Instituto de Estudios Campogibraltareños

Tria 75 (I)

  • Tria 75 nació en Algeciras en 1974 y estuvo formado por tres amigos que decidieron llevar a cabo una “tournée” por las sierras gaditana y rondeña en busca de inspiración para una exposición colectiva

1974. Reunión festiva de pintores: Manolo Alcalde, Rafael Argelés, Pepe Roig, Ramón Puyol, Pepe García Jaén,  Helmut Siesser, A. López Canales y Felipe Gayubo.

1974. Reunión festiva de pintores: Manolo Alcalde, Rafael Argelés, Pepe Roig, Ramón Puyol, Pepe García Jaén, Helmut Siesser, A. López Canales y Felipe Gayubo.

El punto de partida para este hito en la plástica local tiene su antecedente en la Semana Santa de 1974 cuando José Luis García Jaén, Helmut Siesser y Antonio López Canales, decidieron buscar inspiración para una exposición colectiva en las serranías cercanas. El nombre surgiría al filo del nuevo año, eran tres y se iban a presentar en 1975, por tanto por qué no hacerlo bajo el paraguas de Tria 75.

En este momento nacieron tres de sus señas de identidad: el viaje ritual que marcaba el inicio de cada proyecto durante la Semana Santa correspondiente, el logotipo en el que se enlazaban un círculo y un triángulo equilátero, y debajo de él, en letras capitales, el nombre del grupo. La tercera fue la de su nomenclatura: (José Luis) García Jaén, (Antonio) López Canales y Helmut Siesser.

Sin irnos muy lejos en sus carreras plásticas, debemos remontarnos a 1971. En esa fecha Helmut Siesser y Antonio López Canales ya tenían un perfil consolidado, no así José Luis García Jaén, que a partir de ese año inicia su trayectoria pictórica, al ser seleccionado para la Primera Bienal Nacional de Pintura y Escultura de Málaga.

Al año siguiente haría su primera exposición individual en el Casino de la ciudad, se inauguraría el mural de Helmut Siesser en la actual Avenida Blas Infante, López Canales obtuvo la beca de la Diputación sevillana Diego Velázquez para pintar en Italia y llevó a cabo una exposición en el Casino.

En diciembre de ese año recaló en la ciudad, después de años sin apenas saberse de él, Rafael Argelés Escriche. Llegó a la ciudad de manos de José Riquelme y fueron ellos los que llevaron a cabo las gestiones con el Ayuntamiento y el Casino de Algeciras, junto al periodista Andrés Siles y los pintores Rafael García Valdivia, Felipe Gayubo y Pepe Roig, para que hubiera un reencuentro plástico entre paisanos y artista en enero de 1973.

Este reencuentro daría sus frutos y regresaría de nuevo en 1974, 1976 y 1977. Ese año lo cerraron los tres en noviembre en el Primer Salón de Pintura de Algeciras junto a Ramón Puyol Román, Rosi Alcina, Enrique Amo Bellotti, José Barroso Gil, Teresa de Castro, Genoveva García, Rafael García Valdivia, Felipe Gayubo, Luis Carlos Gutiérrez, José María Jiménez (Jiro), Maruchi Molinero, Manuel Reiné y José Roig, entre otros.

Pero el año clave fue 1974. Un año intenso en todos los sentidos. En el plano individual José Luis García Jaén, “Pepe Bazo”, fue galardonado con el premio del ayuntamiento hispalense en el Salón de Primavera, en el que también participaron Antonio López Canales y Teresa de Castro. Algo parecido sucedió en San Fernando, pero esta vez el galardonado fue Antonio López Canales.

El fruto estaba maduro y no tardó en cuajar la idea de organizar el grupo y la partida expedicionaria.

Se inicia el proyecto Tria 75

La suerte estaba echada y decidieron afrontar la Semana Santa de 1974 de un modo especial. Querían pintar juntos y se fueron en el Renault 4L de Helmut. En esta primera peregrinación por las serranías comarcanas buscaban captar la naturaleza, pintando “à plein air”, en palabras de Antonio López Canales.

De todos los lugares que recorrieron (Ubrique, Arcos de la Frontera, Zahara de la Sierra, Grazalema, El Gastor, Setenil, Villaluenga del Rosario, Olvera, Benaocaz, Atajate y Ronda), el que más les impresionó fue El Gastor. De él es la anécdota más conocida de esta fructífera gira a las sierras de los pueblos blancos.

Primera Exposición Grupo Tría, Algeciras 1975. Primera Exposición Grupo Tría, Algeciras 1975.

Primera Exposición Grupo Tría, Algeciras 1975. / Antonio López Canales

Llegaron a El Gastor temprano y pensaron en tomar un café. El pueblo estaba vacío, probablemente era muy temprano. Buscaron el establecimiento, llámese bar, entraron y lo mismo que en el pueblo, no había más que una persona.

Se inicia una conversación con objeto de conocer los lugares más atractivos con la única persona que había. Surge el motivo de nuestra visita que llama la atención de nuestro interlocutor. No parece creernos. Aparenta ser un cateto sin preparación ninguna. De cualquier forma continua nuestra conversación. Por último salimos y comenzamos a pintar.

