7.000 números

El asesinato del niño Joselito en un cuarto de baño conmocionó a toda una ciudad

  • El crimen tuvo como origen una nimia discusión por cinco duros en el salón recreativo que había en los bajos del edificio Plaza Alta. El menor de 10 años presentaba síntomas de asfixia por estrangulamiento

El asesinato del niño de diez años José Moreno Ruiz, conocido por sus familiares y amigos como Joselito, fue uno de los sucesos que más conmovió a Algeciras en las dos últimas décadas. Todo empezó el 31 de agosto de 1999 cuando el joven no aparecía por su casa de la calle Mónaco, en San José Artesano, sumiendo en la preocupación a sus padres.

Las labores de búsqueda terminaron dos días después con un resultado macabro: Joselito había sido encontrado sin vida en un cuarto de baño de la segunda planata del edificio Plaza Alta. Lo encontró una limpiadora. “Murió poco después de desaparecer”, concluyó el forense Ernesto de Andrés.

Presentaba claros síntomas de asfixia por estrangulamiento y, según se dijo en su día y se desmintió después, también de haber sido violado. Ira, rabia, dolor, incomprensión... Todo se mezcló entre los familiares y amigos del pequeño, que no acertaban a encontrar motivos para explicar por qué, de la noche a la mañana, se habían quedado sin él.

Mientras se multiplicaban las voces que reclamaban justicia y se lanzaban a la calle todo tipo de rumores, casi siempre inciertos, los efectivos de la Policía Nacional en Algeciras, entonces al mando del comisario Florentino Villabona, empezaron a trabajar.

No fue fácil. Había muchas pistas y la presión fue aumentando conforme pasaban los meses. Los policías terminaron por llegar a unas conclusiones y, el 20 de septiembre de 2000, es decir, más de un año después de cometerse el crimen, procedieron a la detenciones de J. G. G. y J. C. R. El primero tenía 17 años en el momento del asesinato y el segundo, 15. Según se determinó, el crimen tuvo como origen una absurda discusión por cinco duros en el salón recreativo que había en los bajos del edificio Plaza Alta.

condenas

Los dos detenidos, vecinos de la víctima, pasaron a disposición de la Fiscalía de Menores, pero sólo J. G. G. ingresó en prisión. A su cómplice le dejaron en libertad provisional por falta de pruebas. J. G. G. pasó seis meses en el centro de menores La Jara, en la localidad sevillana de Alcalá de Guadaira. En aplicación de la Ley del Menor, sólo permaneció allí seis meses. El 20 de marzo de este año quedó en libertad a la espera de juicio y regresó a su casa, a dos palmos de los padres de Joselito y a otros tantos de J. C. R.

J. G. G. fue recluido en primera instancia en la antigua cárcel de La Piñera, ahora transformado en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), y después pasó por las prisiones de El Puerto de Santa María y Botafuegos, para trasladarse posteriormente al centro de internamiento de menores de Alcalá.

“Mi hijo firmó la confesión y por eso fue a la cárcel, pero puede ir con la cabeza muy alta, porque no ha hecho nada. Fue el otro”, señaló la madre de J. G. G., que tenía muy claro que aunque su pena nunca podría ser equiparable a la de quien pierde un hijo, se pasó seis meses sin poder ver a su hijo por un crimen que, según ella, no cometió.

J. C. R. no llegó a entrar en prisión, puesto que la Policía no vio en él al autor material del crimen, sino sólo al encubridor. Estando en libertad, se le implicó posteriormente en otro delito. El 12 de febrero de 2002, el Juzgado de Menores condenó a J. G. G. a cinco años de reclusión en un centro de menores y tres de libertad vigilada, y a dos de libertad vigilada para J. C. R. Los dos reconocieron su participación en el homicidio.

El caso Joselito levantó un gran revuelo popular que culminó en una gran manifestación organizada por vecinos de San José Artesano. Se sumaron todas las instituciones de la ciudad, incluso algunas foráneas como fue la ONGmalagueña Paz en el Mundo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios