Obituario | Flores el Gaditano

Hasta siempre, Flores

Entrega de la Medalla de la Palma a Flores el Gaditano (segundo por la izquierda)

Entrega de la Medalla de la Palma a Flores el Gaditano (segundo por la izquierda) / José Luis Roca

Por los pelos, apenas cuatro meses te faltaron para ser centenario, cerca de cien años con el doctorado que te dio la Universidad de la Vida y lo vivido y lo sentido en el mundo del Flamenco. Una capacidad única y singular para tener siempre abiertos de par en par tus sentidos para aprender de la realidad y de todo el que se cruzara en tu camino.

Ese camino que tantas y tantas veces has hecho por la geografía española e internacional, acompañado y acompañando a los artistas mas importantes de cada momento con tu genio y tu genialidad, tu arte y tu ingenio, pregonando y defendiendo con esa voz melodiosa, con ritmo y compás, lo nuestro, el Flamenco.

Eras como los cabales: un señor, un caballero y una gran persona, que desde el respeto sabías practicar con unas señas de identidad propias el deporte de la gente inteligente, el sentido del humor, el saber reírse con los demás y no de los demás. No en vano, cuando se te recordaba que habías nacido en 1921, decías “si yo he vivido más guerras que Prim”.

El miércoles 14 de este mes de julio decidiste abandonar tu cuerpo, allá en tu casa de la Avenida la Cañá, en la entrada de esa barriada cuna de grandes artistas como tú, que ha sido y es la Bajadilla. No en vano tuvo su vinculación con ella Paco de Lucía.

La primera que me dijo que te habías ido con la elegancia que siempre te ha caracterizado fue tu sobrina y compañera en el arte de juntar palabras, Nuria Ruiz Puedes suponer que he hablado de ti en estos días con mucha gente, de tu singular forma de interpretar alegrías, bulerías, fandangos, milongas, canciones populares y españolas.

Sobre todo, tu forma especial de cantar los fandangos, tu talento y creatividad para la literatura, la composición y tu imaginación puesta de manifiesto en más de mil doscientas letras que hiciste para ti y otros muchos intérpretes. Has sido un embajador de tu tierra, Algeciras, y tu entrega se ha visto correspondida por tus paisanos a través de tu Ayuntamiento.

Desde que en 2004 recibiste la Medalla de la Palma, que es como la de la ciudad, y al año siguiente el Especial de Pura Cepa, además de ese busto en nuestro Parque María Cristina, una calle con tu nombre y el haber sido nombrado Hijo Predilecto de Algeciras, hemos intentado corresponderte lo mucho que tú nos has dado con tu arte, genialidad e ingenio.

Cuanto aprendí de ti en lo que tuve la suerte de tratarte, como artista y como ser humano. Eras un ARTISTA y una PERSONA con mayúsculas. En esos paseos que dabas diariamente con tu compañera del alma, Javiera, he tenido la oportunidad y la suerte de pararme y charlar contigo, para escucharte desde una reflexión sobre la actualidad hasta un chiste, pasando por cientos de anécdotas que encerraban tu sol, tu sal y tu son, como el Flamenco.

Ayer, hablando con un amigo común, el presidente de Honor de la Sociedad del Cante Grande Algeciras, Pepe Vargas, me recordaba con satisfacción cuando su padre, Paco Vargas, te contrató para debutar en Madrid en el Teatro Calderón y tus tiempos de gira con los Gaditanos que formabas con Manuel Molina y Juan Pantoja, como muchas de tus canciones forman parte de la memoria emocional de diferentes generaciones.

Querido amigo Flores, recuerdo cuando como teniente de alcalde de Cultura, siendo alcalde nuestro común amigo Ernesto Delgado, organizábamos unas charlas flamencas y aquella en la que tú interviniste con el desaparecido Vicente Iranzo Prieto, médico y un gran aficionado, fue toda una lección en vivo y en directo para quienes tuvimos el privilegio de asistir. Supimos que quisiste ser torrero, ¿cuánto se perdió el arte de Cúchares?

Y como ya me están diciendo que acabe, yo no voy a despedirme de ti, sino que pido desde todos los rincones de nuestra ciudad, Algeciras, un fuerte aplauso, un ole inmenso y una sonrisa de oreja a oreja porque nos quedamos con tu obra y tu legado. ¡Hasta siempre, Flores!

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