Algeciras

Los fortines, un turismo en alza

Los fortines, un turismo en alza

Los fortines, un turismo en alza

Un mínimo de concienciación ciudadana y política ha calado sobre la consideración patrimonial de los fortines de hormigón. El Instituto de Estudios Campogibraltareños (IECG) ha sido uno de los grandes partícipes de que así sea. En Algeciras hay 68 fortines en pie, pero se calcula que podrían haber existido una docena más. El sistema defensivo del área del Estrecho lo componían más de 500 y ahora se mantienen casi 300.

El director del IECG, Ángel Sáez, entregó hace unos días al Ayuntamiento de Algeciras un informe, a petición de la administración local, donde hacía una radiografía de la situación actual de los fortines con el objetivo de utilizarlo como documento base para su conservación, difusión y protección. De los 68 fortines que data en Algeciras, puntualiza Sáez que algunos no es que se hayan perdido, sino que no han sido encontrados al estar sepultados por maleza, ya que los datos de localización geográfica son muy imprecisos.

El Ayuntamiento de Algeciras como administración no competente sobre la conservación de los fortines sí debe arbitrar los mecanismos para que el patrimonio se proteja y ha habido seguimiento por parte del arqueólogo municipal. La concejal de Cultura de Algeciras, Pilar Pintor, así lo explica recordando que no sólo hay interés por su conservación sino por su puesta en valor, como ejemplos está el Parque del Centenario: "Es un recurso patrimonial, pero también turístico que puede tener, ya no sólo el municipio, sino el entorno".

El Museo Municipal de Algeciras ha invitado a Sáez a que ofrezca una conferencia sobre los fortines, sobre lo que llevan trabajando desde hace años en el IECG. Avanza Pintor que la idea es, a partir del informe, articular reuniones con la delegación territorial competente para trabajar en su conservación y, especialmente, para evitar su destrucción, así como la posible puesta en valor. Organizarán, de la mano de Sáez, unas jornadas de concienciación a la ciudadanía en el primer trimestre de 2017 con expertos.

Pintor reconoce que a veces muchas personas no saben qué es un fortín ni su cronología, ni siquiera para qué se usaban. "Forman parte de nuestro paisaje y vemos ejemplos en los que se puede lograr crear centros de interpretación" y crear "espacios expositivos", señala Pintor que no olvida la importancia "geoestratégica" de la zona, lo cual podría convertirlo en un recurso turístico.

En 2006 Sáez junto a Pedro Gurriarán y Alfonso Escuadra hicieron una primera catalogación de los fortines del Estrecho por encargo de la delegación territorial de Cultura de la Junta. Para su sistematización usaron los dos únicos documentos de archivo conocidos que los recogen en su práctica totalidad, originarios del Regimiento Pavía-19 de del siglo XX.

CONSERVACIÓN

El IECG, para Sáez, puede hablar de "éxito parcial". "Hace pocos años estos fortines se tiraban cada vez que un constructor se topaba con uno", explica el director del IECG, apuntando a que existe un amplio conjunto patrimonial que no ha sido expresamente declarado como bien protegible. Desde la Ley de Patrimonio de 1985 el Gobierno dictaminó que estos elementos forman parte del patrimonio histórico y hay que protegerlos. Sin embargo tiene una "trampa", a juicio de Sáez, y es que mientras no sean catalogados "bien protegible" lo son sólo de manera genérica y no singular, entonces han sido "arrasados sistemáticamente".

En el informe recuerda Sáez que este sistema defensivo contemporáneo es, a priori, uno de los más numerosos y dispersos conjuntos monumentales del sur de España. El abandono, usurpación y destrucción ha hecho que desaparezcan paulatinamente. El investigador acentúa que la mayoría de estas estructuras de hormigón han llegado a la actualidad, en algunos casos, "en amenaza de ruina definitiva" no sólo por la erosión sino también por la deslizamiento del suelo que los cimenta.

Sáez califica de "urgente" una actuación que permite actualizar el estado para futuras intervenciones, cuya salvaguarda y puesta en valor pueda servir para completar la oferta turística y cultural, no sólo de Algeciras sino de la comarca, debido además a los espacios naturales protegidos que alberga el sistema. Un elemento característico de los fortines es su disposición costera. Los blindados localizados en terrenos militares han perdurado en buen estado, mientras que en las áreas de expansión de los núcleos urbanos han sido "arrasados sin consideración".

El caso de la Punta de San García, al ser una zona costera de titularidad pública, ha permitido su mantenimiento por las leyes que protegen de la urbanización de espacios litorales. Es esa la zona de la ciudad que mejores ejemplos de fortines ofrece en la actualidad con ocho en total. No han corrido la misma suerte los ubicados en espacios costeros de ámbito privado, aprovechados para edificar viviendas o muros de contención.

Algunos elementos están en gravísimo peligro de derrumbe, fundamentalmente los más pequeños -nido de ametralladora-. Algunos se están hundiendo literalmente, en la misma Punta de San García, en la cantera de Los Guijos o en la carretera al Faro. Y a ello se le une que no se ha hecho ningún tipo de intervención preventiva, mientras que en algunos se actúa de forma ignorante.

