OBSERVATORIO DE LA TROCHA | NUESTRA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA

La arquitectura burguesa de Algeciras (II)

  • En el último cuarto del siglo XIX llegan a nuestra ciudad unos nuevos estilos arquitectónicos: el eclecticismo, el modernismo y el regionalismo

La casa del nº 38 de la calle Cayetano del Toro (Alameda).

La casa del nº 38 de la calle Cayetano del Toro (Alameda). / Erasmo Fenoy

Dentro de la arquitectura civil tardo-barroca, tratada en la anterior entrega de este artículo, eran muy destacables los edificios nº 16 y nº 8 de la calle Convento, ambos del citado estilo tardo-barroco.

El primero contaba en su interior con un magnífico patio de columnas toscanas y arcos de medio punto. Se accedía a él por una puerta enmarcada entre dos jambas y un dintel de piedra de sección escalonada. La planta alta se coronaba por un pretil con molduras sobre el que descansaban varios jarrones o florones de cerámica, y en la que se abrían tres balcones con antepechos de rejería con voladizos sostenidos sobre repisas de sesión escalonada. En cada extremo de la fachada se encontraban sendos miradores enrejados, apoyados sobre el mismo tipo de repisas. Fue demolido y actualmente se levanta un edificio de cuatro plantas de cierto aire andaluz, con balcón corrido y miradores de hierro.

El segundo se encontraba donde actualmente está la plazuela de la Merced, junto al antiguo Hospital Militar. En la fachada que miraba hacia la calle Alfonso XI se abrían tres balcones, el del medio corrido y en los extremos de sus dos fachadas destacaban sendos miradores enrejados, con precioso trabajo de forja, con voladizos apoyados sobre repisas de sección escalonada. Estas magníficas rejas fueron colocadas en el edificio que vino a reemplazar al demolido.

No podemos dejar de mencionar el elegante edifico de la calle Real o Cánovas del Castillo, nº 21, esquina con la calle Ojo de Muelle (desaparecido). En sus fachadas se abrían varios vanos orlados con molduras y coronados por frontones triangulares. Sus antepechos eran de hierro, con rejas en forma de huso, cuyos voladizos se sostenían sobre ménsulas de piedra, similares al nº 11 de la calle Cristóbal Colón. En los extremos había sendos miradores enrejados, al igual que en su planta baja. 

Dentro de este eclecticismo modernista no podemos pasar por alto el edificio nº 28 de la calle Cayetano del Toro, en el que destacaban sus miradores de mampostería, coronados por gruesos copetes sobre cornisas de amplio vuelo y con un gran balcón corrido. En los primeros años de los setenta, todos estos elementos fueron sustituidos por dos miradores de aluminio y un balcón central, revistiendo su fachada de un alicatado donde se combinan dos o tres colores. Este afán por “modernizar” las antiguas casas señoriales destruyó unas fachadas singulares y muy elegantes.

El nº 2 de la calle General Castaños, la antigua Casa Fillol. El nº 2 de la calle General Castaños, la antigua Casa Fillol.

El nº 2 de la calle General Castaños, la antigua Casa Fillol. / Erasmo Fenoy

En la calle Prim nº2, esquina con la calle Gral. Castaños, donde antaño estuvo la llamada fábrica de la luz, se levantaba un gran edificio, cuyos vanos tenían arcos escarzanos y en su esquina ligeramente achaflanada lucía dos miradores de mampostería con pilastrillas y arcos lobulados. El mirador de arriba se cubría con un tejadillo de tejas en forma de escamas, de estructura piramidal, pero de contorno algo alabeado. Su fachada estaba enlucida con revoco picado.

Otras edificaciones muy interesantes eran el edificio nº 3 de la calle C. Colón y el que hacía esquina entre las calles San Antonio y Ancha o Regino Martínez. Ambos lucían en sus fachadas tres balcones cuyos vanos tenían arcos escarzanos. En los extremos se abrían sendos miradores o cierros, de madera el de la calle Colón y de hierro con filigranas y cresterías, el de la calle R. Martínez. Los pretiles de sus azoteas se adornaban con jarrones o florones de cerámicas. A estos habría que añadir el nº 4 de la calle Prim, de parecido estilo, con miradores de hierro fundido y tres balcones. Recuerdo que sobre el dintel de su puerta destacaba un relieve en forma de rostro de un animal. Fue demolido a finales de los años setenta para construir un nuevo edificio totalmente anodino, en cuyos bajos se instaló una conocida juguetería.

