La precisión de un cirujano a 150 metros de altura. Las labores de desmontaje de las tres grúas de la terminal de contenedores de APM Terminals Algeciras que fueron apartadas del servicio en noviembre de 2017 ya están en marcha.
Avanzan poco a poco, anteponiendo la seguridad al ritmo, pero desde la cercana playa de El Rinconcillo los bañistas se entretienen en buscar las diferencias entre la grúa 21, la primera que ha comenzado a ser desmantelada, y el resto. De hecho, la parte superior de la pluma ya es historia. Apenas hace falta un vistazo para percatarse.
Tras varios años de servicio continuado en un puerto donde pocas máquinas tienen respiro, a las tres grúas le fueron detectadas unas microfisuras no reparables y fueron trasladadas en abril de 2018 al muelle norte de la terminal, donde permanecen desde entonces. Los daños no suponían un riesgo laboral, pero su reparación resultaba antieconómica.
"Cada una de las tres grúas pesa 1.900 toneladas, aproximadamente. Vamos a achatarrarlas una a una. Para ello se hace un despiece, con el fin de que las labores sean lo más seguras posible. Empezamos por la pluma", explica Miriam Mateo, la coordinadora del proyecto de achatarramiento emprendido por APM Terminals para desmantelar las tres portainers de la marca argentina Impsa.
Desde principios de mes, dos grúas de gran tonelaje se encargan de realizar la operación en altura. Estos días, a unos 150 metros de altura por ocuparse de la parte superior de la pluma. Una de las grúas, de 700 toneladas, porta una cabina con dos trabajadores que minuciosamente trocean una parte del mástil mientras la grúa de celosía auxiliar sujeta el trozo que luego es descendido hasta la terminal. Allí se rompe en piezas más pequeñas para ser sacadas en camiones para su reciclaje. Y vuelta a empezar. Harán falta unos 400 camiones para sacar todo el material de estos tres gigantes de metal.
Desmontaje de las grúas de APM Terminals Algeciras
"Hemos llegado a sacar piezas de 14 toneladas, aunque dependemos mucho de la meteorología. Empezamos en junio y en condiciones óptimas estimamos un mes por grúa, pero depende mucho del viento", precisa la responsable de APM Terminals.
El trozo cortado este martes, de unos dos metros de lado, contaba además con unos carretes con cables de acero que hacían más compleja la labor. En total, unas ocho toneladas de material fueron cortados en apenas unas horas y descendidos en unos 40 minutos.
Las grúas de desmontaje cuentan con su propio anemómetro para medir continuamente la velocidad del viento. Algo especialmente necesario en una zona donde combaten fuertes ráfagas que pueden desestabilizar las tareas. El límite del viento para trabajar con seguridad es de 6 metros por segundo, equivalente a 21,6 kilómetros por hora. Es una velocidad que se alcanza fácilmente en un día de levante, por lo que las tareas se ejecutan con precisión y sin prisas, deteniéndose cuando resulta necesario.
De las portainers se recuperará una reductora de gantry que será donada a la Escuela Politécnica Superior de Algeciras. Se trata del motor que se encarga del desplazamiento horizontal de una de las grúas y se librará de la chatarra para poder instruir a ingenieros y contar con una segunda vida. La fundición espera al resto del material.
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