VALOR PATRIMONIAL

Su historia está tomando carta de naturaleza en las últimas décadas tras el menosprecio por motivos como escasa monumentabilidad, su material, nula ornamentación o su finalidad militar. El desarrollo de investigaciones y la proliferación de publicaciones sobre la historia de la arquitectura militar han influido poderosamente en este cambio de actitud. Su identificación con ejemplos de las fases finales de dicho proceso obliga a establecer paralelismos con otros productos de la creación humana que, concebidos con finalidad bélica, resultan incuestionables elementos patrimoniales como castillos, fortalezas y torres. En el informe se dan ejemplos como los fuertes de artillería costera como los de la Isla Verde, el de la Punta de San García o El Tolmo, eslabón previo a los fortines de hormigón de la década de 1940.

PUESTA EN VALOR

Como en tantos otros casos, Sáez apunta que la corriente de pensamiento en pro de su conservación ha tenido origen foráneo y ha ido penetrando lentamente en España hasta implantarse de manera reciente. Ejemplos europeos de enorme magnitud e influencia son los de la Línea Maginot, la Línea Sigfrido o la Muralla del Atlántico. Es un claro modelo de cómo la iniciativa popular puede promover la restauración, puesta en valor y conversión en incuestionable atractivo turístico de un conjunto defensivo. La asociación de amigos de la Línea Maginot se responsabilizó de la fortificación de Schoenenbourg en 1982, tras su abandono por el ejército francés en 1968. La evolución del número de visitantes a este complejo, cuyo recorrido se completa en dos horas y media, resulta bien significativa: de 6.000 personas en 1982 se alcanzaron en 2004 las 41.035 visitas, mientras que en el conjunto de las defensas de esta línea de Alsacia (región al este de Francia en la frontera entre Alemana y Suiza) se han alcanzado en un año más de 100.000 visitas, especialmente de foráneos.

Sáez lleva años recorriendo Europa buscando ejemplos. En cualquier país se localizan recursos que han sido aprovechados para explicar su historia y eso se convierte en un elemento de atractivo turístico de primer orden. Como ejemplo está el entorno de Normandía donde estos elementos tienen un gran aprovechamiento con finalidad turística que genera empleo y riqueza. "Es un valor en alza en Europa, hay cada vez más turismo cultural y el de sol y playa ha tocado techo".

El director del IECG no cree que sea necesaria una gran inversión económica para la puesta en valor de los fortines, sí en términos de consolidación de estructuras. Estos elementos y las torres de la costa, del siglo XVI, se caen. Aprovechó para denunciar que el elemento histórico más antiguo que se conserva en Algeciras, la torre del Fraile, "se está cayendo a cachos y no hacemos nada".

Un plan estratégico es vital porque hay mucho que vender y se está vendiendo muy poco, cree Sáez. "No hay sitio en el mundo que conjugue valores naturales, paisajísticos, climáticos, históricos, monumentales y además gastronómico", consideró que podría tener mucha repercusión en términos reales de creación de empleo.

No obstante, Sáez reconoció que aún queda por andar, en España son muy pocas las puestas en valor de este tipo de patrimonio, aunque piensan traer a Algeciras el conocimiento sobre qué cosas se realizan fuera de España. "Nosotros no hemos inventado nada, estamos en una línea muy amplia de ámbito, como mínimo europeo, que propone la recuperación de estos elementos que tiene que ser disfrutado y aprovechado por la ciudadanía".

HISTORIA DE LA MURALLA

Los fortines forman parte de la memoria histórica nacional y además tienen un enorme sentido de carácter sociopolítico porque se construyeron durante la II Segunda Mundial principalmente con mano de obra republicana represaliada por el régimen franquista. "Es un valor añadido en términos de memoria histórica", reconoce Sáez.

La conocida como Muralla del Estrecho tuvo su origen en la alerta emitida por el espionaje franquista en el Peñón acerca de los supuestos preparativos para un ataque franco-británico contra las costas del Campo de Gibraltar en abril de 1939, semanas después de acabar la Guerra Civil en España. Lo extraordinario no se limita al contenido de la información, completamente infundada e incoherente con las directrices de la política exterior de Londres y París, sino a su efecto a corto plazo. La advertencia obtuvo tan crédula acogida por Franco y su estado mayor que, de inmediato, se ordenó desde el Cuartel General establecer, con carácter de urgencia, un dispositivo defensivo en los accesos desde la colonia británica a La Línea.

Los fortines, en un primer momento, no tenían otro objetivo que asegurar la impermeabilización de las fronteras del territorio español. La Frontera Sur recorre unos 90 kilómetros desde el río Guadiaro a cabo Roche. El sistema defensivo consta de nidos de ametralladoras, casamatas para cañones anti-carro y observatorios o puestos de mando y prácticamente no existen refugios.

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