Nuevos aires, nuevos estilos

En el último cuarto del siglo XIX llegan a nuestra ciudad unos nuevos estilos arquitectónicos: el eclecticismo, el modernismo y el regionalismo, que se desarrollarán hasta el primer tercio del siglo XX. La clase burguesa algecireña construirá sus viviendas imitando estos estilos de moda en España y en Europa. Son edificios de gran elegancia y belleza, con profusa decoración de molduras en sus paramentos, e innovadoras formas en sus balaustradas y rejerías.

El nº 20 de la Calle Segismundo Moret (Banda del Río). El nº 20 de la Calle Segismundo Moret (Banda del Río).

El nº 20 de la Calle Segismundo Moret (Banda del Río). / Erasmo Fenoy

Algunos de ellos recubrirán sus fachadas con azulejos, unos vidriados, combinando colores; otros hidráulicos mates, con dibujos geométricos o florales esquematizados. Se cubren con azoteas y los pretiles de estas se adornan con pilastras y florones. Las fachadas suelen adornarse con miradores o cierros de hierro fundido, con elaborado trabajo de fundición, calados y provistos de cresterías; otras, con miradores de madera o de fábrica. También, el estilo regionalista empleará el ladrillo visto junto con la cerámica, recordando la arquitectura mudéjar. La decoración de los edificios modernistas se inspira en el barroco, en el gótico o en elementos de la naturaleza, como flores o animales.

En la lista de edificios de este periodo histórico destacan el nº 1 de la calle Convento o Alfonso XI, con magnífico mirador de madera en su esquina, balaustradas y revestimiento de azulejos vidriados biselados blancos en su fachada (desaparecido); los contiguos nº 3, revestido de azulejos vidriados biselados combinando el ocre y el blanco y un espléndido mirador de hierro fundido con fina labor de filigrana y crestería de inspiración gibraltareña (desaparecido), y el nº 5, con azulejos vidriados blancos y dos miradores de hierro fundido, con apreciable labor de crestería ( también desaparecido).

El nº 1 de la calle Joaquín Costa, que fue reconstruido, muestra unos azulejos donde se combinan el verde y el blanco y luce unos preciosos antepechos de hierro fundido con originalísimo diseño; sus miradores de madera no fueron reconstruidos. Otros edificios muy destacables con fachadas revestidas de azulejos son el nº 16 de la Avda. Blas Infante, al que se le sustituyó el mirador modernista de madera por uno de factura funcional y además se le añadió una planta superior que no guarda consonancia con el estilo primitivo del edificio; el nº 17 de la calle Tarifa, de influencia maltesa, al cual se le eliminaron los miradores de madera y su pretil de la azotea, con pilastras y pináculos de cerámica, sustituido por uno de estilo funcional de ladrillo; el nº 38 de la calle Cayetano del Toro, su fachada lucía azulejos blancos vidriados biselados, que fueron sustituidos por otros planos, también su mirador de esquina, de puro estilo modernista ha sido reconstruido.

En la esquina entre la calle Emilio Castelar y Doctor Pérez Rodríguez se conserva otro de este estilo, aunque su fachada ha sido pintada de color ocre claro; en la calle Aníbal se levantaba uno muy bonito, con blancos azulejos vidriados, cuyos vanos de los balcones se adornaban con un friso de azulejos de colores, ya desaparecido. También son dignos de mención el desaparecido edificio nº 12 de la calle Rocha, cuya fachada se cubría de azulejos planos vidriados combinando verde y blanco, así como el nº 2 de la calle Santísimo, con azulejos blancos y azules, y mirador de madera,(desaparecido).En la calle Cánovas del Castillo encontramos dos del mismo estilo, ya desaparecidos, el nº 4 y el nº 12.