Ante el hecho de comenzar a pintar nuestro cateto modifica su comportamiento. Comienza a hacernos preguntas que ya no son sin sentido. Pregunta dónde exponemos, de donde somos, qué técnica solemos emplear… La conversación se hace más concreta y con sentido. Conforme vamos pintando se muestra más entusiasmado.

La gente comienza a circular por el pueblo y él aprovecha la menor ocasión para hacernos propaganda, sobre todo desde que sabe que expondremos en Madrid y que probablemente llegarán a conocer el pueblo a través de nuestra pintura. El pueblo se anima y nuestro amigo continúa con su actitud fijando ahora los precios conforme vamos pintando, según su criterio.

El "cateto" era Manuel Roldán Piqueras, Veterín, el veterinario y corresponsal del periódico Sur de Málaga en El Gastor. Escribía y distribuía entre el vecindario El Guisote, unas hojas mecanografiadas que hacían las veces de diario local y en el que dejó escrita su reseña sobre la singladura de estos excursionistas, que si bien se dirigían a Olvera, decidieron detenerse en El Gastor durante dos días, al contemplar la hermosura de las impresionantes vistas que tenían ante sí. 

Esta experiencia se plasmó en las obras presentadas en el Casino el sábado 24 de mayo de 1975 a las 20:30, bajo el título Impresiones de un viaje por los pueblos de la serranía gaditana y rondeña.

Entre ellos nunca hubo un programa o una línea de trabajo definida. El objetivo podía coincidir, pero la forma de interpretarlo era absolutamente personal. Como novedad cabría reseñar que para García Jaén y López Canales fue su primera experiencia con la técnica del gouache.

Julián Martínez, crítico de arte, destacó de la obra de García Jaén su sentido del equilibrio y la armónica composición, de López Canales sus efectos lumínicos y la búsqueda de la “superrealidad” y de Helmut su impecable expresionismo.

Solían reunirse en la imprenta Bazo, regentada por García Jaén y en el bar Coruña, ambos en la calle Convento. Tuvieron tiempo para participar en una muestra colectiva en Jerez, otra en Sevilla, en el 2º Concurso Nacional de Pintura Cruz Herrera de La Línea de la Concepción, que ganó López Canales y en la que los otros dos integrantes del grupo consiguieron sendas menciones y en julio en San Fernando.

1975 fue, por tanto, un año intenso al que todavía le esperaba una exposición en Madrid. Para la ocasión el periodista José Vallecillo Ruiz reunió a García Jaén y López Canales, ya que no pudo ser con Helmut Siesser, para entablar una entrevista coloquio, que se publicaría en cuatro entregas en el Área, coincidiendo con la presentación de la exposición en la galería Grifé y Escoda de la capital madrileña en octubre.

José Luis García Jaén, Helmut Siesser y Antonio Canales. Exposición Décimo Aniversario Grupo Tria 75. Casino de Algeciras, 1985. José Luis García Jaén, Helmut Siesser y Antonio Canales. Exposición Décimo Aniversario Grupo Tria 75. Casino de Algeciras, 1985.

José Luis García Jaén, Helmut Siesser y Antonio Canales. Exposición Décimo Aniversario Grupo Tria 75. Casino de Algeciras, 1985. / AALC

De ella bástenos este fragmento sobre cómo encontraban cada uno su lugar para componer:

López Canales: "Cada uno se pone en el rincón que más le va para interpretar lo que tiene delante. […] No pretendemos copiarnos unos a otros ni siquiera elegir los mismos rincones, aunque si llegamos a un sitio y coincidimos en hacer un cuadro sobre tal o cual motivo, pues no voy a rechazarlo porque alguno de ellos haya escogido también aquel motivo".

García Jaén: porque sabemos que cada uno lo va a hacer de su forma concreta, peculiar. […] Hemos interpretado los tres el mismo paisaje y han salido tres cosas completamente distintas, tres versiones distintas".

López Canales pintaba frente a su caballete, Helmut arrodillado o sentado y García Jaén, preferiblemente, sentado. García Jaén prefería quedarse a las afueras de los pueblos mientras Helmut y López Canales se adentraban en ellos.

¿Cómo definían la pintura del otro y la propia? López Canales diría de Helmut que “es un seguidor de la pintura expresionista”, de García Jaén que “tiende hacia lo abstracto, que es el más abstracto de los tres, porque sabe simplificar al máximo el figurativismo de los paisajes”, y de él mismo que es “un pintor de esos pueblos blancos de Andalucía y de nuestra comarca que se van perdiendo”.

García Jaén puntualizaba sobre Helmut que “empezó siendo abstracto, ya que su principal maestro fue Baumeister”, de López Canales “que es el pintor de la luz de nuestros pueblos andaluces” y de él que es el menos andaluz porque “le entusiasmó el paisaje de la meseta castellana […] He interpretado no sólo el mismo paisaje castellano, sino el andaluz, que tiene mucho paisaje de Castilla, aunque no lo parezca”.

Para él “el pintor tiene que renovarse, tiene que cambiar, tiene que variar y posiblemente el permanecer quieto, estático, no me gustaría”.

De los tres, López Canales y Helmut Siesser tenían una formación académica, el primero se formó en la facultad sevillana de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría y Helmut en la facultad correspondiente de Stuttgart.

García Jaén pasó a la profesionalidad desde el amateurismo, pero con una influencia decisiva, la de la escuela vallecana, con la que tomó contacto cuando estudiaba en Madrid en la Escuela de Ingenieros de Caminos, allá por los años 40, aunque reconocía que la vena pictórica le venía en parte por las inquietudes de su padre, que fue compañero de Cruz Herrera.

De los tres, el único que vivió de la pintura fue Helmut Siesser. López Canales era catedrático de dibujo en el instituto Kusaal de Algeciras y García Jaén regentaba la imprenta Bazo.

Para él Helmut era “un pintor con un conocimiento enorme de la composición tanto de la forma como del color y con una capacidad de trabajo extraordinaria”, y sin duda “desde luego hay que reconocerle a Helmut el mérito indiscutible, no valorado en su exacta medida, de haber sido capaz de vivir durante más de veinte años en Algeciras, exclusivamente de la pintura”.

A colación surgió la polémica sobre la pintura que se consumía en los hogares y que para ellos se concreta en “los cuadros de tresillo”. García Jaén apostillaba: “se ha dado el caso, se da, de que en una galería de Algeciras muy recientemente, una persona, después de haber sido montada la exposición original de un pintor, alabó muchísimo la obra, pero preguntó al director de la misma: “Todo está muy bien, pero por favor, ¿tendría usted un cuadro de salón?”.

Pinturas de paisajes de José Luis García Jaén, Helmut Siesser y Antonio López Canales. Exposición CajaSur, Algeciras, 1985. Pinturas de paisajes de José Luis García Jaén, Helmut Siesser y Antonio López Canales. Exposición CajaSur, Algeciras, 1985.

Pinturas de paisajes de José Luis García Jaén, Helmut Siesser y Antonio López Canales. Exposición CajaSur, Algeciras, 1985. / AALC

Con la exposición de Madrid no solo buscaban un reconocimiento más allá del terruño, también una extensión de su dimensión comercial, como reconoce López Canales: “Repito una frase que no es mía: que el mejor homenaje que se le puede hacer a un pintor es comprarle un cuadro. Si la crítica es buena, la impresión del público es buenísima, si la inauguración resulta un éxito y sin embargo no se ha vendido al final un solo cuadro, es que hay mucha hipocresía en esa inauguración”.

A lo largo de los setenta se estaba modificando la propia fisonomía de Algeciras. Se estaba gestando cierto aumento de la riqueza y con ello estaban aumentando las ventas de nuestros artistas. García Jaén lo expuso claramente: “Si hay Desarrollo, hay pintura, y hay venta; y si hay más desarrollo, hay más pintura, y hay más venta”.

Les tocó vivir una época en la que el país comenzaba a sufrir el envite de una incipiente, pero implacable transformación urbanística. García Jaén lo vio de la siguiente manera:

"Nosotros no estamos en contra del desarrollo pero, por favor, que el desarrollo lleve consigo una purificación de lo que resulte conservable para el medio ambiente. Es en Algeciras que, desgraciadamente, estamos convirtiendo en un paralelepípedo. […] No se puede consentir, y en esto sí estamos totalmente en contra, el que un pueblo blanco y limpio tenga en el sitio principal una mole paralelepipédica pero de color amarillo. ¿Por qué consienten eso? Se puede hacer un edificio moderno que esté en armonía con el resto del contorno".

Y cómo no, en un diálogo sobre arte no podía faltar una digresión sobre el arte contemporáneo. Sin entrar en polémicas, López Canales, desde una perspectiva evolutiva, dirá:

"Pienso que, como en la persona que se dedica a la enseñanza, se puede establecer una relación con la propia evolución del niño. El niño cuando comienza a pintar es abstracto totalmente por naturaleza, y hay que dejarlo que siga siendo abstracto. Poco a poco ese abstracto va pasando a un estilo figurativo, porque quiere concretar el medio en que vive de una forma más aprehensible. Entonces, llega a adulto haciendo este figurativismo y pretende pasar nuevamente a la idealización de su pintura tendiendo al abstracto por sintetización".

Continúa diciendo: "Podemos decir que esto es a modo de una trayectoria que comienza en el ser. La máxima síntesis de un paisaje o de cualquier clase de cuadro tiene que terminar en el abstracto. En muchísimos cuadros, muy importantes, de pintores tradicionales, hay trozos que pertenecen al terreno figurativo pero que son verdaderas abstracciones.

Ese año tuvo lugar otro acontecimiento del mayor interés para la historia local, abrió sus puertas la galería Carteia el 2 de octubre de 1975, la primera privada, gracias a la iniciativa de Rafael García Valdivia en la plaza de San Isidro, con una exposición dedicada a la obra del que fuera uno de los grandes renovadores de la plástica nacional en los años treinta, Ramón Puyol Román.

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