Escribo estas líneas, aún con la crispación y la frustración que produce el haber perdido cuarenta minutos de tu trabajo en buscar aparcamiento.

En una ciudad como Algeciras, con las carencias del transporte público y de infraestructuras que faciliten una movilidad sostenible, resulta que las semanas que dura el montaje y desmontaje de nuestra feria nos plantan el mercadillo en pleno llano amarillo, reduciendo considerablemente el número de plazas de aparcamiento y sin una alternativa coherente para el usuario y el trabajador, que debe lidiar todos los martes con la búsqueda de un ansiado “hueco” donde poder introducir su vehículo, y en el peor de los casos acabar en un parking de pago y colapsado.

Y claro, esta situación de indefensión para el ciudadano es aprovechada sin ningún tipo de pudor por el servicio municipal de grúa, que, a diestro y siniestro, comienza una despiadada lucha por retirar vehículos con la que hacen su verdadero agosto.

Las autoridades competentes deberían contemplar políticas y medidas para evitar este tipo de situaciones, buscando un equilibrio entre los derechos de los comerciantes del mercadillo a desarrollar su actividad y los derechos de los propios ciudadanos, habilitando, por ejemplo, zonas restringidas durante el resto del año, como la gran explanada del llano amarillo situada enfrente del edificio de la Audiencia Provincial, totalmente vacía y altamente desaprovechada para este tipo de situaciones.

En fin, mientras perdure esta situación, levántense temprano los martes si no quieren que aparcar se convierta en una odisea.