Tribuna de Opinión

El público gana el pulso al reglamento

El público gana el pulso al reglamento

El público gana el pulso al reglamento

Ya ha pasado la tan ansiada y esperada reaparición de José Tomás en Algeciras. Ya la noticia habrá dado la vuelta al mundo del toreo y a la del otro. Ya se ha escrito, y muy bien por cierto, lo del transcurso de la ansiada corrida, detalle a detalle, sentimiento a sentimiento. Ya cada aficionado que nos visitó y compartió con nosotros el gran reencuentro del torero de Galapagar en nuestra plaza -tan cómoda, tan grande y tan torera-, lleno de emociones y acontecimientos para contar a los demás, ha tomado el camino de vuelta a casa. Muchos de ellos, pienso que deslumbrados por la buena organización de nuestra Feria, se hubiesen quedado aquí en una Algeciras que, afortunadamente, no ha perdido el gusto en acoger con generosidad al forastero.

Cuando todavía parece que resuenan los ¡oles! en el mismo corazón de nuestro Coso y van a estallar los fuegos artificiales, donde apretados, pero cómodos, participábamos del gran evento de la empresa Lances de Futuro, cumpliendo la palabra dada para el viernes 29 de junio, este ya se habrá marcado con letras que resalten como un hecho que ya es historia de la Feria del 2018, mérito sin duda en un alto porcentaje del empresario José María Garzón. Pero en La Corrida, además, pasaron cosas, algunas inadvertidas del gran público y que tuvieron una extraordinaria importancia. La primera es que el presidente habitual en el palco, Francisco Ortíz Megías, que tan bien resuelve el discurrir de la corrida, ese día, el 29, cuando hablo con él para comentar algo referente al sorteo me dice "que me caso hoy, en este momento, después hablamos". El palco, pues lo ocupó, a toda prisa don Ramón Baladé, inspector jefe de la Comisaría del Puerto de Algeciras. Cuando lo supe le deseé mucha suerte y la tuvo, ¡menuda papeleta le dejó mi amigo Paco! Lo segundo fue que los tres toros del Cuvillo y tres de Jandilla más parece que se pusieron de acuerdo en no aguarnos la fiesta a más de 12.000 y pico de aficionados. Toros bravos, nobles, con cuajo y nobleza que se sumaron encastados a la fiesta general.

Pero es que La Fiesta Grande vaticinaba para la tarde un precedente. El 26 de junio de 2010 en un cartel con Juli y Castella, Miguel Ángel Perera se entretuvo en torear e indultar a un bravo toro del Cuvillo Lanudo y el 29 de junio de este 2018, es decir 8 años después, el mismo torero en el cuarto toro, este de Jandilla -de nombre Libélula, 494 kilos y que brindó al respetable- realizó la misma faena brillante, dos orejas y rabo. ¿Acaso le ganó la pelea a José Tomás? Creo que no, José Tomas también cortó dos orejas, pero ya le había ganado la pelea del mano a mano el mismo día que se supo que volvía a Algeciras después de 11 años.

Pero lo más trascendente, lo verdaderamente importante que pasó es que más de 12.000 y pico largo de aficionados en la plaza, en un acto de pura democracia, le ganaron el pulso al frío Reglamento Taurino. Sin entrar en aspectos puramente entendibles en estos casos, como comportamiento en el peto, o la colocación de la espada al segundo intento o el efecto de la dicha colocación del acero, lo cierto es que primó más en el dueño del espectáculo, que es y debe ser siempre el público, la Fiesta Grande de una tarde tan esperada. Y otra vez nuestra plaza se volvió la tarde del viernes 29 de junio más grande, volaron en todos los tendidos miles de palomas blancas ganándole limpiamente el pulso al frío Reglamento.

De José Tomás, qué quieren que les diga, templó el toreo -cosa tan difícil con su primero- hasta el punto que parecía que se nos habían parado los relojes y el de la plaza. ¡Tarde Grande de Fiesta Grande de Toros y Toreros Grandes! Ahora don José María Garzón, después de darle la enhorabuena por su acierto empresarial taurino, que sean unas realidades positivas y económicas bien ganadas ¿Qué va a pasar el año que viene? Se van a cumplir los 50 años de vida de nuestra Plaza de Las Palomas. A lo mejor, digo yo, como José Tomás se ha tenido que ir muy complacido del cariño que le ha demostrado Algeciras, ¿quién sabe? Bueno, no me haga caso, es solo un deseo.

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