Algeciras

El sacerdote Sebastián González recibe el último adiós en la iglesia de La Palma

  • Más de 100 personas asisten al sepelio en la parroquia en la que ejerció 42 años · El obispo de Cádiz recuerda su dedicación hacia los más pobres, subrayando la labor realizada en favor de los inmigrantes

El sacerdote fallecido el pasado martes Sebastián González Araujo, nombrado Hijo Adoptivo de Algeciras en el año 2000, recibió ayer en la iglesia Nuestra Señora de La Palma una misa en su honor presidida por el obispo de Cádiz, Antonio Ceballos, siendo arropado por decenas de ciudadanos que quisieron darle su último adiós.

Para velar por sus restos mortales, cuya capilla ardiente fue instalada en el mismo templo, estuvo presente una amplia representación de los sacerdotes de Algeciras y el Campo de Gibraltar. Desde las seis de la tarde, hora en la que se inició la misa en su recuerdo, la parroquia fue testigo de un incesante goteo de feligreses y amigos, destacando una gran representación de ciudadanos inmigrantes.

González, que falleció a los 84 años tras una larga enfermedad, fue párroco de la iglesia de La Palma durante más de cuatro décadas después de llegar a Algeciras en el año 1959.

El obispo de Cádiz hizo un recorrido por la amplia trayectoria del sacerdote en el ejercicio de su fe cristiana. "Ha vivido en el amor, amar a Jesucristo", esas fueron las primeras palabras con las que Ceballos quiso transmitir el compromiso marcado por González en una vida "vivida para los demás", aseveró.

En su cercano discurso, el obispo gaditano destacó su carácter "entrañable, fiel, amigo y compañero". Su fallecimiento, inmerso en los días de Semana Santa, lo subrayó como un hecho cuya interpretación debe ser profunda. "Se ha ido sin hacer ruido tras una larga enfermedad. Ha tenido su tránsito como Jesucristo pasando por la muerte y la resurrección".

Ceballos alabó la labor cristiana realizada por el sacerdote en la que ocupó varios cargos, entre otros, el de vicario general del Campo de Gibraltar y delegado diocesano para el clero. Además, recibió el nombramiento de Prelado Doméstico de Su Santidad. Tras su jubilación, en el año 2000, fue designado capellán del antiguo Asilo de San José.

"Sebastián tenía una categoría humana y pastoral que creo que dejó huella", señaló el obispo que también puso de relevancia la gran labor que realizó con los más necesitados. Así, recordó que tenía en su haber más de mil fichas con la información sobre los inmigrantes a los que atendía. "En los momentos difíciles ponía calma, era un sacerdote moderno y actual. Ha dado aliento a los moribundos, su corazón ha recibido a miles de personas, siempre al lado de los más pobres".

El obispo de Cádiz también quiso compartir sus últimos instantes con el antiguo sacerdote de La Palma, al que fue a visitar poco antes de su fallecimiento para bendecirle. "Besé su rostro y le bendije, así cumplí mi misión", asintió Ceballos. En la parroquia más un centenar de fieles arroparon en todo momento el duelo de los familiares y amigos.

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