Algeciras

Màxim Huerta dura siete días

  • El ministro de Cultura dimite y se marcha con acusaciones y críticas a la "jauría" y sostiene que el origen de su fraude fiscal era practicado por todos los profesionales

Todo buen Gobierno se pule con alguna dimisión, pero la del ministro de Cultura, Màxim Huerta (Utiel, Valencia, 1971), ha sido tan temprana que arroja dudas sobre el buen criterio del presidente Pedro Sánchez para confeccionar equipos. La formación del Gobierno más alabado desde los primeros de Felipe González ha quedado en cuestión con la dimisión de este ministro de Cultura, estrella de la televisión, que defraudó a Hacienda durante los años 2006, 2007 y 2008.

En su rueda de prensa de dimisión, fue elegante en las formas, pero el fondo fue el de un hombre dolido con casi todos. Màxim Huerta ha culpado, sin citarlo, al anterior ministro de Hacienda por abrir investigaciones "retroactivas" contra supuestas personas molestas; "caza de brujas", según él; atacó a la "jauría" que le ha criticado en estas primeras horas e, incluso, culpó a quienes "demonizan" los programas populares de televisión. Según el ex ministro, todos los profesionales en su misma situación actuaban del mismo modo.

Sánchez aceptó por la mañana que no dimitiese, por la tarde ya era insostenible

"Acepté un compromiso más importante que mi vida profesional (…), sabedor de que venía de un medio que todos demonizan", dijo en el momento de su dimisión, en relación a su paso por la televisión. El ya ex ministro aseguró, desde la sede del Ministerio, que él había hecho "lo común" en la profesión. "Pagué al fisco, pero convencido de mi inocencia y recurrí, no fue una condena por fraude, sino una multa que pagué tras recurrir ante el tribunal", señaló. "He pagado dos veces", sentenció. "Me voy porque amo a la cultura más que nada", añadió.

Màxim Huerta presentó la dimisión durante la tarde de ayer, después de que buena parte del PSOE, de sus diputados y de la oposición cuestionase su seguimiento en el Ejecutivo. Ha durado tan sólo siete días en el cargo, ha sido el ministro de recorrido más breve del periodo democrático. Tan fugaz que no le ha dado tiempo ni a nombrar a los secretarios de Estado. Aunque al principio de la mañana recibió el apoyo del presidente Sánchez, la carga era demasiado evidente desde esas horas. El socialista es jefe del Ejecutivo gracias a una moción de censura por la que se derribó a un Gobierno a causa de una sentencia por corrupción. No podía permitir ni una sombra de duda sobre un presidente que ha sido elegido para normalizar el país después de la sentencia del caso Gürtel.

Màxim Huerta fue condenado por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid hace sólo un año a pagar 366.000 euros a Hacienda como consecuencia de una revisión de sus declaraciones de 2006, 2007 y 2008. Hacienda entendió que quien era entonces uno de los presentadores del programa televisivo de Ana Rosa Quintana había defraudado al fisco al deducir gastos injustificables a la sociedad limitada por el que cobraba de la productora. Entre esos gastos, recogió el mantenimiento de un apartamento en la costa. Ingresó 798.521 euros, pero sólo pagó 21.860 euros. Después de una investigación, Hacienda ordenó el pago, pero Huerta acudió al tribunal que le terminó condenando.

Su llegada al Consejo de Ministros había sido cuestionada por el mundo de la cultura, así como por los destacados socialistas, ya que no vieron su perfil adecuado. Aunque también ha publicado varios libros y fue ganador del Premio Primavera, su currículum profesional está ligado a programas televisivos de corte popular. No parecía el mejor referente para el rescate del Ministerio de Cultura, que durante los gobiernos de Mariano Rajoy estuvo ligado también al de Educación.

El presidente del Gobierno y el ministro de Cultura maduraron de forma conjunta la decisión sobre el cese de Huerta en varias conversaciones a lo largo del día. Según el entorno del presidente, la difusión de una entrevista de Pedro Sánchez en televisión, en la que se comprometía a echar a cualquier miembro de su equipo que se descubriera que hubiera creado una sociedad con ese fin, no influyó en la renuncia de Huerta.

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