Los vecinos del Liang Shan Po de Algeciras exigen al Ayuntamiento que recupere servicios básicos perdidos desde la pandemia
La asociación El Mirador y la federación Fapacsa reclaman mejoras en limpieza, transporte y seguridad vial, y alertan del desplazamiento del terreno junto a la autovía A-7
Hay que levantar la vista para apreciar el barrio conocido como Liang Shan Po. Así se escribe, aunque pocos lo sepan, pero fonéticamente todos los algecireños aciertan al pronunciarlo: Lian Chan Poo. Este pequeño núcleo vecinal, origen del actual San Bernabé, se asienta en uno de los balcones naturales de Algeciras, con la plaza de toros Las Palomas a sus pies y la bahía extendiéndose en el horizonte. Su nombre tiene historia: en 1978, Televisión Española estrenó la serie La frontera azul, ambientada en la legendaria montaña de Liang Shan Po, refugio de héroes proscritos. Los primeros vecinos vieron en aquel cerro, donde empezaban a alzarse los bloques de pisos, su propia frontera azul.
Décadas después, quienes habitan este mirador de la ciudad siguen librando sus propias batallas, aunque más cotidianas. Representantes de la Asociación de Vecinos El Mirador, del popularmente llamado barrio del Lian Chan Poo, mantuvieron recientemente un encuentro con la Federación de Asociaciones Vecinales y Ciudadanas de Algeciras (Fapacsa) para analizar los principales problemas que afectan a la zona y coordinar futuras actuaciones.
Entre las quejas más reiteradas figura la falta de mantenimiento y jardinería, servicios que, según denuncian los vecinos, el Ayuntamiento de Algeciras dejó de prestar de forma regular desde la pandemia. También reclaman la recuperación de una parada de autobús suprimida por el mal estado del vial y de las aceras, así como medidas para frenar la conducción temeraria en las calles del barrio, donde llevan años pidiendo la instalación de badenes disuasorios “sin obtener respuesta”.
Uno de los asuntos más preocupantes es el desplazamiento del terreno en los bloques situados junto a la autovía A-7, donde ya se observan grietas y movimientos detectados por los testigos instalados hace años. Fapacsa ha instado al Departamento de Urbanismo a elaborar un informe técnico que determine si la construcción de la autovía es el origen de estos daños. La federación también trasladará el caso al Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, recordando un problema similar detectado en la barriada de La Ermita, a la entrada del túnel del acceso norte.
Los vecinos también denuncian la falta de limpieza y el estado deficiente de los contenedores, un problema que consideran generalizado en Algeciras. “Solo hay una persona encargada de la limpieza y resulta insuficiente”, lamentan. A esto se suma el abandono del parque infantil, que “ni siquiera tiene puerta de acceso” y carece de un mantenimiento adecuado por parte del Consistorio.
Desde Fapacsa se subraya que los residentes del Lian Chan Poo pagan su Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) como cualquier otro barrio, “sin recibir a cambio los servicios esenciales que les corresponden”. La federación considera que esta situación se repite en muchas barriadas de la ciudad, donde comunidades de propietarios afrontan un “oneroso impuesto” sin contraprestación visible. “La falta de respuesta del Ayuntamiento a los escritos y solicitudes muestra una falta de respeto y consideración impropias de quienes deben gestionar el interés común”, advierte Fapacsa en su comunicado.
En el cerro del Liang Shan Po, donde un día los vecinos imaginaron una frontera azul, hoy reclaman simplemente ser vistos y escuchados desde el otro lado de la autovía.
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