posesión la semana del 10 de julio con el objetivo de renovar la casa después de casi dos legislaturas de inacción

Joaquín Durán, director general en funciones, junto a los candidatos de las elecciones del 2 de diciembre de 2018.

Joaquín Durán, director general en funciones, junto a los candidatos de las elecciones del 2 de diciembre de 2018. / Antonio Pizarro

Tom Martín Benítez se despidió de sus oyentes de La hora de Andalucía el viernes pasado. El periodista anunció su marcha después de haber liderado durante los últimos 22 años el informativo matutino de Canal Sur Radio, de 6 a 10 de la mañana. El contrato de esta voz convertida en familiar vence a las puertas de que una nueva dirección se haga cargo de la RTVA, la radiotelevisión pública de Andalucía, que lleva desde el año 2013 sin director general. Otro de los históricos de la casa, Joaquín Durán, también dejará su puesto de subdirector general la segunda semana de julio, cuando lleguen las personas nombradas por el Parlamento. Durán ha ejercido, de modo provisional, la dirección vacante durante estos siete años, con el permiso de un consejo de administración donde el puesto de presidente también está por ocupar. 

Tanto el presidente de la RTVA, como el resto de miembros del consejo de administración, y el director general son elegidos por la Cámara andaluza, pero el PSOE y el PP han sido incapaces de ponerse de acuerdo durante para su renovación, aunque la versión más veraz indica que los dos grandes partidos no quisieron llegar al consenso porque el poder de ambos decaería con la entrada de los representantes de Ciudadanos y de Podemos. Ha sido ahora cuando el consejero de Presidencia, Elías Bendodo, ha cerrado el acuerdo con todos los grupos. Todos los electores serán ratificados la próxima semana por la Cámara y la siguiente, nombrados por el Consejo de Gobierno de la Junta.

Nuevo director general

Con Tom Martín -la voz de la mañana seguirá vinculada a la casa con un programa musical- se va toda la época que arranca desde la misma fundación de Canal Sur. Construido a imagen y semejanza de la RTVE, la autonómica ha pecado de los mismos defectos que el ente nacional. La RTVA es un ente sobredimensionado, escasamente ágil para sortear los cambios disrruptivos del mundo de la información y el entretenimiento y, sin embargo, demasiado débil ante los antojos políticos y el inmovilismo sindical. El periodista malagueño Juan de Dios Mellado, que será el nuevo director general, no se ha ganado una canonjía. El anterior director electo por el Parlamento, Pablo Carrasco, terminó dimitiendo en 2013.

Canal Sur tiene una plantilla de 1.462 personas, un volumen que no sólo enorme, sino que está escasamente renovado. Desde 2008 no se convocan oposiciones y la edad media de sus trabajadores oscila entre los 51 y 52 años. Es más, no hay periodistas con edades comprendidas entre los 25 y 30 años, los viejos oficios del sector se siguen conservando y no ha habido una reconversión hacia nuevas profesiones. Los sindicatos, que son el poder de facto de la casa, han criticado, y esta vez con razón, el deterioro del material tecnológico. Y es que en el último presupuesto, la partida de renovación tecnológica, que se previó en 521.000 euros, cayó a 150.388 euros. Un problema que no sólo ha sufrido la RTVA, sino todos los entes y consejerías de la Junta.

300 jubilaciones en cuatro años

Sin embargo, el Gobierno andaluz, que admite la sobredimensión de la plantilla, no tiene previsto ni regulaciones de empleo ni despidos, aunque cuenta con un pequeño aliado en la edad de los trabajadores. Se calcula que hay unas 300 personas que se jubilarán a lo largo de esta legislatura, pero hay dudas sobre si este descenso será cubierto con el mismo número de entradas. Fuentes del Ejecutivo sostienen que no, que habrá renovación, pero que el gasto de la plantilla bajará; es decir, que el relevo será parcial.

Elías Bendodo cerró un último acuerdo con Adelante Andalucía para que se incorporase al consenso general, por el que se comprometía al mantenimiento de la plantilla. Y esto puede ser entendido de dos modos: que el número seguirá siendo el mismo o que bajará sin que medien despidos, sino sólo jubilaciones. Esto último es lo que defiende el Gobierno, quien, por otra parte, también tiene firmado otro acuerdo con Vox para racionalizar el gasto de la compañía pública. Antonio Maíllo, el líder de IU hasta esta semana, consiguió que en 2020 se destinen seis millones de euros para renovar material y asegurar plantillas, pero eso no significa que el Gobierno deje inalterado el número final.

Otro de los compromisos alcanzados con Maíllo es que habrá un representante de los trabajadores en el consejo de administración, pero esta persona, paradójicamente, no podrá tener relación laboral con la RTVA, por lo que en la casa creen que es un puesto preparado para un sindicalista de CCOO que se acaba de jubilar. 

La RTVA no es rentable. Cada año, la Consejería de Presidencia le transfiere 140 millones de euros, una cantidad congelada desde la crisis, pero que nunca falta para equilibrar la cuenta de pérdidas y ganancias. El gasto de personal es de 87,1 millones de pesetas, incluido los derivados de la previsión social. La economía de esta televisión es similar al del resto de autonómicas, se financia con fondos públicos y con ingresos publicitarios. El ex presidente José Antonio Griñán se planteó si seguir el modelo de la RTVE, que carece de ingresos publicitarios, pero lo rechazó; en otras razones, porque no hubiese garantizado la continuidad del ente o hubiera terminado por costar mucho más dinero a las arcas públicas.

El nuevo equipo estará formado por el presidente del consejo, el periodista malagueño Rafael Porras, y los ocho consejeros más que nombran los partidos. Porras, que proviene de El Mundo y Expansión, ya fue consejero de la RTVA a propuesta de IU. El director será Juan de Dios Mellado, que en los primeros días debe nombrar la cúpula de la compañía. Mellado ha trabajado en diversos periódicos andaluces y en la Consejería de Turismo. Es posible que haya continuidad en el equipo financiero y económico, pero habrá cambios en las direcciones de informativos, antenas y operaciones. Tanto Porras como Mellado han tenido varias semanas para informarse de la situación de la casa antes de entrar con sus nuevos cargos, tienen hecha una idea de qué es lo que van a encontrarse.

Cambios en la parrilla

La razón por la que el Gobierno andaluz ha querido contar con todos los grupos es porque la modificación de la ley se ha podido aprobar mediante lectura única; un modo mucho más rápido, que permitirá al nuevo equipo trabajar en la nueva temporada de la televisión y la radio. Los cambios deben decidirse en agosto, ya que las productoras tienen que estar al tanto de parte de la programación. Cualquiera que haya tenido cargos de dirección en el ente admite que uno de los problemas es el férreo control que ejercen los sindicatos sobre el status quo del personal, lo que en ocasiones imposibilita responder con agilidad a un negocio que, de por sí, es cambiante. Si no, mutante.

La falta de renovación en la compañía ha provocado, además, la falta de respuesta ante la caída de las audiencias y de los ingresos publicitarios. Esto no es singularidad de esta televisión autonómica, pero Canal Sur es de la que más cuota de audiencia ha perdido. La andaluza se mueve en torno al 8%, frente al 13% de la catalana, aunque hay otras en situación más delicada como la madrileña. Pero sin presidente al frente del consejo y sin director tampoco era posible que alguien asumiese el riesgo de realizar unos cambios de los que nadie duda de que sean no ya necesarios, sino imprescindibles.

Una de las sombras que se ha cernido sobre Canal Sur es el de la manipulación informativa, denunciada de modo permanente por el PP en los tiempos de los gobiernos socialistas. Es cierto que, en especial, los consejeros de Presidencia han venido ejerciendo presiones sobre determinados cargos que ellos mismos había aupado, pero también lo es que el PP ha descargado sin compasión mucha leña sobre algunos profesionales. Javier Arenas, por ejemplo, se negó a asistir al debate de las autonómicas de 2012 porque se sentía maltratado por el canal, cuando la información en tiempo electoral está, escrupulosamente, vigilada y medida por varios organismos.

La elección de Rafael Porras y de Juan de Dios Mellado, presidente y director general, ha sido bien vista por todos los partidos, no anticipan sospechas; nada que ver con la decisión del PSOE de nombrar, por ejemplo, presidente a un anterior portavoz del Gobierno. Ambos son consciente del trabajo hercúleo que les resta, pero casi todos los implicados saben que de sus buenos resultados dependen la propia existencia de la casa.

   

   

     

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