Molino Escalona

La incombustible vida del último molino del río de la Miel

  • La familia Escalona lleva más de un siglo explotando esta instalación, la última activa en el río

  • La harina producida por el molino llega a toda la provincia de Cádiz y otros puntos del país

Blas Escalona, junto a una de las máquinas del molino

Blas Escalona, junto a una de las máquinas del molino / Nacho Marín

El río de la Miel fue, durante muchos años, el hogar de muchos molinos. Los senderistas que recorren el camino junto al río encontrarán a su paso los restos de varias de estas estructuras, muchas de ellas en ruinas, como el molino del Águila. Pero en la actualidad, solo uno de ellos sigue totalmente en activo. Se trata del molino de Escalona, que se remonta al menos al siglo XVIII, cuando fue construido para el presbítero José Rodríguez Pajares, párroco de Los Barrios. En él, la familia del mismo nombre mantiene activo su uso para producir harina, una labor que llevan desempeñando desde hace más de un siglo.

El molino no siempre se llamó de Escalona, como se le suele conocer hoy. Antes, tuvo otros nombres, pero la familia que hoy tiene su propiedad lleva vinculada a él más de un siglo. Según cuenta Blas Escalona, el actual propietario del molino, fue su abuelo quien arrendó el edificio a su propietario, el entonces alcalde de Algeciras, Emilio Santacana, en las primeras décadas del siglo XX.

Blas Escalona trabaja en el molino Escalona del Río de la Miel Blas Escalona trabaja en el molino Escalona del Río de la Miel

Blas Escalona trabaja en el molino Escalona del Río de la Miel / Nacho Marín

A pesar de que fue adquirido por la Andalusia Water Company, la familia lo mantuvo en arrendamiento hasta que finalmente lo adquirieron. Pero su propiedad no se vio reconocida hasta hace apenas un año, cuando la Sección de Algeciras de la Audiencia Provincial de Cádiz reconoció definitivamente que pertenecía a los Escalona, tras un recurso contra la sentencia del Juzgado de Instrucción número 1 de Algeciras que desestimaba la petición de que se le reconociera la propiedad con la oposición del Ayuntamiento algecireño.

Después de las batallas judiciales, Blas Escalona puede dedicarse ya con tranquilidad a gestionar un molino que él mismo contribuyó a modernizar desde que se hiciera cargo de su gestión en los 90 de manos de su padre. El actual propietario trabajaba en la refinería y tenía conocimientos industriales que le sirvieron para saber cómo adaptar el molino a los tiempos que corren, aunque la esencia del proceso sigue siendo exactamente la misma. "Me venía a las seis de la mañana y me quedaba hasta las diez de la noche con los arreglos", recuerda Escalona sobre el periodo de reformas del molino. Hoy, en el molino trabajan cuatro personas, contándole a él.

Antiguas piedras del molino Escalona Antiguas piedras del molino Escalona

Antiguas piedras del molino Escalona / Nacho Marín

En la actualidad, el molino está lleno de maquinaria que facilita un trabajo que requería mucho desgaste físico hace no tanto tiempo. Aunque su aspecto ha cambiado mucho en los últimos años, la finalidad sigue siendo la misma: producir harina. El proceso comienza con la llegada de los camiones cargados de trigo, pero también de maíz o garbanzos, todos ellos empleados para conseguir la harina. El cargamento se acumula en unos silos. De ahí pasan a una limpiadora que filtra el trigo, antes de pasar a otro silo, en el que se mezcla con agua, tras lo cual permanece al menos veinticuatro horas.

Desde ahí, por fin pasa al molino, en el que se muele el producto y, con ayuda del agua y de un motor, se obtiene la harina. En estas semanas, ante la falta de lluvias, el motor se antoja clave, ya que no entra la suficiente cantidad, proveniente del río de la miel, como para mover la rueda del molino. Pero este no es el final del proceso, ya que todavía tiene que pasar por un cernidor que sirve para filtrar todavía más la harina. Finalmente, la harina se almacena y se empaqueta, lista para el reparto

Harina empaquetada para ser distribuida Harina empaquetada para ser distribuida

Harina empaquetada para ser distribuida / Nacho Marín

La harina producida por Escalona llega a toda la provincia de Cádiz y, según indica su propietario, también tiene clientes en otros puntos de España como Madrid y Valencia. Indica que su harina también es popular entre hindúes, que utilizan su producto para realizar chapati, una especie de pan de origen indio.

Escalona se ve todavía con cuerda para seguir unos años más con su labor. El esfuerzo físico hoy no es el mismo que hace unos años, cuando no había tanta maquinaria, por lo que se ve con fuerzas para llevar las riendas del molino en el futuro más inmediato. "Mientras mantenga la salud estaré aquí", comenta. El tiempo dirá si en el futuro, los Escalona mantienen la tradición familiar de llevar el molino. 

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