Historias de Algeciras

El trienio liberal en Algeciras (V)

  • El jefe político de los Pueblos del Campo de Gibraltar, Demetrio O'Daly, se despide antes de marcharse para ser diputado

Texto de despedida de O'Daly de Algeciras

Texto de despedida de O'Daly de Algeciras / E.S.

Al despacho del importante jefe político instalado en Algeciras no dejan de llegar durante aquellos primeros meses de restauración del sistema constitucional todo tipo de peticiones: “Solicitud de Antonio Priego, vecino de Algeciras, para que los Ayuntamientos de Los Barrios, San Roque y Algeciras, le guarden los privilegios y exenciones que S.M. le concede en su despacho de Maestro Agrimensor. Pretendiendo además que por las nulidades que expresa, se deponga a Dn Sebastián Puche del empleo de alarife y se le agracie con él”. El sistema podía cambiar, los privilegios no.

En otro orden de asuntos y por aquellas fechas se remite a la Junta de Contribución del Partido en Algeciras, escrito por quien era su comisionado en la villa de Los Barrios, informando: “Examen de la cuenta de contribución general del año 1817, pidiendo se le abonen las dietas”. El asunto de las dietas viene de largo.

Muy poco tiempo estuvo ocupando su puesto en Algeciras como “Gefe Político de los Pueblos del Campo de Gibraltar, Demetrio O’Daly”, despidiéndose a través de un texto enviado a la llamada Benemérita Milicia Nacional, expresando: “A vosotros, la parte escogida de este vecindario, porque habéis dado la prueba más clara, el testimonio más auténtico y el convencimiento más irrefragable de vuestro amor patrio e íntima adhesión al sabio y benéfico sistema constitucional, á vosotros dirige hoy la palabra vuestro conciudadano O’Daly en la precisión de dejaron con sentimientos suyos, por tener que partir al Congreso Nacional, que abre sus sesiones el día 9 del próximo mes de Julio; pero no quiere verificarlo sin que le dispenséis el honor de avisarle lo tenéis inscrito en la lista de vuestra compañía, y á la cabeza de la clase de soldados, como el primero de ellos, ofreciéndole que en todos los actos de armas, cuando os juntéis y paséis lista, después del tambor leeréis: -El ciudadano O’Daly, primer soldado de esta compañía. Respondiendo el Capitán: -Ausente en mayor servicio de la Patria. El honor que en esta memoria recibiré de vosotros no hay voz bastante á explicarlo; pero sí se da en mi corazón para agradecerlo y recompensarlo”.

Prosiguiendo el documento sobre el texto de despedida de O’Daly: “De mi gratitud no podéis dudar, y la mayor recompensa será mi firmeza en el Congreso, y las medidas que adoptaré para que gocéis entre vosotros de una paz Octaviana y de un honor envidiado acrecentado con los muchos buenos ciudadanos, que no menos entusiasmados que vosotros hubierais seguido nuestros ejemplos, si sus facultades no fuesen tan reducidas, y tan triste y pobre su estado que no les ha permitido el poderse uniformar á su costa; y expurgado, digámoslo así, este pueblo, y reunido en una masa todos los hombres entrañablemente amantes de la Constitución española, decididos y dispuestos a sostenerla con las armas en la mano, se verán brillar clara e indistintamente, cual las estrellas fijas en el cielo, sobre aquella otra clase de hombres, á quienes nada ha debido la Patria, ni se han comprometido á sostenerla, ni tiene que esperar de ellos otra cosa que ardides, maquinaciones, juegos y medios rateros para impedir, aunque en vano, que el sistema constitucional marche rápidamente”.

En la parte final del presente discurso de despedida se señala: “Tales son los sentimientos que ocupan el alma de vuestro conciudadano O’Daly; y al daros el último adiós repite con vosotros ¡¡Viva la Patria!! ¡¡Viva la Constitución, madre de la Milicia Nacional!!, que con el poder de sus bayonetas la sostendrá hasta verter en su defensa la ultima gota de sangre.= ¡¡Viva!!= Demetrio O’Daly”.

El consistorio algecireño respondió: “Se ha contestado a su Señoría haciéndole presente la satisfacción que tendrán todos los individuos de la Compañía en ser asociados en armas a tan patriota y digno general”. Posteriormente mediante se anunció públicamente por el mismo Ayuntamiento: “EDICTO.= El pueblo de Algeciras vestiría luto por 15 días a fin de demostrar el sentimiento por la salida de dicho general; y que este luto consistiría en un distintivo proporcionado á las facultades de cada uno. Así se aplican los pueblos libres agradecidos cuando tratan de ensalzar al mérito sobresaliente”.

Mientras en las altas esferas políticas de la ciudad se lamentaba la marcha de O’Daly, los algecireños seguían su vida alejados de tal acontecimiento. Tal fue el caso recogido en el extracto del siguiente expediente judicial: “Dn. Ventura Fita […], Juez Interno de primera Ynstancia del Partido, habiendo visto la aceptación y levantamiento prestado por Dª. Ana Muñoz, viuda de Dn Francisco Acosta vecina de esta Ciudad, su Señoría, debía discernir y discierno el cargo y oficio de tutor Curadora y Administradora de las personas y bienes Juan, Venancio, Olimpia, Orencia y Rafael Barhen y Acosta; menores hijos de los difuntos Dn. Juan Barhen y Dª Rafaela de Acosta, mientras subsistan en la menor edad administre sus bienes".