El nº 14 de la calle Prim. En los balcones, lagartos estilo 'art nouveau'. El nº 14 de la calle  Prim. En los balcones, lagartos estilo 'art nouveau'.

El nº 14 de la calle Prim. En los balcones, lagartos estilo 'art nouveau'. / Erasmo Fenoy

La otra manera de embellecer estos edificios burgueses era el empleo de cerámica hidráulica, con motivos geométricos o vegetales esquematizados. A este grupo pertenecen las siguientes construcciones. En primer lugar, hemos de citar el nº 2 de la calle Gral. Castaños, (antigua de Carretas), la conocida como Casa Fillol, donde hoy se halla Radio Algeciras. Está inspirado en el modernismo catalán. Fue demolido, pero se ha reconstruido con bastante fidelidad. En él hay que destacar su revestimiento de azulejos vidriados con dibujos florales esquematizados y los medallones en bajorrelieve de los dinteles de sus balcones.

También hay que destacar el nº 9 de la calle Prim, muy modificado, pues perdió el pretil de su azotea, que estaba formado por pilastras coronadas con florones de cerámica. Ahora tiene uno funcional y además se le ha construido un sobrado que lo afea considerablemente. También hay que citar el nº 5 de la calle Emilio Castelar, reconstruido, del mismo estilo, con miradores que primitivamente fueron de madera.

No podemos dejar de mencionar la desaparecida casa de los muñecos, llamada así por los altorrelieves que adornaban el pretil de su azotea. Se levantaba en la esquina entra las calles Alfonso XI y San Antonio. Su fachada estaba revestida de azulejos hidráulicos con motivos geométricos y poseía un gran balcón corrido y cierros o miradores de hierro forjado. El revestimiento con azulejos debió de ser posterior a la construcción del edificio, ya que este era de estilo tardobarroco andaluz

Dentro del eclecticismo modernista de inspiración barroca es fundamental señalar el majestuoso edificio nº 20 de la calle Segismundo Moret (Banda del Río) esquina la calle José Santacana. Este edificio perdió su torreta de esquina que le otorgaba un aire mucho más esbelto y señorial. Es el edificio civil más señorial y elegante de nuestra ciudad y parece directamente trasplantado de la Madrileña Gran Vía.

Otro edificio modernista de inspiración clásica era el desaparecido nº 1 de la calle Gral. Castaños. Poseía un bello mirador de mampostería en su esquina, similar al de la casa nº 36 de la calle Cayetano del Toro, que fue eliminado y sustituido por una estructura feísima de aluminio. Es muy singular el edificio nº 14 de la calle Prim, pues en la rejería de sus balcones y miradores luce motivos florales, rosas, y animales, un lagarto, que denotan la clara influencia modernista. 

Otro edificio digno de señalar era el ya desaparecido nº 38 de la calle Emilio Castelar, en cuya planta baja se hallaba el conocido restaurante Casa María. En su fachada se abrían varios balcones con balaustradas de mampostería, cuyos balaustres presentaban la llamada silueta de cuello de cisne, propia del modernismo francés. El pretil de la azotea consistía en una balaustrada semejante a la de los balcones. Sus vanos estaban adornados con molduras y frisos. El nº 3 de la calle Joaquín Costa, ya desaparecido, se inspiraba en su decoración en la tradición renacentista. Su fachada estaba revestida de revoco esgrafiado, con molduras en los frisos y con medallones y guirnaldas.

Uno de los edificios más bonitos es la llamada Casa Millán, de la cual actualmente solo queda su fachada en espera de su reconstrucción. Este edificio muestra una hermosa fachada modernista, que se le construyó al edificio original, del siglo XIX, cuya fachada primitiva era mucha más sencilla. Destaca en ella el esgrafiado de sus paramentos, las molduras con guirnaldas y sobre todo el precioso mirador de hierro fundido de su esquina. Este tipo de miradores también los poseía la casa nº 1 de la calle San Nicolás, pero, por desgracia, fueron eliminados y sustituidos por unas simples rejas.

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