Precisamente, el juez Ventura Fita, a la sazón Alcalde constitucional de Algeciras, abandonó el cargo de diputado provincial, dadas sus muchas ocupaciones en nuestra ciudad, siendo sustituido por el liberal Joaquín Abreu, quien “ante la presencia de un Santo Cristo y los Santos Evangelios y encima de estos su mano derecha, recibió juramento en los términos siguientes: ¿Juráis a Dios y á los Santos Evangelios guardar bien y fielmente la Constitución Política de la Monarquía, de ser fieles al Rey, y desempeñar fielmente los deberes de vuestro encargo?. Respondiendo: Sí, juro. Respondiendo S.E. El Presidente: Si así lo hiciereis que Dios os ayude; y si no que os lo demande”. Una vez jurado, Abreu quedó pendiente de incorporarse a la comisión correspondiente.

En el Ayuntamiento de Algeciras, por aquellos días se recibe para su lectura dictamen de la Comisión de Justicia de la Provincia, mediante el cual: “Los Ayuntamientos Constitucionales deben contraer la obligación de curar de balde a los pobres, celando en este punto los mismos Ayuntamientos”. Tristemente, la “obligación” no venía acompañada de la generosidad necesaria para su cumplimiento.

En otro contexto, el segundo de a bordo de la Jefatura Política de la zona, con residencia en nuestra ciudad, expresó en documento dirigido a las instituciones provinciales, lo que sigue: “Andrés de Coca, como Gefe Político subalterno del Campo de Gibraltar, expresa la queja de los perjuicios que infieren los abastecedores del ramo de vinos y licores. Lo dirige a la Comisión Provincial de Justicia”. Esta misma comisión, aborda otro tema vital para la aplicación de la justicia en la provincia de Cádiz: “El Secretario del Consejo de Estado se haya encargado para la propuesta de Magistrados y Jueces de primera instancia, siéndole necesario se le pase lista de los que hayan en esta Provincia; que además de su virtud, mérito é inteligencia, hayan dado en todo tiempo pruebas positivas de su patriotismo y amor a la Constitución”.

El diputado provincial Francisco Javier Istúriz El diputado provincial Francisco Javier Istúriz

El diputado provincial Francisco Javier Istúriz / E.S.

Coincidente con la remisión del listado de jueces y magistrados que ejercen en el Partido Judicial de Algeciras, se nombra en la capital de la provincia, para un mejor control sanitario de los pueblos que la componen, la Junta Provincial de Sanidad, frente a la cual estará un histórico del constitucionalismo gaditano, Francisco Javier de Iztúriz. La primera acción de la recién creada Junta Provincial de Sanidad, afectó directamente al Campo de Gibraltar, al establecerse: “Un cordón de sanidad para evitar la comunicación con la costa de África y la introducción de la peste que en ella se padece”.

Días después, Istúriz, que también era diputado provincial, compartiría comisión con el diputado por el Partido de Algeciras, Joaquín Abreu. Ambos formarían parte, junto con Juan Zulueta, de las comisiones de Censo y Estadística e Instrucción Pública.

Un tema controvertido para el general conocimiento de los Ayuntamientos llega hasta la Casa Consistorial algecireña: “Por R.O. de 8 de Mayo, relativa á que los Pueblos y Consejos respeten la propiedad de las fincas pertenecientes a las encomiendas de los Sres. Ynfantes, cuyos derechos no se hallen especialmente derogados por los Decretos de las Cortes, como una propiedad particular”. Aquella disposición supuso un gran desengaño para muchos defensores del nuevo sistema, que soñaron con una liberalización de las tierras. Otra R. O. que tuvo un gran impacto en nuestra ciudad fue la relativa a: “La remisión por los Ayuntamientos Constitucionales, á través de los Gefes Políticos al Ministerio de Gobernación de un estado sobre los establecimientos de Caridad y Beneficencia que haya en sus Pueblos”. El consistorio algecireño, envió una más que exhaustiva memoria del Hospital de la Caridad. En dicha memoria, se notaba el sello dejado por quién fuera su administrador y sacerdote Juan Gerónimo de Lima, fallecido en 1812. Desgraciadamente, la eficaz información no se vio recompensada con ayuda económica alguna para paliar las necesidades del popular centro hospitalario algecireño.

Por fin, y dentro de aquel paquete de medidas aprobadas por el nuevo gobierno, se contempló un gran gesto liberal, acorde con los supuestos nuevos tiempos: “Real Decreto de S. M. rehabilitando el de las Cortes Generales de Junio de 1813, mandando puedan establecerse libremente todos los españoles y extranjeros avecindado en los Pueblos de la Monarquía, las fábricas o artefactos de cualquier clase que les acomode sin necesidad de permiso, así como también cualquier industria u oficio útil sin necesidad de examen”. Se intentaba implantar el germen de la industrialización.

Precisamente, aquella moderna nación que se pretendía crear necesitaba de ciudadanos con formación, para lo cual se ofrecieron incentivos y facilidades legales, como la que sigue: “Francisco de Paula Calviño, presbítero secularizado con asignación a esta Parroquia de Algeciras, concede representación al procurador Francisco de Paula Moya de la curia episcopal de Cádiz, para que se persone en su nombre en la contaduría de crédito público para liquidar la cantidad de 100 ducados comunales que la Nación le ha señalado por razón de dicha su secularización y desde el día en que empezó a poner en practica las diligencias indispensables para la expresada secularización”. El gremio clerical algecireño se vería muy afectado con la citada medida, como se podrá comprobar en posteriores entregas.

(Y con esta entrega me despido de los muchos lectores de esta página, hasta el próximo mes de septiembre. Feliz verano y cuídense).

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios